De Babel a Pentecostés

En el imaginario occidental, la diversidad de lenguas viene asociada con un castigo divino. El episodio veterotestamentario de la torre de Babel (Gn 2, 1-9) ha construido el mito de la pérdida de una lengua originaria común a toda la humanidad y de la multiplicidad de lenguas como sinónimo de dispersión y confusión. 

En el milagro de Pentecostés, en el Nuevo Testamento, en cambio, la diferenciación de las lenguas se interpreta en términos de redención y gracia: el espíritu, sin restituir la lengua primordial perdida, garantiza la comprensión inmediata a partir de diferentes lenguas. No se restablece la unidad lingüística sino la unidad espiritual. 

Las dos imágenes bíblicas nos sitúan ante la necesaria tarea de traducción a fin de que los pueblos de la tierra se puedan entender. Entre el silencio que apunta a la inefabilidad de la experiencia espiritual y la palabra en torno a la cual se han ido articulando las diferentes tradiciones religiosas, la traducción se presenta como un puente para facilitar el diálogo intercultura.

The story of Babel is a myth of diversification; the story of Jerusalem [the miracle of Pentecost] is a myth not of unity (which is not to be restored) but of universalization as it is to be achieved through the languages and the course of history. 

Aleida Assmann