El interés de Xavier Amatriain (Barcelona, 1973) por la tecnología y la inteligencia artificial (IA) y su capacidad para resolver problemas complejos lo han llevado a convertirse en un reconocido ingeniero de telecomunicaciones y experto en IA, que ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional en Silicon Valley (EE.UU.). Actualmente, es vicepresidente de producto y de estrategia en IA en Google.

Anteriormente, Amatrian había trabajado en Netflix, donde ideó su sistema de algoritmos de recomendación, y en Linkedin, para desarrollar estrategias vinculadas a la IA generativa, además de cofundar Curai Health, que aplica la IA a la asistencia sanitaria. Su trabajo siempre ha estado motivado por la creencia en los beneficios prácticos de la tecnología para la sociedad y cuenta con una sólida base de investigación, con contribuciones en más de  cien publicaciones científicas.

El próximo 21 de mayo, volverá a la universidad en la que se doctoró en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en el año 2005, la UPF. Presentará una ponencia durante el acto de celebración de los 25 años de sus estudios de Ingeniería, por cuyo motivo le hemos hecho esta entrevista.

Próximamente, asistirá al acto del 25º aniversario de la Escuela y del Departamento de Ingeniería de la UPF. Usted estudió su doctorado en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones entre 1999 y 2005. Desde entonces, ¿cuáles cree que han sido los principales avances en estos campos?

La tecnología evoluciona de forma exponencial. Esto significa que, en los últimos 10 años, ha evolucionado tanto como en los 100 años anteriores. Aunque esto puede parecer una exageración, pensad que, cuando yo empecé mi doctorado, Google y Netflix, dos de las empresas en las que he trabajado y que ahora forman parte de nuestro día a día, acababan de nacer el año anterior y no eran ni siquiera conocidas en España.

Las tecnologías de la información en general e internet en particular han transformado nuestra sociedad. Y, más recientemente, hemos entrado en la era de la inteligencia artificial, que representará una revolución aún mayor.

Actualmente, está al frente del equipo de Google de inteligencia artificial y machine learning. Uno de sus principales campos de interés es investigar la capacidad de la inteligencia artificial (IA) para resolver problemas complejos. ¿Podría poner ejemplos de problemas complejos que las herramientas de inteligencia artificial pueden ya resolver a día de hoy?

Existen muchos ejemplos sobre cómo la IA puede resolver problemas complejos mejor que los propios humanos. En Curai Health, la start-up que yo cofundé, ya demostramos hace unos años que la IA puede realizar diagnósticos médicos con mejor fiabilidad que los médicos humanos. Pero la IA, a día de hoy, puede llegar mucho más allá. Otro ejemplo es el de Alpha Fold, una aplicación de IA para la investigación científica, con la que Google Deepmind en 4 años consiguió solucionar el problema científico de predecir la estructura de las proteínas. Este problema se había considerado prácticamente imposible de resolver para los científicos expertos en el tema hasta aquel momento.

La IA conducirá a descubrimientos científicos que aceleraran los avances médicos de forma radical en los próximos años

¿Y de qué manera la inteligencia artificial puede ayudar a mejorar el acceso a los servicios sanitarios por parte de la ciudadanía?

La IA puede ayudar al sector sanitario de muchas maneras, pero, en general, clasificaría estas mejoras en tres categorías. En primer lugar, puede ayudar a tomar mejores decisiones y a minimizar los errores médicos. Hay que tener en cuenta que, en los EE.UU., se estima que los errores diagnósticos causan casi 400.000 muertos al año. En segundo lugar, puede comportar mucha más eficiencia, que supondrá servicios más rápidos y una reducción de costes. En tercer lugar, la IA conducirá a descubrimientos científicos que acelerarán los avances médicos de forma radical en los próximos años.

También creó el sistema de algoritmos de recomendación de Netflix. Desde su punto de vista, ¿cómo han evolucionado los algoritmos de recomendación durante los últimos años para adecuar cada vez más sus sugerencias a las preferencias de cada usuario? y ¿qué retos hay que afrontar todavía de cara al futuro, también desde el punto de vista de la ética o de los sesgos?

Cuando llegué a Netflix, no había ningún algoritmo para los productos que usara machine learning o IA. A día de hoy, los avances de la IA han contribuido directamente a los algoritmos de recomendación, que son mucho más precisos y potentes que los que teníamos entonces. Sigue habiendo muchos retos y muchos de ellos están relacionados con la privacidad y los sesgos. Para conseguir ser más potentes, estos algoritmos necesitan muchos datos. Estos datos son extraídos de la actividad de los usuarios, con el riesgo que esto comporta, y hay que tener en cuenta que existen grandes colecciones de datos, que tienen muchos sesgos históricos. Pero, en mi opinión, estos no son los riesgos más importantes. El más importante es la capacidad que tienen estos algoritmos de modificar el comportamiento de la sociedad.

Quizás por primera vez en la historia, los usuarios ven la IA como algo que «pueden tocar»

En Linkedin, también ha trabajado en el desarrollo de estrategias vinculadas a la inteligencia artificial generativa. Esta vertiente de la IA es la que ha generado más debate público, a partir del surgimiento de herramientas como el ChatGPT. ¿Cuáles son los principales potenciales y riesgos de la IA generativa en la actualidad y en un futuro cercano?

Esta vertiente ha generado mucho de debate porque representa una revolución en cuanto a las capacidades de la IA, sobre todo de cara a las aplicaciones que ven en ella los usuarios. Quizás por primera vez en la historia, los usuarios ven la IA como algo que «pueden tocar». Además, muchos se han sorprendido por el hecho de que este tipo de IA parece haber llegado con cierta dosis de creatividad y capacidad intelectual. Es decir, es muy diferente de la IA que esperábamos, aquella que nos ayudaría a tener coches autónomos o robots que cocinasen para nosotros. Como cualquier tecnología de gran potencial, viene acompañada de grandes riesgos. El mayor, desde mi punto de vista, es que dejemos su desarrollo en manos de actores que tengan fines y valores negativos, como, por ejemplo, grupos terroristas o países con gobiernos dictatoriales o extremistas.

Las empresas y organizaciones que no se adapten a la IA serán tan ineficientes que serán sustituidas por otras nuevas

¿Cómo considera que las empresas y organizaciones pueden aprovechar el potencial de la IA para mejorar la eficiencia de sus prácticas y procedimientos o para promover la innovación?

Las empresas y organizaciones a día de hoy tienen que replantearse absolutamente todos los procesos y prácticas para adaptarlos a la nueva realidad de la IA. De igual modo que ahora nadie pensaría en trabajar sin Internet, dentro de poco será impensable que se pueda trabajar sin inteligencia artificial. Las empresas y organizaciones que no se adapten a la IA serán tan ineficientes que serán sustituidas por otras nuevas. Por ejemplo, los programadores informáticos que utilicen IA serán como mínimo cien veces más eficientes que los que no lo hagan.

Por su experiencia también como docente, ¿considera que las universidades deberán adaptar sus métodos de docencia e investigación a la era de la inteligencia artificial?

Totalmente; de hecho, la mayoría creo que ya lo están haciendo, o al menos lo están considerando. En un primer momento, se pasó por la reacción esperada de intentar prohibir su uso. Me recordó el momento en que yo estaba en la universidad y no se dejaba utilizar Wikipedia como fuente de información. Pero creo que ahora ya está bastante claro para todo el mundo que esta tecnología revolucionaria está para quedarse y se tiene que aprovechar. Yo ya he tenido conversaciones con profesores universitarios en los EE.UU. que no solo aceptan, sino que exigen que sus alumnos utilicen IA y esperan que la entrega del trabajo incluya un informe detallado de cómo la han utilizado.

Para acabar, ¿qué es lo que le llevó inicialmente a dedicarse al campo de la ingeniería y qué es lo que le sigue motivando a día de hoy a trabajar en proyectos punteros en este campo?

Siempre me ha gustado aprender. Trabajar en proyectos punteros y tecnologías nuevas me permite ganarme la vida mientras sigo aprendiendo cada día. Por otro lado, como soy una persona optimista, creo en el valor de la ciencia y la tecnología para ir mejorando el mundo. Nadie puede negar que, a día de hoy, vivimos mucho mejor que en el pasado. Creo que eso es en gran parte debido a los avances científicos y tecnológicos, y me gusta pensar que yo personalmente he contribuido a ello aunque sea mínimamente.

Necesitamos (...) más diversidad de personas que nos ayuden a diseñar tecnologías para todos y a evitar posibles sesgos derivados de la falta de diversidad de los tecnólogos

¿Por qué y cómo animaría a las personas jóvenes, y particularmente a las mujeres que tradicionalmente han sido minoría en este campo, a estudiar ingeniería y desarrollar su carrera profesional en este sector?

Es muy importante que logremos animar a las mujeres y a las minorías a adentrarse en estudios y campos tecnológicos. La tecnología es el futuro y necesitamos, no solo más gente trabajando en ello, sino también más diversidad de gente que nos ayude a diseñar tecnologías para todos y a evitar posibles sesgos derivados de la falta de diversidad de los tecnólogos. De hecho, unos cuantos líderes tecnológicos catalanes hemos puesto en marcha una ONG llamada Friquifund, precisamente con la idea de facilitar la educación en tecnología para minorías en riesgo. Tenemos que lograr que la tecnología sea una herramienta que disminuya las desigualdades y aumente las oportunidades para todos, pero eso requiere trabajo y acciones en esa dirección.