Els nostres alumni
8. Nuestros alumni
Didac Fàbregas: "Los datos son importantes, pero el objetivo final es ofrecer mejores servicios públicos a los ciudadanos"
Nombre y apellidos: Didac Fàbregas Badosa
Lugar y año de nacimiento: Roses (Girona), 1994
Cargo: responsable de marcos de datos y estándares (Data Frameworks and Standards Lead) en la Dirección Central Digital and Data Office (CDDO) del gobierno británico
Formación: grado en Ciencias Políticas y de la Administración (Universidad Pompeu Fabra), máster en Análisis Política y Electoral (Instituto Carlos III Juan March) y máster en Ciencias Sociales de Internet (Universidad de Oxford)
Didac Fàbregas, miembro de la promoción 2012-2016 del grado en Ciencias Políticas y de la Administración de la UPF, lleva cinco años viviendo en Reino Unido, hacia donde se desplazó para estudiar el máster en Ciencias Sociales de Internet de la Universidad de Oxford.
Actualmente trabaja en la División de Gobernanza de Datos, dentro de la Dirección de Estrategia de Datos y Estándares, en la Central Digital and Data Office (CDDO) del gobierno británico, a la que ha llegado siguiendo la estela de las smart cities y los sitios conectados, un hilo conductor que une su trayectoria académica y profesional.
Dentro de la CDDO, su labor está relacionada con la estrategia y la gobernanza de datos desde una perspectiva interna, a partir de la transformación de su uso, con el objetivo final de mejorar el funcionamiento del gobierno y la provisión de los servicios públicos.
* Didac Fàbregas en esta entrevista responde y manifiesta su opinión desde el punto de vista personal, y no en representación del gobierno británico
¿Qué implica trabajar en la Dirección de Estrategia y Gobernanza de Datos en la Central Digital and Data Office (CDDO) del gobierno británico?
Lo que implica es que mi trabajo está basado en la implementación de la Estrategia Nacional de Datos, conocida como la National Data Strategy, que fue publicada en 2019. Su principal objetivo es desbloquear el potencial de los datos en el Reino Unido. Más concretamente, trabajo en los pilares que miran los datos desde una perspectiva interna. La Estrategia Nacional de Datos tiene cinco misiones distintas: yo me centro más en la misión número tres, que consiste en transformar el uso de los datos en el gobierno y en mejorar los datos para la provisión de los servicios públicos.
Estoy centrado en la misión número tres, que consiste en transformar a los padres en gobierno y mejorar a los padres para la prestación de servicios públicos
Mi trabajo consiste en asegurar que existen los marcos y los estándares técnicos de datos necesarios para que todo esto funcione, desde la implementación de un modelo de gobernanza de datos para el gobierno, hasta especificaciones técnicas sobre cómo compartir estos datos entre diferentes departamentos. Y esto sólo es una parte de la Estrategia Nacional de Datos: hay otras cuatro misiones o pilares que también tratan de desbloquear el potencial de los datos, pero de cara a la economía y con una perspectiva más exterior.
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¿Qué funciones tiene encomendadas la CDDO? ¿Existe alguna oficina equivalente en Cataluña o en España? ¿Trabajáis de forma coordinada con el resto de países de Europa?
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La CDDO lidera básicamente la función digital, tecnológica y de datos para el gobierno británico; es decir, la transformación de la forma en que el gobierno utiliza las herramientas digitales, las nuevas tecnologías y los datos. Esto abarca temas que van desde la inteligencia artificial, incluida la inteligencia artificial generativa, hasta un mejor uso de los datos para la provisión de los servicios públicos. En cuanto a oficinas similares, no soy consciente de que en España las haya. En Cataluña, lo más parecido que existe es el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI).
Cuando hablamos de políticas digitales y tecnológicas, existen dos vertientes o dos perspectivas diferentes. La primera es la que mira todas estas políticas públicas de cara al mundo exterior, la economía, los ciudadanos y las empresas, y después está la perspectiva más interna, que mira más en relación a los organismos públicos. Si hablamos de la primera, a nivel europeo sí se trabaja mucho en coordinación con otros países. Pero en lo que se refiere a esta política más interna, de cara al gobierno, es una responsabilidad mucho más focalizada dentro de cada estado, porque cada gobierno y cada estructura son completamente diferentes.
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¿Cuál ha sido la trayectoria académica que te ha llevado hasta aquí, y además viniendo de un grado como es el de Ciencias Políticas y de la Administración?
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Creo que he tenido bastante suerte, porque desde pequeño sabía que quería estudiar ciencias políticas, y quería hacerlo en la Pompeu. Lo recuerdo perfectamente, con conversaciones, rellenando los formularios de las PAU y las primeras y las segundas opciones... Pero más allá de mi interés por la política y por las políticas públicas, siempre he sido muy curioso respecto a las nuevas tecnologías, los ordenadores, el mundo digital, y toda la esfera digital en general. Esto es como la base, pero el punto decisivo fueron las prácticas que hice durante la carrera: toqué un poco el tema de las smart cities y las políticas públicas, y este hecho, después, me motivó a realizar mi trabajo de fin de grado (TFG) en la UPF sobre smart cities, que me abrió un nuevo mundo.
Llegar hasta aquí muestra las motivaciones que me han ido guiando. Cuando pasé por Pompeu me di cuenta de que el matrimonio entre políticas públicas y nuevas tecnologías era inexistente. Durante los años 2012, 2013, 2014… ya se hablaba de inclusión digital; pero poco más. Académicamente, después de mi paso por la Pompeu, decidí que quería entender un poco más los aspectos técnicos de las nuevas tecnologías, y fui a Madrid a realizar un máster, en el que había bastante estadística, y también empecé a adentrarme en la programación. Pero, cuando terminé, me di cuenta de que todavía me faltaba un poco más: descubrí que en la Universidad de Oxford ofrecían el máster en Ciencias Sociales de Internet, y en ese momento supe que aquello era lo que siempre había querido estudiar. Sólo había un sitio en el mundo que ofrecía este máster, y me lancé a la piscina. Y creo que aquí empieza a verse una dinámica: el trabajo de fin de máster que escribí en Oxford también trataba sobre smart cities y economías digitales: era intentar perseguir lo que empecé a desarrollar años atrás en la Pompeu.
Cuando pasé por la Pompeu me di cuenta de que el matrimonio entre políticas públicas y nuevas tecnologías era inexistente
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Y en el campo profesional, ¿qué recorrido has realizado?
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Para mí ha sido bastante decisivo, aparte de mi trayectoria académica, que siempre he valorado mucho la experiencia profesional. Desde prácticas no remuneradas a trabajos de verano que me han ayudado a pagarme los estudios. Aunque siempre me han gustado y me han interesado mucho las políticas públicas digitales, desde una perspectiva más teórica y académica, el mundo no funciona así y siempre he intentado encontrar trabajos y prácticas más o menos relacionadas con este ámbito, o al menos, que me permitieran aprender competencias transferibles que después pudiera aplicar: las prácticas de la carrera, después pasé por Bruselas para realizar unas prácticas en una organización sin ánimo de lucro, más tarde hice las prácticas en una empresa metroscópica en Madrid...
Creo que un mix entre mi carrera académica y muchas experiencias distintas, sector público, sector privado, tercer sector y academia me han dado una perspectiva más completa de los temas y ha hecho que desarrolle mucho más el interés por las cosas
Todo esto me permitió acabar trabajando en proyectos de investigación relacionados con la Comisión Europea, sobre temas de políticas digitales e inclusión social. Y no sólo eso: durante mi tiempo en Oxford pude trabajar como asistente de investigación en dos departamentos, donde miramos temas como la desinformación, el uso de las redes sociales, los impactos que tenían en las elecciones, la inclusión digital... Creo que un mix entre mi carrera académica y muchas experiencias diferentes, sector público, sector privado, tercer sector y academia me han dado una perspectiva más completa de los temas y ha hecho que desarrolle mucho más el interés por las cosas.
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Y ya en Reino Unido, ¿tuviste claro que habías encontrado tu sitio?
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En 2018 vine al Reino Unido a estudiar el máster, y cuando lo terminé decidí que me sentía como en casa. Mi pareja también estaba allí, así que la decisión de quedarme fue más fácil. El primer trabajo que tuve en Reino Unido fue en una consultoría, siempre en el ámbito de las políticas digitales y tecnológicas, para las grandes multinacionales tecnológicas, y aprendí mucho: fue un fracaso, no me gustó nada, fue un momento muy duro; pero me sirvió para darme cuenta de que no me gustaba trabajar sólo pensando en los beneficios o en los “bonos” económicos de fin de mes o de fin de año. Descubrí que a mí me gustaba más trabajar en cosas que tuvieran un impacto más real y que, a su vez, fueran intelectualmente demandadas.
Y en este punto fue cuando finalmente decidí solicitar trabajar en el gobierno británico, que, a diferencia de muchos otros países, está abierto a cualquier persona. Y mi primer trabajo fue precisamente en el equipo de smart cities (vuelve la conexión con la UPF y Oxford), en la Dirección de Ciberseguridad, en el Departamento de Políticas Digitales. Y desde abril de 2023 he conseguido moverme un poco hacia arriba y me he unido a la Central Digital and Data Office (CDDO), que es parte de la Cabinet Office, el equivalente en otras palabras a cualquier ministerio de Presidencia, donde estoy trabajando en estrategia y gobernanza de datos. Actualmente me encuentro muy a gusto, siento que mi trabajo está muy bien valorado y que puedo aplicar todos estos conocimientos.
Crec que un mix entre la meva carrera acadèmica i moltes experiències diferents, sector públic, sector privat, tercer sector i acadèmia m’han donat una perspectiva més completa dels temes
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¿Qué implica el concepto de smart cities y cómo serán las ciudades del futuro? ¿Qué retos debemos encarar como sociedad?
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Un punto muy interesante que descubrí trabajando en el gobierno británico es que el concepto de smart cities es algo obsoleto: aquí, en lugar de esta terminología utilizaban “lugares conectados”, en inglés connected places. Y es que, originariamente, el concepto de smart cities tenía sentido, porque primero las tecnologías se implementaban y se probaban en las grandes ciudades, que es donde vive más población... Pero ahora hemos llegado a un punto en el que el término ciudad ha quedado obsoleto y es algo discriminatorio, porque excluye las tecnologías implementadas fuera de este ámbito. Encontramos tecnologías en las estaciones de tren, en los campos de cultivo, en los campos de fútbol, en los centros médicos... Y es que no sólo somos ciudad. Por tanto, las ciudades del futuro estarán –no sólo estarán sino que ya están– hiperconectadas. Tendremos más tecnología y más avanzada, utilizada en más ámbitos de nuestro día a día. Y quizás, una de las principales tendencias, y ya se habla de ella desde hace un par de años, es la implementación en las ciudades de la inteligencia artificial y la inteligencia artificial generativa.
En cuanto a retos, creo que el mayor reto que tienen y tendrán las ciudades inteligentes son los riesgos relacionados con la ciberseguridad. Cada vez hay más dispositivos que están más interconectados, y eso lo que hace es que cada vez hay más probabilidades de que las ciudades sean atacadas. Otro de los retos más importantes tiene que ver con la sostenibilidad tecnológica y la sostenibilidad medioambiental. Pero esto creo que es algo que no sólo afecta a las smart cities, sino que es uno de los grandes retos globales.
El mayor reto que tienen y tendrán las ciudades inteligentes son los riesgos relacionados con la ciberseguridad
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ando de ciberseguridad y cibercrimen, ¿en qué momento nos encontramos? Parece que actualmente existe un repunte de delitos de este tipo. ¿Hacia dónde están evolucionando?
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El National Cybersecurity Centre del Reino Unido publica su informe anual, y no hace mucho leía que en el año 2022 se detectaron e intervinieron 2,1 millones de ciberataques en el país. No soy experto, pero mi visión personal es que parece que esta tendencia va al alza, porque todo está relacionado. Cada vez estamos más interconectados y la vida digital es mayor; la presencia digital y el uso de las nuevas tecnologías en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida es la norma. Hay más dispositivos y los utilizamos durante más tiempo. Y esto, al fin y al cabo, aumenta las posibilidades potenciales de ataque.
La presencia digital y el uso de las nuevas tecnologías en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida es la norma
Cuando miras cualquier informe de los últimos años, incluidos estudios académicos, todos dicen que la principal causa que provoca los ciberataques es el factor humano, no el hecho de que las tecnologías no sean suficientemente seguras. Que tú, yo o alguien mire el correo y clique un enlace que no debe abrir, o abra un mensaje y clique en un sitio inadecuado... Creo que es una dinámica bastante curiosa; pero, por suerte, la sensación que tengo es que cada vez se está trabajando más y se están tomando más acciones en ese frente.
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Una de tus líneas de trabajo ha sido apoyar la implementación de las políticas públicas basadas en datos. ¿Por qué es tan relevante ese ámbito?
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Yo hablaría no sólo de políticas públicas basadas en datos, sino de políticas públicas basadas en la evidencia. Las políticas públicas sobre el papel, o en teoría, son una cosa, y lo factible y lo que funciona en realidad es otra cosa bien distinta. En los últimos años, y en el tiempo que he estado trabajando en el sector público, he encontrado que es esencial crear una conversación entre todas las partes: qué nos dice la teoría, qué nos dice la investigación académica, qué nos dicen las experiencias de otros países, qué nos dicen los datos versus qué podemos hacer para crear políticas públicas basadas en toda esta evidencia y que funcionen. Por eso, pienso que la clave está en tomar decisiones basadas en la evidencia.
Los datos no nos dicen qué hacer, sino que nos ayudan a ejecutar políticas públicas que ya existen de forma mucho más eficiente
Mi trayectoria académica y las experiencias que he tenido me han permitido aprender de las distintas perspectivas e incluirlas en la ecuación. Pero creo hay otro ángulo, y éste está más relacionado con mis líneas de trabajo actuales. En Reino Unido tenemos la Estrategia Nacional de Datos, dentro del CDDO; también tenemos un road map, un mapa 2022-2025, donde nos marcamos los objetivos del gobierno británico en lo que se refiere a la transformación digital, tecnológica y de datos. Dentro de este mapa de futuro yo trabajo en una misión de tener mejores datos para ofrecer mejores servicios públicos. ¿Y qué significa esto? Quiere decir utilizar todos los datos y toda la información que tenemos, no porque nos diga qué política pública debemos hacer, sino porque nos ayude a ofrecer servicios públicos más eficientes y mejores. En otras palabras: los datos no nos dicen lo que debemos hacer, sino que nos ayudan a ejecutar políticas públicas que ya existen de forma mucho más eficiente.
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¿Para maximizar la eficiencia de la prestación de servicios públicos podemos decir que es imprescindible que estos servicios se basen en datos? ¿Siempre la eficiencia basada en datos es el gran objetivo?
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Un mejor uso de los datos para conseguir servicios más eficientes es esencial, pero la eficiencia basada en datos no es el objetivo. En último término, debemos pensar, cuando trabajamos en políticas públicas, que el objetivo final debe ser ofrecer mejores servicios públicos para los ciudadanos. Y deben priorizarse los servicios que tengan un mayor impacto, un impacto más positivo, y que al final del día aporten mayores beneficios para los ciudadanos. ¿Puede que los datos nos digan una cosa, pero que lo que funcione sea otra? Sin duda, pero aquí es donde también se ve la importancia de considerar otras fuentes de evidencia para tomar decisiones.
Nosotros, por ejemplo, damos mucha importancia a lo que se llama UX, user experience, la experiencia de los usuarios, en relación a los servicios públicos: consideramos que es una fuente de evidencia esencial, cuando tenemos en cuenta políticas públicas. En los últimos años me he dado cuenta de que el ámbito de las políticas digitales, tecnológicas y de datos es algo diferente, comparado con el ámbito de las políticas públicas tradicionales. A veces se trabaja sobre un papel en blanco, porque todo está por escribir, lo que implica que a menudo haya iniciativas que no funcionen del todo, a pesar de que éstas estén basadas en la evidencia y en los datos. Pero lo importante es mejorar y aprender de lo que se está haciendo en otros lugares y que sí funciona.
Lo importante es mejorar y aprender de lo que se está haciendo en otros lugares y que sí funciona
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Los datos personales son un bien muy preciado. ¿Cómo trabaja, para asegurar su protección?
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Por suerte, y después de la Ley orgánica de protección de datos, creo que éste es un ámbito que está mucho más controlado, mucho más vigilado. Por lo que se refiere al Reino Unido, que es el caso que conozco más de cerca, tenemos las leyes que nos guían, la Ley general de protección de datos, la Ley transpuesta de la regulación; también tenemos el ICO (Information Commissioner's Office), que es el regulador, que se encarga de asegurar que estas leyes se cumplen, y si no se cumplen, de poner las multas. Además, los diferentes departamentos tienen lo que se llama CDO (Chief Data Officers), que no sólo es una persona, sino que son equipos trabajando para asegurarse de que la gestión y protección de los datos es la adecuada. Luego hay otro nivel, y aquí es donde entramos en juego nosotros, la CDDO, que coordinamos la función digital, tecnológica y de datos de forma más centralizada.
En resumen, creo que tenemos leyes, tenemos reguladores que se encargan de que estas leyes se cumplan y equipos profesionales con los conocimientos y habilidades relacionadas con los datos: personas que se centran específicamente en la seguridad de los datos; personas que trabajan en la perspectiva más ética del uso de los datos; otros responsables de la protección, de la transferencia, y por último nosotros, que nos encargamos de la gobernanza desde una perspectiva más coordinada y centralizada.
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¿De qué modo las instituciones públicas pueden preservar la seguridad de los datos de los ciudadanos? ¿Por qué tienen tan valor?
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Si miramos la Ley orgánica de protección de datos, allí se definen distintos tipos de datos. Tenemos los datos personales, que son los que nos permiten identificar a los individuos; pero también tenemos datos pseudoanonimizados y datos anonimizados. Los datos personales tienen un gran valor porque nos ofrecen mucha información de los individuos. Los datos por lo general también son muy preciados, pensando en el valor y el potencial que tienen para ofrecer servicios púbicos mejores y más eficientes.
Para ofrecer más y mejores servicios públicos no hace falta utilizar datos personales
Ahora bien, creo que para ofrecer más y mejores servicios públicos no hace falta utilizar datos personales. Yo, de una persona, no necesito saber cuál es su origen étnico, su religión, su orientación sexual, donde trabaja... No me hace falta nada para ofrecerle un mejor servicio público. Sólo he de tener en cuenta que existe un individuo, más allá de sus características personales, que necesita algún tipo de apoyo o de servicio público. Los datos personales deben estar bien protegidos, pero no son lo único que nos permite actuar y trabajar. El uso de los datos pseudoanonimizados, la revisión constante de cómo estos datos son transferidos, su uso y control, saber con quién y cómo se comparten... Todo esto son factores que deben considerarse.
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¿Qué recuerdos tienes de tu paso por la UPF? ¿Te queda muy lejana esta etapa?
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No me queda nada lejana, y tengo muy buenos recuerdos, no sólo pasados, sino también presentes. En la UPF conocí a mi pareja, que me ha ofrecido apoyo incondicional durante toda mi carrera, también en los momentos difíciles, que ha habido muchos. Y no sólo apoyo, sino que me ha estimulado muy intelectualmente para conseguir todo esto.
Evidentemente también me he llevado pocos, pero muy buenos amigos, con los que a día de hoy todavía nos vemos y seguimos en contacto, y que siempre que me he ido moviendo han tenido una excusa para venir a verme: m han visitado en Bruselas, en Holanda, en Madrid, en Oxford, y ahora, en Londres. Por lo general suena a tópico, pero me llevo muy buenos recuerdos de la experiencia universitaria, con grandes profesores y grandes asignaturas que recordaré siempre; profesores que también recordaré siempre, pero por motivos distintos; de los desayunos en el campus de la Ciutadella; de la primera edición de la Fiesta Mayor de la Pompeu... Fue una etapa realmente completa. De esas que miras atrás y dices: ¡qué bien nos lo pasamos! Me marcó mucho como soy y dónde estoy ahora, y es una pena no poder volver y quedarse para siempre.
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Una vez terminada la carrera, ¿cómo puede ayudarte la universidad, y también la red que has tejido? ¿Mantienes vínculos de tu etapa en la UPF?
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VÍDEO
La suerte es que la red de la Pompeu es muy grande. Hay muchos estudiantes en la UPF, y más en grados como Ciencias Políticas o Derecho. Es una carrera en la que tienes muchos compañeros de clase y hay muchas y diferentes salidas profesionales. Creo que la red de la Pompeu puede ayudar a reconectarte con personas o compañeros que han hecho cosas similares relevantes en los mismos ámbitos. Y esto hay que explotarlo porque estoy seguro de que hay mucha más gente con la que compartimos clase y muchas horas, que están haciendo cosas muy interesantes, y al fin y al cabo, estas conexiones, estas redes, son esenciales. Si hablamos de vínculos personales, pues mi pareja, y algunos amigos; y profesionales, estoy en contacto con algunos compañeros, incluso profesores, que a día de hoy me siguen de cerca y están interesados en lo que estoy haciendo. Y esto es muy satisfactorio para mí.
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Como alumni UPF, ¿qué consejo darías a los estudiantes que han comenzado su etapa universitaria?
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No todo el mundo tiene claro hacia dónde quiere ir, sobre todo cuando comienza la carrera. Mi caso no fue exactamente así, ya que tenía muy claro el camino que quería hacer y más o menos adónde quería llegar. Entonces, para quien lo tenga claro, perfecto, adelante: hay que intentar luchar por todo lo que uno quiere conseguir. El consejo es que muchas veces, aunque lo tengas tan claro, no es un camino llano ni puede hacerse solo. A quien lo tenga claro le diría: valora a las personas que tienes alrededor, acepta la ayuda, acepta el apoyo incondicional que te dan en todo momento, acepta todas estas cosas que te cuestionan, cuando no sólo te dan palmaditas en la espalda y te dicen "adelante, podrás hacerlo". No creo mucho en esta cultura americana del self made. Nadie llega lejos solo, y eso creo que es algo que muchas veces no se valora, y en mi caso ha sido esencial. Sin toda esa gente, sin mi pareja y mi familia, no hubiera podido llegar hasta aquí.
Nadie llega lejos solo, y eso creo que es algo que muchas veces no se valora, y en mi caso ha sido esencial
Ahora bien, quien no lo tiene claro, ¡no pasa nada! En particular, fuera de España y fuera de Cataluña, me he dado cuenta de que se valoran cada vez más las habilidades transferibles. De cada experiencia académica, profesional y personal, incluso de las negativas, creo que se pueden extraer lecciones, aprender cosas y nuevas habilidades. Y esto es lo que hará que, en un futuro, quien no lo tenga tan claro esté muy bien equipado en cualquier cosa que desee ser. En mi caso, por ejemplo, fueron las prácticas en la Pompeu lo que me hizo abrir los ojos, y me hicieron dar cuenta de que..., ¡ostras!, ¡esto es lo que quiero hacer! Me informo, y miro cómo puedo seguir adelante y seguir creciendo.
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