5. Calidoscopio

No podemos ignorar el uso de esta tecnología

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Migle Laukyte

Migle Laukyte,
Profesora del Departamento de Derecho de la UPF y miembro del Grupo de Investigación del Observatorio de la Evolución de las Instituciones

Solo el tiempo mostrará si el chatGPT es revolucionario para la educación: hoy por hoy parece que lo podría ser, sobre todo si en breve no tenemos ninguna herramienta que nos pudiera ayudar a entender si un texto, imagen o video ha sido producido por dicha herramienta o no. 

Hoy en día descubrir las diferencias no es nada fácil. Por lo tanto, lo que nos interesa es si la revolución significa evolución o por el contrario declive de la educación y eso dependerá precisamente de nosotros. Quería subrayar nosotros porque no creo en el continuo desplazamiento de responsabilidades y toma de decisiones a las herramientas, que diseñamos, desarrollamos y utilizamos también nosotros, seres humanos. Es decir, no es que chatGPT cambie la educación, somos nosotros que utilizándolo o, al contrario, ignorándolo la cambiamos. 

No creo en el continuo desplazamiento de responsabilidades y toma de decisiones a las herramientas, que diseñamos, desarrollamos y utilizamos también nosotros, seres humanos. Es decir, no es que chatGPT cambie la educación, somos nosotros que utilizándolo o, al contrario, ignorándolo la cambiamos. 

Por ejemplo, yo podría continuar pidiendo a los estudiantes que hagan escritos en sus casas que luego corregiré: obviamente no estaré en grado de distinguir cuando un trabajo está escrito por un estudiante y cuando por el chatGPT. Es decir que ignorando esta herramienta me quedaré en un mundo imaginario donde mis insistencias de no utilizar chatGPT son aplicadas a la letra, donde los estudiantes tienen todo el tiempo y las condiciones del mundo para estudiar y donde la vida no les ofrece nada mejor que dedicarse a los deberes del curso de (post)grado. 

Este mundo imaginario es utópico y la realidad es mucho más interesante y estimulante:  el chatGPT es una herramienta que me ofrece la posibilidad de re-pensar lo que pido a mis alumnos y lo que ellos van a necesitar en el futuro. Con el chatGPT el futuro parece ser de los que entienden lo que dicen, saben presentar sus ideas y defenderlas, saben reaccionar a las preguntas de los demás e improvisar las respuestas aún si no las tienen, de los que crean, de los que razonan, de los que no tienen miedo (de equivocarse, de intentar, de lanzarse…) y de los que se fían del sistema mágico de pensamiento que tienen entre orejas. 

Por lo tanto en la era de chatGPT (y otros sistemas similares), si bien puedo continuar exigiendo un trabajo escrito en casa, lo evaluaré en base de como el estudiante lo presente en el aula, o pediré al chatGPT generar el índice del escrito para cada estudiante, que luego él o ella continuará escribiéndolo en clase; también  pediré a chatGPT generar preguntas en clase para que los estudiantes discutan y dejar a ellos mismos que utilicen dicha herramienta para hacer preguntas a sus compañeros. 

Es más, también usaré el chatGPT en clase para crear nuevas tareas para trabajos de grupo y luego entregar esos trabajos (índices, planes, sugerencias, …) a la evaluación del chatGPT: con el resultado en la pantalla podemos debatir todos si el sistema ha hecho bien la evaluación y porqué. 

Podemos hacer muchísimo más en la clase con el chatGPT: lo que no podemos hacer es ignorarlo.