5. Calidoscopi

Nuevas oportunidades para mejorar los procesos de aprendizaje

min
Davinia Hernández-Leo

Davinia Hernández-Leo,
Catedrática del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones

Hace tiempo que varios factores, incluido el progreso tecnológico, motivan la necesidad de modernizar la educación superior. Aun así, ha sido la reciente aparición del ChatGPT y otras herramientas de inteligencia artificial (IA) generativa la que está consiguiendo en tiempo récord movilizar una gran atención entre el profesorado universitario sobre la necesidad de repensar la docencia y la evaluación.

Sabemos que nuestros estudiantes ya usan las nuevas herramientas de IA. Estas herramientas pueden escribir ensayos; responder preguntas; generar código, software e imágenes, entre otras muchas tareas. El uso de estas herramientas plantea retos éticos, asociados a los sesgos y a la fiabilidad de sus resultados, el impacto en el plagio y la integridad académica o de sostenibilidad ambiental por el consumo energético alto. A la vez, tenemos la responsabilidad de preparar a las generaciones jóvenes para que desarrollen las habilidades que necesitarán en un mundo con alto grado de incertidumbre, en un mundo con IA.

El uso de estas herramientas plantea retos éticos, asociados a los sesgos y a la fiabilidad de sus resultados, el impacto en el plagio y la integridad académica o de sostenibilidad ambiental por el consumo energético alto

La educación se tiene que adaptar a esta realidad desde dos perspectivas. La primera es desde la incorporación de una nueva competencia para trabajar con los estudiantes. Se trata de la competencia digital relacionada con el uso crítico de la IA. Será importante que esta competencia se trabaje considerando también la dimensión ética y la integridad. La segunda es desde la incorporación de nuevas propuestas de tareas de aprendizaje. Una buena noticia es que estas herramientas nos ofrecen nuevas oportunidades para mejorar los procesos de aprendizaje.

Nuestra principal tarea en la faceta como docentes es diseñar las mejores condiciones posibles para que nuestros estudiantes aprendan. A veces, esto requerirá el uso de tecnologías de IA; y otras veces, no. Y, a veces, los resultados de aprendizaje esperados también tendrán que ver con saber utilizar estas tecnologías. La formación será clave para que el profesorado y nuestros centros podamos analizar las implicaciones de esta nueva realidad en la docencia.

De manera informada, podremos aplicar nuestra creatividad como docentes ideando propuestas de tareas de aprendizaje que aprovechen la IA para trabajar aspectos de alto nivel respecto a conocimientos y habilidades. Por ejemplo, en el caso del ChatGPT, los estudiantes podrán comparar sus propios textos con los resultantes de interactuar con inteligencia artificial y reflexionar sobre las diferencias. O podrán utilizarse para que los estudiantes se evalúen a sí mismos, usando la IA para que los corrija y genere comentarios sobre las respuestas a tareas, y que después pueden revisar de manera crítica. También puede ser útil en diferentes momentos del proceso de escritura. Por ejemplo, para generar una lluvia de ideas sobre argumentos y estructuras de texto.

Podremos convivir en un mundo con IA de manera positiva si su diseño y su uso se hace con espíritu crítico. Por eso, la educación es clave. Por un lado, será importante que la dimensión ética se integre en la formación de las ingenieras y los ingenieros que avanzarán la IA y en la regulación de las tecnologías. Por otro lado, hará falta que las diferentes profesiones y la ciudadanía en general conozcan los beneficios y los riesgos de la IA, y que tengan la capacidad de tomar sus propias decisiones a la hora de utilizar estas tecnologías. En un informe del 2022 sobre la inteligencia artificial y los derechos de los jóvenes, editado por el centro de investigación de la comisión europea, expuse que una formación desigual en la competencia digital y la IA conduce no solo a una menor preparación para ser competente en el ámbito profesional, sino también a niveles más grandes de vulnerabilidad ante los riesgos derivados de la IA.

No hay duda que los retos y las oportunidades de la automatización y la IA llegan a la educación. Recorrer (solo) a la docencia y a la evaluación “en papel” no resolverá los desafíos, puesto que los estudiantes, la industria y la sociedad piden aprendizajes y evaluaciones auténticas. No podemos escapar de una innovación educativa informada, que nos ayude a diseñar aproximaciones docentes de valor centradas en los estudiantes actuales y futuros. Está en riesgo la credibilidad de la educación superior.