El discurso neoplatónico sobre el eros no puede entenderse sin el precedente platónico. Ahora bien, ¿cómo se entiende esta vez? De la misma manera que en Platón, la Belleza sensible resulta un trampolín para iniciar la búsqueda de la Belleza original. No obstante, esta vez la estructura cosmológica es diferente y, por lo tanto, la ascensión también es más compleja.

Plotino, figura central del neoplatonismo, había subdividido el cosmos en tres hipóstasis —Uno, Nous y Alma—, que funcionan mediante un sistema de emanaciones de cuyo interior todo provenía del Uno y todo tenía que volver al Uno. Ahora bien, ¿cómo regresar al Uno? En neoplatonismo son necesarios tres factores: Eros, Inteligencia y Contemplación.

Este evento solo se puede producir cuando la Inteligencia o Nous se encuentra embriagada por la fuerza del Eros. De esta manera, el Eros se convierte de nuevo en intermediario; esta vez entre hipóstasis. Sin embargo, ¿cómo queda la Inteligencia embriagada por el Eros? A través de la contemplación. Pero no se trata de cualquier visión, sino de una mirada interior. Dos almas que, cautivadas en un primer momento por la Belleza sensible que rezuman, se contemplan a través de una simplex intuitus veritas; una contemplación que permite la comunión verdadera con el Uno, que se convierte en amor metafísico. En definitiva, una comunión mística, que permite el regreso gracias a la fuerza del Eros. Una mirada intelectual donde la vista per se no es el quid, sino que la relevancia radica en una contemplación superior producida entre dos inteligencias que se unen para contemplarse con el Uno. Este amor erótico genera un movimiento ascensional donde el alma puede contemplar el Uno gracias a una visión inteligible que deviene iluminación, nunca aniquilamiento.  

Sin embargo, el neoplatonismo es muy amplio. Cada autor elabora variaciones. A parte, en muchos se suma una influencia cristiana, como es el caso de Pseudo-Dionisio el Areopagita, aunque la influencia platónica siempre esté latente.

 

 

Combès, Joseph. (1996). Études néoplatoniciennes. Grenoble : Millon.

O’Meara, Dominic J. (1992). Plotin : une introduction aux Ennéades. Fribourg : Éditions universitaires.

Moutsopoulos, E. (1980). Le problème de l’imaginaire chez Plotin. Athènes : Éditions Grigoris.

Muralt, André de. (1995). Néoplatonisme et aristotélisme dans la métaphysique médiévale : analogie, causalité, participation. Paris : J. Vrin.

Nygren, Anders. (1955). Eros und Agape : Gestaltwandlungen der christlichen Liebe. Berlin : Evangelische Verlagsanstalt.

Anders Nygren (1890-1978) fue un religioso y teólogo fundamentalmente conocido por la escritura de esta obra seleccionada. Este es un estudio de referencia sobre la distinción entre el eros y el ágape, la oposición existente entre los dos conceptos del amor.

Jiménez, Baldomero. (1963). Teología de la mística. Madrid: La Editorial Católica.

Destaca para este estudio la lectura del capítulo 15 sobre “La contemplación”, de la página 412 hasta la 433. En este espacio se hace un análisis de los efectos de la mirada dentro del proceso de conocimiento místico. El autor hace un recorrido conceptual donde el espacio más interesante es la parte dedicada al fenómeno del eros en Plotino, así como en Pseudo-Dioniso el Areopagita. También sobre sus influencias platónicas y la recepción durante la Edad Media.   

Osborne, Catherine. (1996). Eros unveiled: Plato and the God of love. Oxford: Clarendon press.

Excelente manual para comprender el fenómeno del amor, desde el eros griego hasta el ágape cristiano. 

Licciardo, D. (1965). De la analogía en el conocimiento de Dios por la experiencia mística. Zürich: Pas Verlag.

Tal como indica el título, el libro estudia la vía mística como medio de conocimiento de Dios. La obra comprende el fenómeno místico desde muchas perspectivas y épocas diferentes. Para este estudio nos interesa especialmente el apartado que se refiere a “El éxtasis plotiniano” (p. 329-334).