Cuando se habla del fenómeno del amor en la antigüedad hay que diferenciar entre eros y ágape, dos términos griegos que sugieren dos maneras diferentes de aproximarse al tema. La gran distinción entre ellos proviene de su origen: el eros responde a la concepción griega del amor y el ágape, a la noción cristiana. Anders Nygren los entiende como dos motivos infranqueables. De hecho, su comparación es un problema, puesto que aunque se refieren a un mismo término, los dos lo abordan de una manera y con unos valores absolutamente dispares.

El ágape nace en un contexto marcado por el eros. Sin embargo, tiene sus propias expresiones de identidad. En el Evangelio según san Juan, Dios se identifica con el ágape, una concepción que entiende que el amor de Dios es espontáneo y carece de motivación. Es decir, el amor del ágape no es merecido; es un amor sin límites ni condicionantes que proviene de Dios hacia el hombre; y no del hombre hacia Dios. En cambio, el ágape humano solamente puede existir si es hacia el prójimo, siempre que no sea egoísta ni responda a intereses propios.

Por otro lado, encontramos el eros platónico. A pesar de que Platón no fue ni el inventor del mito ni del fenómeno, sí que se le puede concebir como el pensador que lo articula filosóficamente. Platón quería desvincular el alma de la sensualidad y elevarla al mundo trascendente de las Ideas a través de la belleza inicialmente física. Ahora bien, el eros es un deseo, pero un deseo que, sublimado, puede acceder a la divinidad. No obstante, debemos recordar que en último término es un deseo de posesión, aunque sea en términos nobles.

 

Nygren, Anders. (1955). Eros und Agape : Gestaltwandlungen der christlichen Liebe. Berlin : Evangelische Verlagsanstalt.

Anders Nygren (1890-1978) fue un religioso y teólogo fundamentalmente conocido por ser el escritor de esta obra seleccionada. Eros und Agape es un estudio de referencia sobre la distinción entre el eros y el ágape, la oposición existente entre ambos conceptos del amor.