Atrás “Por muy listos que seamos, los humanos desapareceremos. Sólo somos un pequeño accidente dentro de la gran escala evolutiva de la Tierra"

“Por muy listos que seamos, los humanos desapareceremos. Sólo somos un pequeño accidente dentro de la gran escala evolutiva de la Tierra"

Tomàs Marquès-Bonet es investigador ICREA del Departamento de Ciencias de la Salud y de la Vida de la UPF y jefe del Grupo de Investigación en Genómica Comparativa del Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto de la UPF y el CSIC, y del CNAG-CRG. Su investigación se centra en el estudio del genoma.
24.11.2016

 

Tomàs Marquès-Bonet es investigador ICREA el Departamento de Ciencias de la Salud y de la Vida (DCEXS) de la UPF y jefe del Grupo de Investigación en Genómica Comparativa del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), centro mixto de la UPF y el CSIC, y del CNAG-CRG. Su investigación se centra en el estudio del genoma. Su grupo utiliza la genómica, la transcriptómica y la epigenética para entender la base de los caracteres que son exclusivamente humanos, explorar el impacto de los cambios demográficos en la diversidad y el impacto que tienen sobre el fenotipo las variantes del número de copias en el ADN.

Su último artículo aparece publicado en la revista científica Science, en el que los resultados revelan antiguos cruces entre chimpancés y bonobos y crean nuevas oportunidades de conservación de las especies.

- Los resultados de tu último estudio son útiles para la conservación de los chimpancés y los bonobos. ¿Cómo puede ayudar esta investigación a mejorar la situación actual de estas especies?

Los chimpancés y los bonobos son especies en peligro de extinción. Hay dos amenazas para su supervivencia: la deforestación, donde mi búsqueda poco puede hacer, y el tráfico ilegal. Los cazadores furtivos capturan los animales y los venden en mercados para consumir o incluso los tienen como animales de compañía. Cuando estos animales son interceptados en aduanas, no se pueden devolver a su país de origen porque no se sabe de dónde provienen. Nuestro artículo demuestra por primera vez que hay diferencias genéticas entre los chimpancés de diferentes países, es decir, el genoma de un chimpancé de Gabón es diferente al de uno de Uganda. A partir de ahora, cuando se intercepte un chimpancé, con un análisis genético podremos saber a qué país pertenece y se lo podremos devolver. De esta manera también se pueden hacer estadísticas y calcular de qué país proviene la mayor parte del tráfico, para que el país pueda adoptar las medidas necesarias para evitarlo.
 

- Siempre se ha dicho que los bonobos son una especie muy pacífica mientras que los chimpancés son más agresivos. ¿Se puede aplicar la misma comparación en humanos y en neandertales?

La estructura social y el comportamiento de chimpancés y bonobos están bien marcados y definidos. Unos pertenecen a un grupo claramente dominado por machos y los otros, por hembras. Pero la genética no explica todavía estos rasgos. Lo que sí podemos comparar es la historia de los cruces genéticos. En el año 2010 se secuenció el primer genoma neandertal y se descubrió que hubo cruces entre neandertales y humanos modernos. Esto abrió una nueva manera de entender tanto la evolución de los humanos como la del resto de especies. Humanos y neandertales se habían separado hacía miles de años y después se entrecruzaron. Ahora, al comparar chimpancés y bonobos, vemos que es una historia análoga. Por un lado, se trata de un cambio de dogma, porque todo lo que se había estudiado hasta ahora decía que estas especies no se habían cruzado nunca y, por otro lado, demuestra que el cruce de las especies una vez se han diversificado es algo recurrente no sólo en la evolución en humanos sino en la de las especies en general.

Humanos y chimpanzés compartimos prácticamente todos los rasgos comportamentales
- ¿Qué pasó con los neandertales?
 

Hay tres posibles hipótesis: según la clásica, los Homo sapiens sapiens éramos más avanzados tecnológicamente y los superamos. La segunda hipótesis es que, cuando llegó la gran masa de humanos modernos desde África, los neandertales se fueron retrayendo hasta terminar en pequeños núcleos aislados que favorecerían la consanguinidad. La tercera es la asimilación, es decir, que las dos especies se mezclan y se transforman en una. La genética nos dice que las más probables son las dos últimas, la creación de núcleos con una elevada consanguinidad y en otros casos la asimilación. Pero probablemente pasaron las tres; algún grupo lo eliminamos, otro lo arrinconamos y otro lo asimilamos.
 

- Hace poco se publicó un artículo que estudiaba la agresividad en los mamíferos y, comparándolo con otros primates, somos los menos violentos entre nosotros.

Hay que desmitificar que los humanos somos malos y que la naturaleza es buena. Estamos rodeados de ejemplos en los que vemos que la naturaleza es cruel y, dentro de esta crueldad, nosotros somos uno más. No sabría decir si los que más o los que menos, pero sí podemos decir que somos muy civilizados. Los chimpancés, que son la especie más cercana a nosotros, son claramente muy agresivos. Seguro que nosotros, en guerras, también lo somos; pero esto sólo demuestra que nos encontramos en el mismo nivel, no somos ni peores ni mejores. Formamos parte de una red de primates y hacemos lo que hacen otros primates. No hacemos demasiadas cosas extraordinariamente diferentes en este sentido.

- Tu equipo publicó hace dos años en la revista Nature lo que se considera el catálogo más completo de diferencias genéticas entre humanos y otros primates. ¿Sabemos a qué rasgos físicos se corresponden estas diferencias genéticas?

Este es el gran reto de los biólogos evolutivos y de momento no parece tener solución. Otras especies, como una mosca o un ratón, se pueden modificar genéticamente y observar las consecuencias, para saber a qué rasgo físico corresponde ese gen. Evidentemente, con humanos no experimentaremos genéticamente y con primates relativos tampoco lo podemos hacer. Así que, por ahora, es imposible saber a qué rasgos físicos corresponden las diferencias genéticas entre una especie y otra. Se ha probado de coger genes que sólo encontramos en humanos e integrarlos en ratones. Pero no podemos esperar que para una transmisión de genes, unos ratones se pongan de pie y hablen. La biología es mucho más compleja. También se está probando con líneas celulares, pero con fuertes limitaciones, ya que un cultivo celular no se puede comparar a un cerebro.
 

- Tu investigación se resume en una sola pregunta: ¿qué nos hace humanos? ¿Hasta dónde has llegado en la respuesta?

Hay muchas respuestas. Morfológicamente, podemos hablar del bipedismo completo, de la expansión del neocórtex de la parte frontal, de un grado de cultura altamente desarrollado, etc. Pero cuanto más comparamos humanos y chimpancés, más claro vemos que compartimos prácticamente todos los rasgos comportamentales pero en grados diferentes. Nos cuesta mucho encontrar qué nos hace exclusivamente humanos.

Hay que desmitificar que los humanos somos malos y que la naturaleza es buena
- ¿Y genéticamente?
 

Podemos decir qué diferencia un genoma humano del de un chimpancé; sin embargo, ¿esto nos hace humanos? Realmente, no. Si comparamos los genomas de dos personas cualesquiera, también encontraremos diferencias a pesar de ser dos humanos. A día de hoy tenemos un catálogo de diferencias, pero aún no sabemos cuál se encuentra en la base de los procesos relacionados con la humanización. No sabemos qué nos hace bípedos, no sabemos por qué tenemos tan poco pelo... Creemos que sabemos mucho del genoma, pero la verdad es que todavía no acabamos de entender el comportamiento y la regulación de una buena parte de él.
 

- ¿Llegará un punto en el que la selección natural en humanos no existirá e imperará la selección artificial?

La selección natural siempre existirá, con más o menos fuerza. Nuestra sociedad ha creado un ambiente muy diferente; ya no vivimos en la selva ni luchamos por la supervivencia, pero seguimos estando sometidos a esta selección. Incluso en un futuro lejano, en el que seguramente editaremos los genomas antes de nacer, seguirá habiendo la selección natural. La selección es un proceso ciego en el que se generan mutaciones y los individuos que están más adaptados son los que más diseminan sus mutaciones. La edición genómica nos permite acelerar esta selección dando mutaciones que sabemos que están preadaptadas; pero la realidad es que la selección actúa en miles o millones de años. Por muy listos que seamos, los humanos desapareceremos. Sólo somos un pequeño accidente en la gran escala evolutiva de la Tierra.
 

- Otra línea de investigación de tu grupo es la del perro. ¿Cómo afecta la domesticación del perro y la creación de razas en su genoma?

El perro es un modelo muy bueno para estudiar las mutaciones en el genoma y qué funcionalidad tienen, porque en 300 años hemos creado todas las razas de perros con la gran diversidad de formas que vemos en los perros hoy. Estamos analizando ahora 400 genomas completos de perros y una de las cosas que hemos deducido es que diferentes razas tienen mutaciones muy diferenciadas. También hemos observado que cuando elegimos los caracteres que más nos gustan de una raza, arrastramos con ellos mutaciones iniciales que comparten todos los miembros de la misma raza que no tienen que ser necesariamente beneficiosas. Creo, sin embargo, que dentro de unos años compensaremos estas mutaciones mediante la edición del genoma. Cuando sepamos cuál es la mutación que hace que el Bulldog francés respire mal, la corregiremos. Así, mantendremos todo lo que nos gusta físicamente del perro y eliminaremos lo que no es bueno para él.

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