< Evaluación actualizada >

La práctica del ayuno goza de un cierto respaldo de autoridades diversas y no tiene, en general, mala prensa. Además de algunas religiones, ha sido recomendado por Hipócrates, Platón y numerosos autores clásicos. Hay también pruebas científicas en animales que respaldan la restricción calórica para vivir más y con mejor salud. Aunque el ayuno no es ningún tipo de dieta, recientemente han alcanzado popularidad algunas pautas alimentarias que incluyen periodos de ayuno, como por ejemplo la dieta 5:2, que propugna comer cinco días a la semana y ayunar los dos siguientes.

El interés social por el ayuno y la salud se ha visto reflejado en la encuesta Nutrimedia de 2017, en la que, entre otras muchas cuestiones, se nos preguntaba por los posibles efectos beneficiosos del ayuno intermitente. Aunque hay diversas fórmulas de ayuno intermitente o esporádico, las más habituales son las de periodicidad diaria (al menos 12 horas sin probar bocado) y semanal (generalmente un día o dos a la semana, seguidos o no), y en menor medida la mensual (ayunar un par de días seguidos cada mes). A continuación, analizamos las pruebas científicas disponibles a favor o en contra de esta pauta alimentaria.

Mensaje incierto
El ayuno intermitente es beneficioso para la salud

Evaluación

El mensaje se considera incierto porque con las pruebas científicas disponibles –muy escasas y de baja o muy baja calidad– realmente no se sabe si el ayuno intermitente puede o no aportar algún beneficio para la salud.

Para la evaluación de este mensaje, se han considerado las investigaciones sobre los posibles efectos del ayuno en el peso corporal, el índice de masa corporal (IMC; un parámetro que relaciona el peso con la talla), el estado de ánimo, el desarrollo de diabetes y el desarrollo de enfermedad coronaria. En conjunto, los estudios disponibles son escasos, se han realizado con pocas personas, durante un periodo de tiempo breve y, además, tienen importantes limitaciones metodológicas. Por ello, no se pueden extraer conclusiones sobre los posibles efectos beneficiosos del ayuno ni descartar tampoco posibles efectos perjudiciales, especialmente a largo plazo. Y hay que concluir, por tanto, que el mensaje es dudoso; dicho de otro modo: la ciencia no avala las supuestas bondades del ayuno para la salud y la reducción de peso.