Atrás La UPF ante la explosión de rankings universitarios

La UPF ante la explosión de rankings universitarios

Durante los últimos años han proliferado el número de estas clasificaciones, tanto a nivel nacional como internacional, en las que la Pompeu Fabra se ha posicionado con fuerza dentro del grupo de cabeza de las universidades jóvenes.
04.03.2016

 

Durante los últimos años han proliferado el número de estas clasificaciones, tanto a nivel nacional como internacional, en las que la Pompeu Fabra se ha posicionado con fuerza dentro del grupo de cabeza de las universidades jóvenes

“Los rankings universitarios tienen un gran impacto en los medios de comunicación y, por tanto, un gran eco social. A la gente le encantan las listas y las clasificaciones, como si todo fuera tan sencillo como una liga de fútbol”. Con estas palabras, Carles Ramió, vicerrector de Planificación y Evaluación Institucionales de la UPF, sintetiza el interés creciente que suscitan los rankings universitarios.

La UPF vista des de l'aire

Según el vicerrector, “para la UPF, los rankings son importantes, ya que en ellos salimos bastante bien: la primera universidad o entre las tres primeras en los rankings a nivel estatal y en posiciones destacadas en los internacionales”. Y añade: “Pero no a todos nos va igual de bien, ya que esto va en función de cómo ponderan los ítems y de si hacen la clasificación en términos absolutos o relativos: la UPF es una universidad muy pequeña y muy joven y, por ejemplo, no
tiene nada que hacer en clasificaciones absolutas en producción científica”.

Pero las múltiples propuestas existentes (el último informe de la European University Association sobre rankings, que sólo evaluaba los de mayor impacto e influencia, ya identifica una quincena
de listas) y las diferentes posiciones que puede tener una misma universidad en función de cada clasificación hace que se trate de un fenómeno que a menudo lleva a confusión.

Lluís Coma, técnico de la Unidad de Estudios, Planificación y Evaluación de la UPF, hace un apunte sobre esta disparidad: “Cada uno de los rankings está orientado con preferencia a un determinado ámbito de actividad de las universidades, principalmente la docencia, la investigación, la transferencia de conocimiento y la internacionalización. Y esto se refleja en la elección de los indicadores considerados y el peso relativo que otorgan a cada indicador en el cálculo final de la posición de cada institución “, explica.

Múltiples rankings de prestigio, con orientaciones diferentes

Hay rankings claramente orientados a la investigación (Leiden o Scimago); el Academic Ranking of World Universities (más conocido como ranking de Shanghai), da mucha importancia a indicadores tales como el número de antiguos alumnos que cuentan con un premio Nobel; las listas del Times Higher Education (THE) y Quacquarelli Symonds (QS), a pesar de considerar la docencia, ponen el foco en la investigación y en la reputación de las instituciones.

Otros rankings buscan alejarse de las clasificaciones cerradas de universidades y priorizan que sea el usuario quien elabore su propia lista, en función de los indicadores que escoja (este es el caso del U-Multirank, promovido por la Unión Europea, o del Ranking CyD, su versión española impulsada por la Fundación CyD). Otra propuesta destacable a nivel estatal es la que propone U-Ranking, impulsado por IVIE y la Fundación BBVA.

Aparte de los rankings generalistas, hay un gran número de clasificaciones, nacionales e internacionales, que buscan diferenciarse del resto con productos diferentes, ya sea construyendo rankings especializados por ámbitos de conocimiento (como el de Shanghai o el THE, que sitúa la UPF en la 67ª. posición a escala global en ciencias sociales); más específicamente por materias (como el QS, que posiciona a la UPF en el 23º lugar en materia de economía) o, incluso, rankings que evalúan las mejores universidades jóvenes.

La UPF, duodécima universidad joven del mundo, según el THE

La clasificación en la que la Pompeu Fabra ocupa una posición más destacada es el Times Higher Education 100 Under 50, una lista de las cien primeras universidades de todo el mundo de menos de 50 años de antigüedad. En su edición de 2015, la UPF se situó como la duodécima mejor universidad joven del mundo (subió una posición respecto al 2014), la quinta de Europa y la primera de España.

Phil Baty, editor de Times Higher Education. World University Rankings, hace una valoración de la Pompeu Fabra: “La UPF es una institución dinámica, muy bien clasificada en nuestro ranking de universidades jóvenes. Creo que no sólo ser joven, sino también tener un tamaño pequeño, puede ser una gran ventaja a la hora de mantener una universidad especializada, flexible y sensible en estos tiempos de cambio, con un sistema de gestión simple que permita a las personas trabajar, sin que las decisiones estén basadas en una burocracia laberíntica”.

La UPF acogerá el encuentro anual de las 100 universidades jóvenes menores de 50 años del THE.

El editor comenta por qué las instituciones más antiguas son las que tienden a dominar el ranking general de THE: “Las universidades tradicionales, de más edad, han tenido tiempo de acumular grandes riquezas, de construir grandes redes de antiguos alumnos a través de generaciones. Suelen ser parte de la estructura de las principales ciudades, y, por tanto, tienden a disfrutar de una alta reputación, que las ayuda a mantenerse en la cima”, asegura.

La Pompeu Fabra, en el marco de los actos conmemorativos del 25º aniversario que está celebrando este curso 2015-2016, acogerá el encuentro anual de las 100 universidades jóvenes menores de 50 años, la THE Young Universities Summit, que tendrá lugar en el campus de la Ciutadella los días 6 y 7 de abril de 2016, con la presencia de los principales responsables de estas instituciones.

Los rankings como parte de la estrategia universitaria

Según Carles Ramió, el efecto de estas listas en las universidades es beneficioso: “Los rankings tienen una externalidad positiva evidente; hacen que las universidades estén orientadas a la mejora y a la excelencia, ya que todas quieren salir en ellos bien posicionadas. Se introduce en el sistema una lógica de competitividad que es sana, en el sentido que se intentan hacer mejor las cosas”, recalca.

Ahora bien, el vicerrector también alerta del efecto negativo que puede tener hacer un caso excesivo a estas clasificaciones: “No se puede hacer política de universidad sólo para salir bien en los rankings y mejorar en algunos de los aspectos ponderados, como por ejemplo la investigación, con los papers internacionales, y dejar de lado otros elementos que son muy relevantes para la comunidad universitaria y la sociedad. Y la UPF eso lo tiene muy en cuenta”.

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