La presentación de dos estudios relacionados con el valor que la universidad aporta a la sociedad, impulsados por la UPF y por la ACUP, respectivamente, ha coincidido en el tiempo. A partir de metodologías y ámbitos muy diferentes, han llegado a conclusiones similares: que el retorno que hacen a la sociedad las universidades (en un caso la UPF, como valor social consolidado, y en el otro, el sistema de investigación público Cataluña, en términos de contribución al PIB) cuadruplica el importe recibido de financiación pública.

“Análisis del valor social integrado de una universidad pública. Una aproximación al caso de la Universidad Pompeu Fabra”, hecho por Silvia Ayuso, Pablo Sánchez y José Luis Retolaza, en el marco de la Cátedra Mango de Responsabilidad Social Corporativa de ESCI-UPF, es un estudio que tiene como objetivo analizar y cuantificar en términos monetarios el valor social de la UPF, aplicando la metodología de cuantificación del valor social integral (VSI). La UPF es la universidad pionera en el estado en utilizar esta metodologia innovadora, que tiene en cuenta la opinión de los grupos de interés de la institución.

El estudio, que cuenta con la colaboración del Consejo Social de la UPF, se ha presentado el 21 de noviembre, a las 12.30 horas, en el auditorio del campus de la Ciutadella, en el marco del ciclo "Aula Abierta", organizado por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.

La presentación se ha hecho el transcurso de una clase de la asignatura Análisis de Estados Contables del doble grado en Derecho y ADE de la Universidad, impartida por Oriol Amat, catedrático de Economía Financiera de la UPF, y que también ha participado en la elaboración del trabajo.

La sesión ha contado con la intervención de Mònica Figueras, vicerrectora para proyectos para el compromiso social y la calidad, que ha abierto la sesión; el profesor Oriol Amat, que ha contextualitzado la medida del valor  de las instituciones, y los investigadores de ESCI-UPF Silvia Ayuso y Pablo Sánchez, autores del estudio, que han hablado de su contexto, metodología y conclusiones.

En su intervención, Oriol Amat ha explicado que toda organización tiene un objetivo, que es crear valor, y que ya desde la antigüedad, este valor se ha intentado medir: "Contar siempre ha sido un reto, aunque no todo el mundo cuenta", ha afirmado. El catedrático de Economía Financiera ha hecho un repaso de cómo se ha llevado a cabo esta medición (que ya se hacía en la antigua Babilonia) a lo largo de la historia. Primero sin informar a los accionistas (hasta el siglo XVII); después, divulgando esta información, y a partir del crack de 1929, incluyendo la auditoría. En los años sesenta, surge la responsabilidad social corporativa; a finales de los setenta, aparece el balance social en Francia, y a finales de los noventa, el Global Reporting Initiative, que incluye las partes financiera, social y medioambiental.

Oriol Amat ha recalcado que hasta ahora siempre se ha intentado medir el valor social a partir de indicadores cualitativos, pero que el estudio de la Cátedra de Responsabilidad Social de ESCI-UPF lo que hace es cuantificar este valor social, medir la contribución de la Universidad en euros: "Es un estudio pionero e innovador, se trata de una gran idea, que se quiere repetir cada año. Felicito al equipo que lo ha realizado", ha enfatizado el catedrático. "Cualquier medida es objetiva, pero cuando un método subjetivo la aplicamos año tras año, los datos son muy útiles", ha concluido.

Una metodología que cuantifica el valor social de la Universidad

Seguidamente, Pablo Sánchez y Silvia Ayuso, autores del estudio, han pasado a explicar su contexto, la metodología que se ha utilizado, el contenido y las conclusiones. La metodología del estudio se basa en un modelo poliédrico de análisis, que permite objetivar el valor creado por una organización para el conjunto de sus grupos de interés, y sigue un proceso de contabilidad social llamado Spoly, que consta de una serie de fases.

El primer paso consiste en la identificación de los grupos de interés (stakeholders), que en el caso de la UPF serían estudiantes, antiguos alumnos, familias de los estudiantes, personal docente e investigador y personal de administración y servicios, profesorado, proveedores y empresas de servicios contratados, administraciones públicas, instituciones y entidades, tanto del Grupo UPF como del entorno universitario, social y mediático.

Posteriormente, se identifican las variables percibidas, mediante entrevistas en profundidad realizadas a representantes elegidos dentro de los diferentes grupos de interés. Las variables de valor obtenidos de las entrevistas se plasman en una matriz de intereses, y se buscan indicadores y proxies (aproximaciones al valor) adecuados que permitan su monetización mediante algoritmos de cálculo. Finalmente, se calcula el valor social integrado (VSI), que incluye tanto el valor social generado a través de la actividad económica (capturado por indicadores de contabilidad) como el valor social específico, generado a los diferentes stakeholders al margen de la transacción de mercado, y monetizado con ayuda de indicadores y proxies.

Así, teniendo en cuenta este método, y aunque se trata de una primera aproximación con datos parciales, el valor social específico de la UPF obtenido para el año 2015 (170.222.157 euros) supera ampliamente el valor social generado por la su actividad económica en este ejercicio 2015 (110.462.908 euros). Asimismo, hay que señalar que el valor social integrado consolidado de 247.757.999 euros de la UPF representa más de cuatro veces el importe recibido de financiación pública.

Una herramienta innovadora para estimular el análisis del valor social de las universidades

Según Mònica Figueras, vicerrectora para proyectos para el compromiso social y la calidad, esta metodología es una herramienta que se alinea con el plan estratégico de convertirse en una universidad comprometido con su entorno y que contribuya al desarrollo social: "El estudio se emmarca en la tercera misión de la universidad, además de la docencia y la investigación. Averiguar el valor y los beneficios que genera la universidad en la sociedad y mantener un diálogo con los agentes con los que nos relacionamos para ver cómo nos consideran fuera es vital para una institución".

Esta misma metodología ya se ha utilizado en algunas empresas del ámbito de las pyme y que cotizan en bolsa y en algunas fundaciones. También en determinadas universidades internacionales, como algunas, por ejemplo, en el Reino Unido (social return on investment), pero  con una metodología siempre basada en la visión y los indicadores que la propia universidad y la administración consideran que son importantes.

En el caso del estudio elaborado por la Cátedra Mango de Responsabilidad Social de ESCI-UPF, "es un planteamiento totalmente diferente, ya que se basa en las expectativas de los grupos de interés con los que se relaciona la universidad", afirma Mònica Figueras. Según la vicerrectora, "la idea es hacer esta autoevaluación cada año, compararnos con nosotros mismos, y también, servir de estímulo para que más universidades e instituciones de enseñanza superior integren en sus métodos contables el análisis del valor social".

Un informe de la ACUP que muestra la importancia del sistema universitario y de investigación público como pilar básico

En relación con la temática analizada en este estudio, pero a partir de una metodología diferente y con una visión más global y macroeconómica, la ACUP organizó la jornada "Impactos socioeconómicos de las universidades públicas e investigación pública en Cataluña. La innovación como motor de progreso económico y social", que tuvo lugar el 20 de noviembre en el auditorio de La Pedrera. En el marco de la jornada, se presentó el informe "Impactos socioeconómicos de las universidades públicas y el sistema público de investigación de Cataluña”, un ejercicio inédito que analiza y cuantifica los impactos sociales y económicos de la actividad de las universidades públicas y el sistema público catalán.

El objetivo del informe, que ha utilizado los datos de 2015, es sensibilizar a la sociedad de la importancia de las universidades y centros de investigación como pilar básico del desarrollo del país, y del retorno que se recibe de la inversión pública efectuada.

Según este estudio, elaborado por los investigadores Jordi Suriñach y Juan Antonio Duro, por cada 100 euros de inversión en el sistema catalán de universidades públicas (SiCUP) hubo un retorno para la sociedad de 402 euros en contribución al PIB, 226 euros en rentas salariales y 618 euros de facturación.

Durante el año 2015, la inversión en investigación en las universidades públicas catalanas fue de 735 millones de euros, que generaron una contribución de cerca de 2.000 millones para el PIB. Estas cifras, que son sólo una parte de los beneficios revertidos a la sociedad, indican que los campus aportan el 1,4% del PIB y generan cerca de 45.000 puestos de trabajo a tiempo completo.

Jaume Casals, presidente de la ACUP y rector de la UPF, afirmó que este informe es "Una primera piedra que pretende construir una imagen lo más precisa posible de los beneficios que reporta tener un sistema universitario y de investigación público líder".