David Díaz de Quijano i Barbero es licenciado en Administración y Dirección de Empresas (2001) por la Universidad Pompeu Fabra y máster en Comunicación Empresarial, especialidad Tecnologías Digitales (2003), por la UPF-BSM (entonces, IDEC).

Desde 2008, es el coordinador de Oikocredit Catalunya, una asociación que difunde un modelo de cooperación basado en las finanzas éticas y en la justicia global, y que recoge fondos de inversores con conciencia social.

Oikocredit Catalunya apoya a Oikocredit Internacional, una cooperativa de crédito no bancaria que proporciona financiación al sector de las microfinanzas, a organizaciones de comercio justo, cooperativas y pequeñas y medianas empresas.

Financiada de manera privada a través de las inversiones de más de 51.000 personas y organizaciones, en 2015 Oikocredit superó los 1.000 millones de euros en activos totales, con niveles de desembolso para sus organizaciones socias de 419 millones, y una captación neta de fondos prestables de 102 millones.

— ¿Cómo recuerdas tu paso por la UPF?

Creo que la época universitaria es para mucha gente un momento de grandes descubrimientos y de generación de inquietudes personales. Para mí realmente fue así, y aunque siempre pensé que la enseñanza de Administración y Dirección de Empresas —al menos en ese momento— era poco crítica y plural, sí guardo muy buen recuerdo.

— Recientemente has vuelto al campus para participar en las ferias UPFeina y UPF Solidaria. ¿Cómo valoras la experiencia?

Siempre es bonito volver un poco a los orígenes ..., y hacerlo con la perspectiva de varios años, y en actos como estas dos ferias, es muy alentador. En ambas ferias he entrado en contacto con estudiantes que están a punto de terminar sus estudios, y creo que les ha sido muy interesante conocer otros tipos de empresas y organizaciones como la que represento, que compatibilizan la generación de beneficios económicos y la generación de beneficios sociales.

— ¿De dónde surgió tu interés por las finanzas éticas y la economía social solidaria?

Ya durante la carrera empecé a hacer voluntariado en algunas entidades sociales y ONG, y a interesarme por otras formas de hacer economía. Después trabajé unos años en temas de comunicación en el tercer sector, y a través de la ONG Setem conocí las finanzas éticas y Oikocredit, que me entusiasmaron por el gran impacto que vi que tenían a la hora de generar mejoras en la sociedad a través de una actividad económica. Además, era una forma de poder volver a aplicar con una profunda ética mi formación en el ámbito empresarial.

— ¿Cómo se interrelaciona Oikocredit Catalunya con Oikocredit Internacional?

Oikocredit es una cooperativa internacional que se dedica a captar fondos de personas y de entidades de países "desarrollados" para financiar proyectos empresariales con impacto social y ambiental positivo en países "en vías de desarrollo", principalmente en América Latina, África y Asia. En Oikocredit Catalunya fundamentalmente nos encargamos de representar en el seno de la cooperativa a las personas y las entidades de nuestro país que quieren invertir sus ahorros, y hacer difusión de este modelo empresarial y de las finanzas éticas en general.

— Oikocredit es una entidad no bancaria. ¿Qué servicios presta y cuáles no respecto a los bancos éticos?

Como cooperativa de crédito no bancaria, Oikocredit sólo ofrece un "producto" de inversión ética a plazo, a través de la adquisición de participaciones en su capital social. Por tanto, se trata de un complemento a los servicios financieros y de operativa bancaria que nos pueden ofrecer otras entidades de finanzas éticas bancarias, como por ejemplo Triodos Bank o Fiare Banca Ética.

— ¿Con qué entidades trabaja Oikocredit? ¿Qué proceso siguen el dinero de un inversor hasta que se materializa en proyectos de desarrollo?

Aproximadamente el 80% de la actividad de Oikocredit se centra en microfinanzas, a través de instituciones microfinancieras locales, y el otro 20% en financiar directamente proyectos productivos en el sector agrícola, manufacturero, del comercio justo o de energías renovables. El dinero que cualquier persona pueda invertir se destina a conceder préstamos a este tipo de proyectos a través de nuestra red de oficinas regionales, dirigidas por personal local altamente cualificado, que es quien se encarga de evaluar los proyectos en el terreno económico, pero también social y ambiental, y de gestionar los préstamos.

— ¿Qué implica para los inversionistas de Oikocredit que la entidad sea una cooperativa?

Por el hecho de tratarse de una cooperativa, todas las decisiones estratégicas deben aprobarse en asamblea, donde cada miembro directo tiene un voto, independientemente de su participación en el capital. Es, pues, un modelo más participativo y democrático que el de otras formas empresariales, y con los más de 40 años de historia de Oikocredit hemos demostrado que también es viable y eficiente.

— ¿Qué significa que Oikocredit ofrece un triple resultado los inversores: social, ambiental y financiero?

Básicamente, que nuestro objetivo no es maximizar los beneficios económicos y ya está, sino que eso siempre lo haremos de manera que nuestra actividad tenga también un impacto social y ambiental positivo, lo que en última instancia revierte en toda la sociedad, y también en nuestros inversores e inversoras.

— ¿Sus clientes buscan la rentabilidad de los fondos o eso para ellos es secundario?

De hecho, en nuestro caso no hablamos de clientes sino de socios y socias, lo que ya demuestra un talante diferente. Y aunque la rentabilidad económica también es fundamental en nuestra actividad, la mayoría de personas que invierten en Oikocredit lo hacen para dar un uso ético y transparente a sus fondos y no tanto para sacar un gran beneficio financiero.

— ¿El público objetivo al que se dirige es mayoritariamente joven? ¿A la gente mayor le cuesta confiar en alternativas a la hora de depositar su dinero?

Pues justamente nuestro perfil de socio está en una media de edad de 55 años, ¡muy elevada! Pero cada día hay más gente joven que se cuestiona el uso que está dando a su dinero, por poco que tenga, y se interesa por las finanzas éticas, y también es nuestra intención acercarlas a quienes serán las generaciones futuras.

— ¿La gente es consciente del destino del dinero que confían a los bancos tradicionales? Como se conjuga el secreto bancario con la actual sociedad de la sobreinformación?

Cada vez hay más conciencia sobre los impactos de nuestras decisiones de consumo, pero aún así todavía hay mucha gente que ni siquiera sabe que su banco puede estar invirtiendo su dinero en financiar conflictos bélicos, como la guerra de Siria. Respecto al secreto bancario y la sobreinformación, las entidades de finanzas éticas hacen públicas todas sus inversiones y operaciones para quien las quiera consultar, y se ha demostrado que esto no tiene un impacto negativo en sus resultados. Por lo tanto, tal vez deberíamos plantearnos cuáles son los intereses —y implicaciones— que hay detrás del secreto bancario y de la opacidad de buena parte de nuestro sistema financiero.

— ¿Las universidades deberían tratar más a fondo el tema de la economía social solidaria y las finanzas éticas en sus planes de estudios?

En nuestro país las finanzas éticas y la economía social y solidaria aún son un porcentaje relativamente pequeño del PIB. Pero su elevado impacto social, especialmente en el actual contexto de crisis estructurales que estamos viviendo, creo que justifican sobradamente que cada vez tengan una mayor presencia en todos los planes de estudios, y muy especialmente en los de las facultades de economía y empresa.