Hajar es estudiante de segundo del grado en Derecho y de tercer del grado en Ciencias Políticas y de la Administración en la UPF. Además, es delegada de la sede de la asociación Azahara en Barcelona, voluntaria en la asociación Red de Convivencia, socia de la asociación Deba-t.org y voluntaria de la Clínica Jurídica de la UPF.

La asociación Azahara es una organización sin ánimo de lucro que tiene el objetivo de crear ecosistemas de emprendimiento social y cultural, sobre todo proyectos vinculados a la educación, la cultura, la inclusión y la cooperación para el desarrollo. Es la primera vez que se presenta a la convocatoria de ayudas económicas.

¿Qué vínculo tienes con el lugar donde desarrolláis el proyecto?

Uno de los objetivos principales de la asociación Azahara es desarrollar proyectos de cooperación internacional de ámbito educativo, de igualdad y culturales. En este contexto, el proyecto que queremos poner en marcha es un programa formativo en liderazgo comunitario dirigido a mujeres del ámbito rural del norte de Marruecos, concretamente Chefchaouen, en la región de Tánger-Tetuán. Esta iniciativa quiere ser un espacio de aprendizaje mutuo, donde seamos capaces de llegar a todas aquellas mujeres que sean referentes en su entorno y que tengan vocación de transformación y compromiso social.

Esperamos que las mujeres que formen parte finalicen la experiencia con las herramientas y las competencias necesarias para poder desarrollar sus propios proyectos desde la creación de nuevas entidades y que, ahora, puedan servir como estímulo para otras mujeres y jóvenes de la región desde una visión teórica, pero especialmente pragmática, gracias al emprendimiento social. Para hacerlo, contaremos con la colaboración de la UPF, evidentemente; pero también de universidades de Marruecos y formadores de prestigio de muchos ámbitos: comunicación, administración y finanzas, marco legal… Siempre pensando que las personas participantes puedan crear un proyecto y afrontarlo con recursos útiles. También nos dan apoyo empresas colaboradoras de la ONG, desde su compromiso social, e incluso el Centro Internacional de Autoridades y Líderes en España (ONU).

Esperamos que las mujeres que formen parte finalicen la experiencia con las herramientas y las competencias necesarias para poder desarrollar sus propios proyectos

¿Qué vínculo tienes con el lugar donde desarrolláis el proyecto?

Mis padres son de origen marroquí. Desde que nací, todos los veranos visitamos Marruecos para ver a la familia, y aprovechamos para hacer turismo por el país y conocer sus diversas regiones. Estas escapadas hicieron que pudiera conocer una realidad muy diferente a la que veía no sólo en Cataluña, sino en la misma ciudad de Tánger, que quedaba a unas dos horas de distancia.

Con el tiempo, los viajes de ocio se han ido convirtiendo también en un compromiso social. Así pues, cuando nos planteamos la opción de desarrollar un proyecto de ámbito rural de la región de Tánger-Tetuán me sentí realmente entusiasmada, por mi vínculo con la zona y porque sabía que realmente hay una necesidad para que las cosas cambien.

El proyecto tiene la colaboración de la Universidad Abdelmalek Essadi. ¿En qué consiste?

Al ser un proyecto formativo, las alianzas con centros universitarios del mismo país, pero a la vez con la implicación de otras instituciones académicas, son clave. Tanto para elaborar el temario que queremos compartir como para desarrollar la parte más logística y de certificación de conocimientos adquiridos.

La colaboración con universidades nos permite acercar el ecosistema y los recursos de los centros educativos a las participantes. A su vez, facilita la colaboración de formadoras de prestigio y con una trayectoria avalada y contrastada. Concretamente, la colaboración con la Universidad consiste en la cesión de espacios donde haremos las formaciones, pero también en el hecho de ponernos en contacto con profesorado y talleristas. Hemos de tener en cuenta que la temática central, que es el liderazgo comunitario desde una perspectiva de género, requiere una visión holística y transversal a la hora de programar los diferentes módulos formativos.

Azahara es una asociación creada en 2018, con una Junta Directiva muy joven y con diferentes proyectos ya en funcionamiento. ¿Qué es Azahara? ¿Cómo los conociste? Y, ¿Cuál es tu tarea como delegada en Barcelona?

Azahara es una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para el fomento del emprendimiento social entre colectivos de origen diverso, y también tiene una línea de acción dirigida a la cooperación al desarrollo en el norte de Marruecos. Desde Azahara queremos crear ecosistemas de emprendimiento social y cultural, sobretodo proyectos vinculados a la educación, la cultura, la inclusión y la cooperación al desarrollo. Las áreas de acción de Azahara se basan principalmente en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 2030. Se pretende generar un cambio global para transformar las ciudades a través de la innovación social desde una perspectiva transversal compartiendo buenas practicas y recursos.

Desde Azahara queremos crear ecosistemas de emprendimiento social y cultural, sobretodo proyectos vinculados a la educación, la cultura, la inclusión y la cooperación al desarrollo

Llegué a Azahara a través de su presidente, Mohamed el Amrani, a quien conocí en una de las actividades de la Red de Convicencia. Me explicó el proyecto y me invitó a un acto que organizaban en el Museo de Historia de Cataluña. La actividad de la asociación y sus diversos proyectos me parecieron muy interesantes y decidí animarme a formar parte. En un primer momento, Azahara sólo se encontraba en Salt y después también en Gerona; pero este último año decidieron ampliar la organización y abrir delegaciones, una de ellas en Barcelona. La Junta Directiva me propuso ser la delegada y, a partir de allí, empezamos a mover hilos para constituir la delegación y comenzar a impulsar proyectos desde nuestra nueva localización. Como delegada de Azahara me encargo de coordinar la actividad de la delegación, gestionar sus diversos proyectos, contactar con las asociaciones y las instituciones con las que colaboramos y representar la asociación en Barcelona. 

La asociación tiene presente los objetivos de desarrollo sostenible y la Agenda 2030. ¿Hasta qué punto se encuentran vinculados a su misión?

Anualmente, la asociación Azahara reúne todas las personas que forman parte de la entidad de manera activa y se elabora un plan de actuación cooperativo. Es uno de los momentos más importantes para nosotros, ya que nos permite evaluar las necesidades reales y poner sobre la mesa propuestas y soluciones innovadoras, que convertimos en proyectos. Durante este proceso, también decidimos en cuáles de los 17 objetivos queremos focalizar nuestra actividad. Esto es fundamental. La focalización en 2-3 objetivos de todo el conjunto nos ayuda a poner todos los esfuerzos en iniciativas muy concretas y amplificar su impacto. Creemos que la Agenda 2030 es una oportunidad; pero el gran reto es saber transmitir a la ciudadanía qué significa y cómo la gente puede formar parte. Desde el ámbito social se tiende a tecnicismos y dar por hecho ciertos temas. Desde las entidades debemos hacer un gran esfuerzo pedagógico, para explicarnos mejor y transmitir que comportan los ODS; para mirar más allá de los márgenes para ser realmente inclusivos.

Después de escuchar tu presentación, vemos que eres una chica muy ocupada ... ¿Cómo lo haces para combinar el estudio de dos grados e implicarte en diferentes entes sociales?

Los días tienen muchas horas, y debemos ser capaces de aprovecharlas para lograr un impacto positivo en lo que nos importa. En mi caso, siempre he tenido una gran inquietud por el mundo social y me considero una persona soñadora; así que destinar mi tiempo a participar en diversos entes sociales no me supone un esfuerzo, sino que me entusiasma.

En cuanto a los estudios, me siento muy satisfecha, ya que me gustan los dos grados, y pienso que, visto externamente, lo que hago parece más de lo que realmente es. Es cierto que sacan mucho tiempo y, al tener que estudiar mañanas y tardes, acabo pasando muchas horas al día en la Universidad; pero al final todo consiste en saber organizarse el estudio y aprovechar las horas de universidad para hacer vida más allá de las clases magistrales y los seminarios. Es más, poder formar parte de una ONG te permite poner en práctica muchas cosas de las que estudiamos al grado. ¡Es un máster acelerado!

Es la primera vez que se presenta a la convocatoria. ¿Qué le animó a participar? ¿Qué te parece que la UPF se implique en iniciativas de compromiso social y desarrollo sostenible?

Nos pareció muy interesante presentarnos a la convocatoria de UPF Solidaria, ya que la Pompeu es una universidad joven, dinámica y de proyección internacional. Además, como estudiante, sabía que colaboraban en diversos proyectos de cooperación en todo el mundo, y nos pareció que nuestro proyecto encajaba en este marco de acción.

Como estudiante, me gusta ver que la Universidad no sólo es un espacio para generar y transmitir conocimiento, sino también un motor para emprender el cambio social. Muchas veces se crean narrativas muy buenas pero que nunca trascienden a la realidad. Saber que desde la UPF se proporcionan recursos para hacer que los jóvenes generen un impacto social positivo es un mensaje de esperanza y de futuro.