La Zero Waste Office  (@lazerowasteoffice) es un proyecto que lleva a cabo el personal de administración y servicios (PAS) de la Oficina de Postgrado y Doctorado de la Universidad Pompeu Fabra, que pretende hacer la transición hacia el residuo cero.

Se trata de una iniciativa pionera en la UPF, que se puso en marcha en mayo de 2019, y que quiere ser un incentivo para que otros servicios y personas de la comunidad universitaria se sumen a este reto.

El proyecto está impulsado por Anna de Golferichs, trabajadora de la oficina, que enseguida recibió el apoyo de su jefa, Marta Aragay, así como de todo el conjunto de compañeras del servicio, ya que para tener éxito el trabajo en equipo es indispensable.

"La Zero Waste Office", que fue uno de los proyectos finalistas de la edición 2019 del Concurso de Responsabilidad Universitaria convocado por el Consejo Social de la UPF, se enmarca en las diferentes acciones y compromisos de la Universidad en torno a la emergencia climática, entre ellas paliar la huella ecológica.

—¿Cómo surgió esta la iniciativa? ¿Se limita al espacio de la oficina?

(Marta Aragay): Como muchas cosas en la vida, la iniciativa surgió de una persona de la oficina, Anna de Golferichs, que ya hacía tiempo que nos hablaba del residuo cero. Finalmente, un día nos planteó dar un paso adelante. Era importante tener el compromiso de toda la oficina, y como jefa, pensé que el planeta lo agradecería y sería una muy buena dinámica para seguir haciendo equipo. Rápidamente vimos que los cambios en la oficina nos obligaban a modificar hábitos en casa: la sostenibilidad no entiende de fronteras y si eres sostenible al trabajo, lo acabarás siendo en casa.

"La sostenibilidad no entiende de fronteras y si eres sostenible al trabajo, lo acabarás siendo en casa".

—¿Cuál es su objetivo final?

(M. A.) No hay objetivo final, el proyecto está en cambio permanente. Su principal finalidad es integrar la cultura del residuo cero y concienciar sobre su necesidad. Ahora bien, nos gustaría que la frontera no fuera la puerta de nuestra oficina. Podemos decir que nuestro propósito final es que la comunidad UPF también adopte estas medidas.

—¿Cómo habéis conseguido esta reducción tan drástica de residuos? ¿Habéis utilizado algún tipo de guía práctica?

(Anna de Golferichs). El primer paso que hicimos fue eliminar las papeleras y hacer servir sólo una para toda la oficina. El gesto fue tan drástico que los resultados se hicieron evidentes rápidamente. En cuanto a la guía, fui proponiendo compromisos y retos semana a semana, un poco siguiendo mi experiencia personal con el estilo de vida residuo cero. Es un proceso de transición creativo y abierto que debe ser capaz de adaptarse a las dinámicas de cada equipo.

—¿De qué manera os habéis servido de Instagram para ver los resultados?

(A.G.) Instagram ha sido fundamental como herramienta para motivar a las compañeras. Mi idea era convencer al conjunto de la oficina que todo el mundo puede convertirse en una influencer capaz de cambiar el mundo, o al menos nuestro pequeño mundo. Por otra parte, Instagram no sólo nos ha servido para documentar lo que estamos haciendo, sino también para crear red con la comunidad residuo cero y dar a conocer el proyecto más allá del espacio de la oficina.

"Mi idea era convencer al conjunto de la oficina que todo el mundo puede convertirse en una influencer capaz de cambiar el mundo".

—¿Ha sido difícil la adaptación de los miembros de la oficina? ¿Cuál es el nivel de compromiso y qué reticencias ha habido?

(A.G.) No ha sido fácil, cada una de nosotras se ha encontrado con la necesidad de romper esquemas que teníamos integrados y de los que no éramos conscientes. Hemos intentado buscar el equilibrio constante entre el objetivo y la adaptación de cada persona. En este sentido, el proyecto es una muy buena herramienta de trabajo en equipo y de desarrollo de las capacidades de comunicación interpersonal.

—¿Podrías explicar algunas de las principales medidas y cambios que habéis introducido para eliminar los residuos?

(A.G.) Para conseguir una reducción de residuos significativa lo primero que hay que hacer es analizar qué residuos generas. En nuestro caso empezamos eliminando las botellas de plástico y los envoltorios. Otras medidas que hemos llevado a cabo han sido limitar el uso de material de oficina poco respetuoso con el medio ambiente (de hecho, estamos buscando alternativas más sostenibles) y también analizar los procesos administrativos que gestionamos para digitalizar al máximo y evitar la impresión de papel.

—¿Cuáles son las principales dificultades con las que os habéis encontrado?

(A.G.) Poner conciencia en todo lo que hacemos para integrar criterios de sostenibilidad. No siempre es fácil buscar la alternativa sostenible y hay que resistir el impulso de seguir comprando productos de fácil alcance pero poco respetuosos con el medio ambiente.

—¿Cuáles son los materiales u objetos de los que os ha sido más difícil de prescindir?

(A.G.) Los bolígrafos. Cuando planteé la limitación del número de soportes de escritura fui consciente de la dificultad que supone renunciar al principio de acumulación: integrar una cultura del "menos es más" resulta muy difícil para la sociedad occidental.

"Es necesario poner conciencia en todo lo que hacemos para integrar criterios de sostenibilidad".

—¿Esta iniciativa es extrapolable a otros servicios y ámbitos de la UPF?

(A.G.) Este es nuestro deseo. Creemos que como miembros de la comunidad universitaria tenemos la posibilidad de transmitir un mensaje importante al conjunto de la sociedad.

—¿La comunidad universitaria y la sociedad en general está suficientemente mentalizada de la importancia de reducir residuos?

(A.G.) No tenemos cultura de los residuos, de hecho mucha gente confunde reducir residuos con reciclar, y no se trata de eso. En los años 90 luchábamos por el reciclaje, y en el 2020 tenemos que luchar por la reducción de los residuos y por una cultura de la economía circular, en la que la materia del objeto vuelva a la tierra.

—¿Se trata de una conducta que se podría imponer o prevalece la libertad individual?

(A.G.) La reducción de los residuos debería regularse con leyes. Asimismo, la libertad debe prevalecer siempre en un sistema en el que ejercer esta libertad no sea sinónimo a la destrucción del planeta.

—¿Qué grado de responsabilidad tienen el consumidor, las empresas y los políticos en el exceso de residuos?

(A.G.) Es un tema que hemos discutido a fondo en la oficina. En un mundo donde prima el individualismo, puede parecer que la sostenibilidad es una responsabilidad individual y esto no es así. Como ciudadanos, tomamos decisiones importantes en nuestro día a día, pero los gobiernos, ya sean estatales o institucionales, tienen que aprobar leyes para que los ciudadanos vivan en un contexto sostenible. Quien tiene el poder debe ejercerlo para detener el cambio climático.

 "Quien tiene el poder debe ejercerlo para detener el cambio climático".

—¿Qué otras medidas crees que se podrían llevar a cabo desde la Universidad para luchar contra la emergencia climática?

(A.G.) Se están tomando medidas importantes, tales como la limitación de los plásticos en la cafetería, pero ahora hay que ver si efectivamente se produce una reducción significativa de residuos. Nosotros proponemos limitar y buscar alternativas al material de oficina, pero la medida más importante es construir una cultura de la sostenibilidad. Hay que hacer pedagogía y sentirnos parte del proyecto, debemos creer que podemos ser motor de cambio.