Mar Villora es estudiante de segundo curso del doble grado en Derecho / Economía -  Administración y Dirección de Empresas de la UPF. Con sólo 19 años, y junto con Elena Olea, estudiante de International Business Economics de la Universidad de Valencia, fueron las ganadoras del premio UPF Emprèn Idea 2016, por su proyecto "Compiso". Esta idea de negocio, que ya tienen muy desarrollada y planificada, se basa en una cooperativa de servicios para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

Los premios UPF Emprèn a la Iniciativa y la Capacidad Empresarial están convocados por el Consejo Social de la UPF, y cuentan con el apoyo de la Fundación Banco Sabadell en su modalidad Idea. Desde el año 2008, estos galardones buscan incentivar la cultura emprendedora entre los estudiantes, graduados y postgraduados de la UPF y de los centros del Grupo UPF menores de 30 años.

—¿Qué supone para vosotros haber ganado este premio?

Sin duda, haber ganado el Premio UPF Emprèn Idea es un feedback más que positivo para todo el trabajo realizado por mi equipo y por mí. No supone únicamente considerar "Compiso" una realidad más cercana, sino que constituye una forma efectiva de alinear nuestros intereses para generar valor social y enriquecer la sociedad de manera innovadora y efectiva.

—¿Puedes compaginar bien tu actividad como estudiante de un doble grado y emprendedora?

El doble grado en Derecho y Economía - ADE requiere dedicación completa. No obstante, en la Universidad se encargan de que los horarios y las clases no coincidan, y nosotros por nuestra cuenta compaginamos las actividades extraescolares. Siempre tenemos tiempo para aquello que nos apasiona: en mi caso, el emprendimiento!

—¿Cómo surgió la idea del proyecto?

La idea original surgió a través de la beca Ruta BBVA, una experiencia que ambiciona compromiso social, educativo y medioambiental. Y lo hace con la voluntad de reflexionar y hacer aportaciones a algunos de los retos importantes de hoy en día, como son la exclusión social, las grandes transformaciones en el medio ambiente y la promoción personal de habilidades y de actitudes emprendedoras. Desarrollamos el proyecto durante el pasado mes de julio en México, dirigidos por Initland, la empresa responsable del Programa de Emprendimiento Social BBVA.

—Compiso incluye aspectos personales, sociales y ambientales. ¿Cuáles son sus principales objetivos en estos tres ámbitos?

En cuanto a lo personal, nuestro principal objetivo es generar confianza con la gente de la tercera edad y con sus familias. En segundo lugar, el aspecto social fomenta la convivencia y la interacción entre personas de perfiles similares, y, por último, si se vive en sinergia se reduce la contaminación y se respeta el medio ambiente, lo que permite vivir más y mejor!

—¿Qué supone el hecho de que se plantee como un cooperativa de servicios?

Nuestra empresa adopta el régimen jurídico de sociedad cooperativa porque se ajusta a nuestros valores e intereses, basados ​​en la ayuda mutua, la democracia, la igualdad, la equidad y la solidaridad. Las decisiones que se tomen en el seno de la empresa deben obedecer a valores éticos de honestidad, transparencia y responsabilidad social. Todos nuestros clientes se consideran socios de la empresa, y pagan una cuota mensual de valor figurativo. Además, el beneficio se reinvierte en la propia cooperativa.

—¿Qué necesidades cubre vuestro proyecto?

El proyecto consiste en gestionar el alquiler de pisos para personas de la tercera edad que necesitan una ayuda sanitaria, y les facilitamos las atenciones médicas, de acuerdo con sus necesidades particulares. Como consecuencia, las pensiones serán administradas por los mismos residentes, que podrán reducir su gasto, ya que compartirán el pago del alquiler y la ayuda sanitaria. Además, se resuelve también el creciente problema de la soledad de la gente mayor, por el hecho de compartir vivienda con personas que se encuentran en la misma situación.

—¿Ha cambiado mucho el proceso de envejecimiento de las personas?

¡Por supuesto! El envejecimiento de la población es el principal reto social de las próximas décadas. El descenso de la natalidad no hace más que aumentar el problema, que se resuelve parcialmente con las residencias. En estos centros, las pensiones son administradas por la misma institución, que ofrece servicios comunes al colectivo, y con el cuidado de las familias, que en muchas ocasiones no se pueden hacer cargo de las personas dependientes. La inversión de la pirámide poblacional es un hecho.

—¿La soledad es un problema grave en la sociedad actual?

Absolutamente. Se ha observado en los últimos años un incremento de los hogares unipersonales en personas de 65 años y más. La soledad tiene como consecuencia una serie de problemas y necesidades propios del envejecimiento, como el aislamiento social, directamente proporcional a la edad de las personas a las que se dirige nuestro proyecto.

—¿Tenéis planificado dar algún paso adelante para materializar su proyecto?

Sí. El primer paso para que el proyecto se lleve a cabo consiste en comenzar la organización de actividades lúdicas y culturales, así como su divulgación en los diferentes medios de comunicación para atraer a los primeros early adopters, con los que montaremos el primer piso nodo. Una vez empiecen a pagar las cuotas, dejaremos de depender de la dotación del premio y seremos solventes con el alquiler de pisos.

—¿El espíritu emprendedor y el compromiso social de los jóvenes va en aumento?

Totalmente. Mi principal recomendación para todos aquellos que tengan una idea es que, aunque se estén formando en sus respectivos campos, hagan todas las aportaciones que puedan para crear futuros proyectos socialmente sostenibles, que respondan a necesidades reales y que mejoren nuestra sociedad. En definitiva, que aporten todo el valor social que esté a su alcance y que no tengan miedo de equivocarse.