Mariona Ibáñez es graduada en Periodismo y Humanidades por la UPF. Además de un gran interés por la cultura y el arte, siempre ha demostrado una gran sensibilidad para los niños y la educación. Este año ha puesto en marcha el proyecto Kutala (que significa "mirar" en kimbundu, la lengua del noroeste de Angola), una propuesta artística que, a través de la fotografía, quiere dar voz a niños y niñas de entornos en riesgo social de todas partes.

- ¿Donde nace la inquietud que te ha llevado a poner en marcha un proyecto solidario como Kutala?

Kutala lo formamos un grupo de voluntarios vinculados al ámbito de las humanidades y la creación artística. Con este proyecto pretendemos poner en común nuestros conocimientos en el campo de la creatividad con nuestras preocupaciones sociales. Parte del equipo de voluntarios de Kutala tenemos experiencias anteriores en cooperación, pero esta será la primera vez que vinculemos directamente un proyecto de voluntariado con nuestras inquietudes creativas.

-¿Cuáles son los objetivos del proyecto?

Con Kutala queremos ofrecer a niños y jóvenes en riesgo de exclusión social educación emocional a través de la fotografía. A lo largo de talleres que ya hemos hecho en Barcelona y que haremos en Malanje (Angola), pretendemos trabajar de manera muy natural aspectos como la autoestima, la relación con el entorno y la gestión de las propias emociones.

Otro de los objetivos del proyecto es hacer llegar la realidad de estos niños y niñas en riesgo social de exclusión a través de sus propios ojos. Muchas veces son situaciones que, si nos llegan, lo hacen a través de profesionales de la comunicación que no conviven diariamente con los problemas que relatan. Dar cámaras a los niños y que sean ellos mismos los que nos cuenten sus experiencias nos parece una manera diferente de acercar estas realidad a la gente.

- ¿En qué se concreta todo esto?

El proyecto comenzó con los talleres piloto en el Centro Socioeducativo Poblenou - Fundació Pere Tarrés en Barcelona. En colaboración con los educadores del centro organizamos a lo largo de diez semanas actividades en relación con la fotografía analógica. La intención de los talleres es preparar a los niños para que acaben haciendo un pequeño proyecto fotográfico personal sobre un tema con el que tengan un vínculo emocional fuerte (la familia, los amigos, mascotas...), con un equipo de fotografía analógica que les facilitamos nosotros mismos.

Los resultados de esta experiencia (analizados conjuntamente con los profesionales del centro) han sido muy positivos, y ahora ya tenemos la mirada puesta en Malanje, donde llevaremos a cabo la segunda fase, con la realización de los talleres en un orfanato de Vila Matilde, un barrio conflictivo de esta ciudad. De hecho, la valoración del trabajo realizado en Barcelona ha sido tan positiva que ya han surgido propuestas para llevar Kutala a otros lugares una vez volvamos de Angola.

- Kutala ha podido salir adelante gracias a la plataforma Verkami. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes te has encontrado con el crowfunding?

En el caso de Kutala, además de los mecenas Verkami, hemos tenido la suerte de contar con la ayuda de empresas como Casanova Foto y Nostálgico Barcelona Photostore, que nos han facilitado material y nos han ofrecido importantes rebajas. Estas colaboraciones nos han permitido rebajar mucho el objetivo de la campaña de Verkami.

El valor diferencial del micromecenazgo respecto a otros métodos de financiación es su componente social: paralelamente a la ayuda económica que representa, te permite llegar a gente fuera de tus círculos y, por tanto, te permite dar a conocer el proyecto. En cierta medida, esto significa someter tu propuesta a la opinión pública. Kutala ha interesado y ha llegado rápidamente a su objetivo, ha sido muy satisfactorio.

Sin embargo, este método tiene sus limitaciones, y encontrar canales de difusión de la campaña puede representar todo un reto. En nuestro caso tuvimos la suerte de ser seleccionados por el canal de Verkami de la plataforma Vilaweb, que publicó el enlace de nuestra campaña en la portada de su sitio web.

- ¿Qué es lo que más "llena" del proyecto?

Resulta muy gratificante ver como lo que has estudiado en la universidad puede acabar teniendo un impacto de mejora social a través de un proyecto propio. Todo el equipo de Kutala estamos muy felices con la creación de este proyecto solidario innovador y que funciona tan bien. Además, nos hace mucha ilusión volver a Angola, donde gracias a nuestras experiencias anteriores hemos hecho amigos y establecido vínculos muy especiales.

- ¿Qué te ha aportado haber hecho dos grados como Periodismo y Humanidades?

Pienso que estos estudios no son tan diferentes, y que se complementan muy bien. En el fondo, los dos grados ofrecen herramientas para aproximarse al conocimiento del mundo de maneras diferentes: una, desde el pensamiento y la cultura a lo largo de la historia; la otra, desde la actualidad, pero con un punto de vista crítico que se nutre precisamente del conocimiento humanístico.

- ¿Qué te marcó más de tu paso por la Facultad?

Evidentemente, la etapa universitaria es muy intensa, y eso siempre implica descubrimientos más allá de la clase. En mi caso, creo que el paso por el Aula de Teatro de la UPF ha sido esencial para lograr un crecimiento personal y profesional en aspectos muy diversos. Me ha ayudado a conectar con algunos de mis compañeros y conmigo misma de una manera mucho más directa y emocionalmente rica.