Artículo publicado en el Ara el 18 de enero de 2023

He repasado los artículos que salieron en mayo del 2021, cuando se anunció el resultado del censo chino realizado para el 2020. Entonces era normal subrayar que, a pesar de que China fuera el estado más poblado del mundo, y a pesar de haber crecido mucho en los diez años anteriores, la desaceleración era evidente e indiscutible. Se hablaba de cuántos años era necesario para que la India superara demográficamente a China. ¿Quizás cinco? Todo parece indicar que la perspectiva se concretará en tres meses –si el cóvid-19 no lo acelera–. El cóvid-19 marcará un antes y un después en la evolución económica y demográfica china. Por muchas razones. Ha sido un paro económico, una puesta en cuestión de la calidad de la sanidad china y de su capacidad de investigación para desarrollar una buena vacuna. También por la incapacidad de mantener sus exportaciones, y por los confinamientos demasiado estrictos. También por la rigidez de la política de cóvid cero contra la opinión de los expertos internacionales y de la propia opinión pública. Por último, por el paso atrás de la dirección política china ante las movilizaciones ciudadanas y el abandono radical, de un día para otro, de todo control sobre la epidemia. Se mire por donde se mire, costará reconocer a China que ahora vuelve a abrirse al mundo en el espejo de China anterior a la pandemia.

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