Atrás Reflexiones sobre la COVID-19 desde la perspectiva de la movilidad de los trabajadores: de las "zonas rojas" en las "zonas verdes". Joan Monràs

Reflexiones sobre la COVID-19 desde la perspectiva de la movilidad de los trabajadores: de las "zonas rojas" en las "zonas verdes". Joan Monràs

Joan Monràs, investigador Ramón y Cajal vinculado al área de economía laboral, pública, del desarrollo y de la salud del Departamento d'Economía y Empresa de la UPF.
02.04.2020

 

Mientras el mundo espera una vacuna que ayude a vencer la COVID-19, muchos países han restringido considerablemente la movilidad para intentar frenar la expansión del virus. Sin embargo, este "distanciamiento social" conlleva grandes costes económicos. El artículo propone maneras de reflexionar sobre las políticas de distanciamiento social que pueden ser efectivas y, al mismo tiempo, limitar las consecuencias negativas para la economía.

Artículo publicado en VOX el 25 de marzo de 2020

Las experiencias de China, Italia, España y de todos los otros países afectados por la COVID-19 muestran que el desafío más importante del virus es para el sistema sanitario. La capacidad de este sistema para atender a las personas en estado grave es limitada. El aumento repentino de estos casos provocado por el virus sitúa la capacidad del sistema sanitario por encima de sus posibilidades. Por este motivo, en los últimos días hemos oído en varias ocasiones la importancia de "aplanar la curva" (Baldwin 2020).

Se han propuesto muchas políticas para frenar la propagación del virus, y tanto los epidemiólogos como los economistas están compartiendo sus conocimientos sobre cómo estas políticas podrían afectar la propagación de la COVID-19 y sobre cómo afectarán la economía, respectivamente (por ejemplo , Baldwin y Weder di Mauro 2020). Dado que muchas de estas políticas no se han aplicado nunca antes, el asesoramiento sobre los efectos que pueden causar suele ser una estimación aproximada, aunque está guiada por los marcos teóricos tanto de la epidemiología como de la economía. De cara al futuro, será importante investigar continuamente las consecuencias tanto epidemiológicos como económicas de las diferentes políticas que se hayan aplicado, y ajustar la combinación de políticas a los resultados de las investigaciones.
 
En la fase actual es importante pensar en las políticas candidatas que podrían conseguir una gran reducción de la tasa de transmisión del virus y causar al mismo tiempo el mínimo daño posible a nuestras vidas económicas y sociales. Las intervenciones dirigidas a objetivos específicos tienen el potencial de alcanzar este equilibrio. Una de estas intervenciones es la política de rastreo de contactos y de realización exhaustiva de pruebas que muchos países han estado siguiendo durante las dos últimas semanas.
 
En los lugares y en los casos en que esta política no ha conseguido ralentizar suficientemente la tasa de transmisión de la COVID-19, o en los que se han topado con limitaciones de capacidad, los países han optado por medidas generales a escala nacional, como ahora el cierre de todas las guarderías, los centros de educación primaria y secundaria y las universidades, el cierre de todos los espacios públicos o, incluso, un toque de queda nacional, como ya se ha hecho en Italia y en España. La idea es simple: si las personas no interactúan entre ellas y se quedan en casa, el virus no se puede propagar. No está claro si esta política será eficaz a más largo plazo, pero intentar suprimir el virus parece, de momento, la política de intervención preferida (Ferguson et al. 2020).
 
Uno de los aspectos principales de las políticas aplicadas ha sido restringir drásticamente la movilidad de los trabajadores. Como resultado de esta restricción, la economía está a punto de hundirse.
 

En términos económicos, uno de los aspectos principales de las políticas aplicadas ha sido restringir drásticamente la movilidad de los trabajadores. Como resultado de esta restricción de la movilidad, la economía está a punto de hundirse. La inmovilidad de los trabajadores significa que el consumo se restringe a los bienes esenciales. Como consecuencia, grandes sectores de la economía han visto como caía su demanda. Además, la inmovilidad de los trabajadores también ha limitado la capacidad de las empresas para ofrecer muchos de sus servicios y para producir bienes, lo que ha supuesto una caída de la oferta de todos los bienes y servicios no esenciales.

Los pocos días durante los cuales se han impuesto restricciones severas a la movilidad de los trabajadores ponen de manifiesto como son, de costosas, estas políticas, y lo importante que es desplazarse para las personas. La gente necesita moverse por dentro de las ciudades para ir de compras, reunirse en espacios comunes de trabajo (aunque actualmente es más fácil que nunca comunicarse por Internet) y, finalmente, pero no menos importante, la gente necesita socializarse. Hay la inmovilidad de los trabajadores para luchar contra el virus, pero también es necesario que la gente se mueva para que la economía no se hunda. ¿Qué podemos hacer?
 
Una estrategia potencialmente útil es limitar la movilidad humana de manera más específica. Dentro de un par de semanas, si las políticas actuales han tenido un éxito moderado, es probable que haya zonas geográficas en las que no se detecten nuevos casos del virus, y otras en las que no se haya conseguido este objetivo . En este escenario, podría tener sentido permitir la movilidad humana dentro de las primeras zonas que comentábamos, pero no en las segundas.
 
El trabajo de los economistas en los últimos años sugiere que esta estrategia podría ser particularmente útil en las "zonas de movilidad pendular", o zonas de desplazamiento diario para ir a trabajar, introducidas por Tolbert y Sizer (1996) y popularizadas por Autor et al. (2013). Estas zonas son áreas definidas a partir de los flujos de desplazamiento. Están pensadas para capturar zonas geográficas donde hay una gran cantidad de desplazamientos dentro de la zona, pero pocos desplazamientos fuera de esta área. Las zonas de movilidad pendular a veces se llaman mercados laborales locales.
 
En un estudio reciente, Monte y Rossi-Hansberg (2018) investigan la cantidad de desplazamientos que se producen entre zonas de movilidad pendular. Como se puede observar en la tabla 1, adaptada de la tabla 1 de su estudio, tenemos que en la zona de movilidad pendular mediana alrededor del 7% de los residentes trabajan fuera de la zona. De manera similar, alrededor del 7% de los trabajadores de la zona de movilidad mediana viven fuera de esta zona. Hay bastante heterogeneidad en estas distribuciones, pero la proporción de residentes que se desplazan para ir a trabajar fuera de su zona de movilidad pendular de residencia o la proporción de trabajadores que se desplazan desde fuera de la zona de movilidad, incluso en el percentil 95, es alrededor del 22% y el 15%, respectivamente.
 

Tabla 1

 

Mín.

p5

p10

p25

p50

p75

p90

p95

Màx.

Media

Trabajadores que se desplazan desde su lugar de residencia

0

0

0,01

0,03

0,07

0,12

0,18

0,22

0,49

0,08

Trabajadores que se desplazan al trabajo

0

0

0,01

0,03

0,07

0,1

0,13

0,15

0,25

0,07

 

La movilidad dentro de las zonas de movilidad pendular tampoco es alta. Davis et al. (2.019) muestran las pautas de consumo en los restaurantes de la ciudad de Nueva York utilizando datos de Yelp (una plataforma de opiniones en línea). Como se puede observar en la figura 1 utilizando dos puntos de datos, y más sistemáticamente en sus estimaciones, los usuarios de Yelp -que quizás son más osados que el neoyorquino medio- parece que van a restaurantes cercanos a sus lugares de trabajo y de residencia. Esto sólo es, obviamente, una parte del consumo y de la socialización que se producen en las áreas metropolitanas, pero sugiere que la movilidad está bastante concentrada alrededor de los puestos de trabajo y de residencia, y claramente dentro de las zonas de movilidad pendular. A Agarwal et al. (2020) expone más sistemáticamente esta evidencia utilizando datos de las tarjetas de crédito y documentando las pautas de consumo en diversos sectores.

Figura 1


Así pues, las zonas de movilidad pendular pueden ofrecer una manera de reflexionar sobre cómo diseñar políticas más específicas para detener la propagación de la COVID-19. Permitir la movilidad dentro de las zonas de movilidad donde no se hayan detectado casos de COVID-19 -definido-la posiblemente de una manera muy estrictamente pero limitándola a los desplazamientos entre estas zonas puede reducir la propagación del virus y, al mismo tiempo, limitar sus efectos sobre la economía. Asegurarse de que las zonas de movilidad pendular están "limpias" del virus antes de permitir la movilidad puede ser el precio que deberá pagar para ganar la lucha contra el virus. Al fin y al cabo, también es dentro de las zonas de movilidad pendular donde el virus tiene más probabilidades de propagarse. Con el tiempo se podría permitir la movilidad entre de zonas de movilidad en los que ya haga bastante tiempo que no se detecta ningún caso positivo. Sellar las zonas sin presencia del virus y permitir el movimiento de personas en su interior tiene la ventaja añadida de que estas zonas podrían proporcionar recursos muy valiosos a otras zonas que estén afectadas por el virus. El comercio de mercancías entre las zonas de movilidad puede ayudar a reducir los problemas causados ​​por la inmovilidad de trabajadores entre estas zonas.

La crisis de la COVID-19 está demostrando lo importante que es para la gente el hecho de poderse mover. Esperamos que limitando esta movilidad de maneras inteligentes podremos ayudar a hacer frente al problema de que la restricción de la movilidad de los trabajadores plantea para la economía.
 
Esta es una solución drástica, pero cabe esperar que podría tener muchos de los beneficios epidemiológicos de los toques de queda en una fracción de sus costes económicos. Podríamos resumirlo de la siguiente manera: pasar de establecer "zonas rojas" (es decir, la manera ineficaz en que los gobiernos han intentado evitar la propagación del virus restringiendo la movilidad de los trabajadores fuera de zonas geográficas definidas de manera arbitraria) establecer "zonas verdes". Entre otras cosas, la crisis de la Covidien-19 está demostrando lo importante para la gente el hecho de poderse mover. Esperamos que limitando esta movilidad de maneras inteligentes -sólo allí donde sea necesario- podremos ayudar a hacer frente al problema de que la restricción de la movilidad de los trabajadores plantea para la economía.
 

Referencias

Agarwal, S., Jensen B. i Monte, F. (2020). “Consumer Mobility and the Local Structure of Consumtion Industries”. CEPR Discussion Paper 12150.

Davis, D., Dingel, J., Monras, J. i Morales, E. (2019). “How Segregated is Urban Consumtion?”. Journal of Political Economy 127(4), 1684-1738.

Autor, D., Dorn, D. i Hanson, G. (2013). “The China Syndrome: Local Labor Market Effects of Import Competition in the United States”. American Economic Review 103(6), 2121-2168.

Ferguson, N., Laydon, D., Nedjati-Gilani, G. et al. (2020). “Impact of non-pharmaceutical interventions (NPIs) to reduce COVID-19 mortality and healthcare demand”. Març.

Monte, F. i Rossi-Hansberg, E. (2018). “Commuting, Migration and Local Employment Elasticities”. American Economic Review 108(12), 3855-3890.

Tolbert, C. M. i Sizer, M. (1996). “US Commuting Zones and Labor Market Areas: A 1990 Update”. Economic Research Service Staff Paper 9614.

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