"Llamamos con agrado a estos objetos sublimes porque elevan la fortaleza del alma por encima de su media habitual, y permiten descubrir en nosotros una capacidad de resistencia de un tipo muy diferente que nos da valor para poder medirnos con la aparente omnipotencia de la naturaleza." 

Immanuel Kant, Crítica del discernimiento (Barcelona: Austral, 2012), p. 346.

La imagen tiene un núcleo de atención claro: las nebulosas iluminadas del centro. Sin embargo, los bordes de la obra y el núcleo mismo están notablemente oscurecidos. En el centro izquierdo de la pieza, podemos ubicar una figura aparentemente humana que descubrimos gracias a la claridad que emana del saliente lumínico. La impresión de la obra no es estática, sino más bien dinámica, pues las nebulosas parecen estar en proceso de engullir dicha figura. La neblina parece absorber y conducir a una oscuridad muy profunda. Dawid Planeta en su colección de imágenes en la que se incluye The Unknown explica, precisamente, que se sirve de representaciones oscuras y misteriosas (que constituyen alegorías de las profundidades de su mente) para dar cuenta de lo que le aterra, y así tratar de lidiar con la depresión. Luego, esta capacidad de representar sus miedos a través del arte plástico le sirve como Pharmakon: le ayuda a superarlos gracias a la capacidad de catalizarlos y convertirlos en su propia creación. No es casualidad que el artista haya escogido este modo de representación para vehicular su obra, pues las ilustraciones permiten, tanto al autor como al espectador, vivir una experiencia que va más allá de lo estrictamente racional (como ocurre con la depresión) gracias a la sensualidad de la imagen visual. Por tanto, concluimos aquí que no es en la incapacidad de racionalizar la depresión dónde encontramos la fortaleza del alma por encima de su medida habitual, sino en el dominio que supone la habilidad para representarla artísticamente.

Elaborat per Julia López, Claudia Vallverdú, Pol Ben i Biel Montoro