"Tenemos que hacer una revolución mental en temas de ecología, de sociedad y de salud"
"Tenemos que hacer una revolución mental en temas de ecología, de sociedad y de salud"
Joan Benach es profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales y director del Grupo de Investigación en Desigualdad en la salud - Employment Conditions Network (GREDS-EMCONET), especializado en salud pública.
31.03.2017
Joan Benach es profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales y director del Grupo de Investigación en Desigualdad en la salud - Employment Conditions Network (GREDS-EMCONET), especializado en salud pública. También es co-director del JHU-UPF Public Policy Center. Hablamos con él para conocer la transversalidad del medio ambiente y su conexión con disciplinas como la salud pública o la economía.
- ¿Desde qué disciplinas se estudia la salud pública?
La salud es una megadisciplina que depende de la biomedicina, la psicología, la sociología, la política, el derecho, el medio ambiente ... Para entender bien la salud poblacional hace falta una visión integrada de las diferentes disciplinas. Desgraciadamente, hoy en día muchos estudios y muchos análisis son demasiado "reduccionistas" y, por tanto, insuficientes para entender problemas globales y sistémicos en que las causas están interrelacionadas. Son necesarias investigaciones más complejas y transdisciplinarias.
- ¿Hay estudios que relacionen directamente el medio ambiente, la sociedad y la salud pública?
El medio ambiente tiene que ver con los entornos donde vivimos: la comida que comemos, el aire que respiramos, el agua que tomamos ... Y cada uno de ellos se relaciona con factores sociales, económicos y políticos. Por lo tanto, cuando hablamos de medio ambiente, más que de ecología debemos hablar de socioecología, porque en el mundo real es muy difícil separarlo. Esto se ve con claridad cuando pensamos en la grave crisis socioecológica a la que se enfrenta la humanidad en este siglo. Sin embargo, por su complejidad las investigaciones científicas tienden a menudo a la simplificación, ya sea desde un punto de vista micro, como puede ser la contaminación química de determinados trabajadores o población, o bien a nivel más macro, como es el caso de la destrucción ecológica del litoral.
Hay que trascender el mito del crecimiento del PIB como objetivo supremo de la política económica que ignora los costes socioecológicos de la producción de bienes
- ¿Y qué papel juega la economía en todo esto?
La economía es una ciencia esencial para entender la salud y el mundo en que vivimos. Ahora bien, no hay una economía sino muchas, y para mí no se puede entender la economía como una ciencia separada de la sociología, la política o la historia. De hecho, en el siglo XVII se hablaba de economía política. Hoy sin embargo, la economía hegemónica da la espalda a visiones críticas como la de los economistas ecológicos, que señalan que la producción de bienes y servicios no puede ignorar la termodinámica ni obviar temas como la energía, las materias primas, la generación de residuos o el impacto ecológico. Hay que trascender el mito del crecimiento del PIB como objetivo supremo de la política económica que ignora los costes socioecológicos de la producción de bienes. De hecho, el PIB sólo mide la actividad económica y ésta puede ser buena, regular o mala, como cuando se destruyen bosques o se fabrican armas. Por lo tanto, es clave que la política económica tome una visión socioecológica, con la equidad y la justicia social como términos clave que se traduzcan en salud y menos desigualdades.
- Hablando de temas más cercanos, ¿cómo está afectando la contaminación actual de Barcelona a la salud de las personas?
La contaminación de ciudades como Barcelona es un problema grave de salud pública, el origen es sociológico, ya que el transporte juega un papel clave. Hoy quizás cuatro quintas partes de la población barcelonesa respira un aire contaminado que genera cánceres, infartos, ictus y problemas cognitivos en los niños, entre otros problemas de salud. Y a más contaminación, peor salud.
¿Qué hacer? Como la salud de la población está en juego, antes que nada nos tenemos que negar a aceptar muertes y enfermedades silenciosas, pero bien reales. Y segundo, hay que aumentar mucho la conciencia social y ser atrevidos haciendo políticas socio lo más osadas, consensuadas y democráticas posibles.
La contaminación de ciudades como Barcelona es un problema grave de salud pública, el origen es sociológico
- ¿Qué política pública propondrías para mejorar la situación actual de la ciudad?
Más que de "la política" sería mejor hablar de "las políticas". Debemos hacer intervenciones muy diversas: sociales, fiscales, legales, educativas, culturales, comunicativas... ¿Hay que resignarse a vivir peor y morir porque respiramos aire contaminado? No lo podemos aceptar. El objetivo es que la población entienda que tenemos que cambiar la manera de vivir, que debemos adoptar unos hábitos de movilidad, de producción y de consumo que bajo el capitalismo tienden a ser insostenibles e insalubres. Debemos hacer una revolución mental en temas de ecología, de sociedad y de salud.
- Y a nivel más global, ¿cuál es la situación del medio ambiente?
La situación actual es realmente preocupante. Muchos estudios científicos muestran que nos encontramos ante una enorme crisis ecológica global. No es solamente el cambio climático, sino también la pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo, la contaminación química del aire, el agua, la tierra y los alimentos, así como la pérdida de combustibles fósiles y materias primas que forman la base de la economía actual. En una tierra insostenible se hace difícil pensar que podamos estar sanos y que haya equidad y justicia social.
¿Hay que resignarse a vivir peor y morir porque respiramos aire contaminado? No lo podemos aceptar
- ¿Cuál es tu visión personal de la situación actual? ¿Hay esperanza para revertir la situación?
Esperanza siempre hay porque, por definición, el futuro es incierto. Sin embargo, las tendencias que observamos no son optimistas. En una biosfera finita no puede haber un crecimiento económico indefinido como el actual. Y considero que no se puede construir una sociedad sostenible sin poner radicalmente en cuestión las estructuras de poder y de propiedad, ni sin hacer frente a los intereses mercantiles de las grandes transnacionales o a las políticas neoliberales de los gobiernos que dañan la salud y el medio ambiente. Para cambiarlo habrá que experimentar nuevas maneras de vida, de producción y de consumo alternativas. Habrá que crear una democracia mucho más profunda de la que actualmente tenemos.
Vídeo de presentación del GREDS-EMCONET
*Entrevista realizada por UPF Sostenible