Y bueno, querido Pangloss - dijo Cándido -, cuando le colgaron, cuando le hicieron un corte de arriba abajo, cuando le azotaron y cuando le llevaron a galeras, ¿seguía pensando que todo iba de la mejor manera? -He estado siempre de este parecer -dijo Pangloss-, porque, al fin y al cabo, soy un filósofo: no me ocurre contradecirme, dado que Leibniz no puede haberse equivocado y que la armonía preestablecida es, justamente con el pleno y la materia sutil, lo más hermoso del mundo.” (cap. XXVIII, p. 290)

“Et bien, mon cher Pangloss, lui dit Candide, quand vous avez été pendu, disséqué, roué de coups, et que vous avez ramé aux galères, avez-vous toujours pensé que tout allait pour le mieux dans le meilleur des mondes? – Je suis toujours de mon premier sentiment, répondit Pangloss; car enfin je suis philosophe, il ne me convient pas de me dédire, Leibnitz ne pouvant pas avoir tort, et l’harmonie préétablie étant d’ailleurs la plus belle chose du monde, aussi bien que le plein et la matière subtile” (cap. XXVIII, p.141)

 

Expulsado de lo mejor de los mundos posibles, Cándido asiste a una sucesión de calamidades: ¿cómo puede que la humanidad sea tan mala? Cuando todo ha sido quemado, destrozado, arrasado, cuando no queda nada del mundo cotidiano, querido y familiar, ¿aún podemos tener algún motivo para ser optimistas y felices? Quizás sí. Esto es lo que pretende Cándido, el ingenuo héroe improvisado más famoso de la literatura. Como si conociera a su lector desde siempre, quiere entregarse con él a un viaje instructivo y doloroso a través de los campos inseguros de la vida. La ironía, el humor y el entretenimiento no hacen sombra a una profunda reflexión sobre el destino y la libertad.


¿Qué comparte Cándido con un científico como yo? ¿Un escepticismo ante el optimismo filosófico de la época? ¿Una visión crítica de los dogmas y los principios eternos e incuestionables? ¿O sencillamente el descubrimiento de cómo funciona la realidad a través de su propia experiencia? Probablemente una mezcla de todo. (p. 15)

Siguiendo los pasos de Cándido, cultivamos nuestro propio jardín…”, prólogo.
Cristina Pujades
Catedrática del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra

 

Akira Kurosawa dijo una vez que si debía definir el tema en común de todos sus filmes, podía resumirse en esta pregunta: “¿por qué los hombres no son capaces de ser felices juntos?”. Dos siglos antes de la declaración del cineasta, el Cándido, de Voltaire, hacía una vertiginosa constatación de esta imposibilidad. (p. 301)

“Los cuatro mil golpes”, epílogo
Jordi Balló
Profesor agregado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra

Xavier Pérez
Profesor titular de Comunicación Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra

 

Con la publicación de Cándido, o el Optimismo, la UPF organizó una serie de actividades que invitaban a reflexionar sobre las temáticas desplegadas en el argumento: