Atrás La instalación de Perejaume “Fer voltejar una creu” dialoga con la Sala de Reflexión de Tàpies de la UPF en el marco de las jornadas de Arte y Espiritualidad

La instalación de Perejaume “Fer voltejar una creu” dialoga con la Sala de Reflexión de Tàpies de la UPF en el marco de las jornadas de Arte y Espiritualidad

El 21 de mayo, en el campus de la Ciutadella, el artista y poeta ha presentado su obra, que se sirve de un fragmento de la cruz de doce metros de altura que el arquitecto Lluís Domènech i Montaner levantó en la cima de Pedracastell de Canet de Mar a principis del segle XX, y que fue derribada y erigida de nuevo varias veces. La instalación, que plantea una analogía con el tintineo de una campana, permanecerá abierta al público durante un mes.

21.05.2024

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​La Sala de Reflexión de la UPF acoge desde el 21 de mayo la instalación "Fer voltejar una creu" de Perejaume (Sant Pol de Mar, 1957), reconocido artista, poeta, ensayista y estudioso, cuya actividad artística se inscribe en el universo tapiano, tanto como seguidor de Antoni Tàpies como por su innovación. La obra de Perejaume permanecerá abierta al público durante un mes, en diálogo estrecho con la obra de Antoni Tàpies, y ampliando su sentido, ya que la cruz es un elemento constante y clave de la iconografía tapiana.

Perjaume ha presentado su obra el 21 de mayo, a partir de una acción artístico-poética que ha preparado con motivo de la celebración de Art i Espiritualitat. Jornades sobre art i espiritualitat en l’obra de Picasso, Tàpies i Miró. El acto ha servido como clausura de las actividades en el campus de la Ciutadella de la UPF del primero de los cuatro días consecutivos en los que se desarrollarán estas jornadas, que después se trasladarán a la Fundació Antoni Tàpies, la Fundació Joan Miró y el Museu Picasso.

La obra de Perejaume permanecerá abierta al público durante un mes, en diálogo estrecho con la obra de Antoni Tàpies, y ampliando su sentido, ya que la cruz es un elemento constante y clave de la iconografía tapiana

Según Victoria Cirlot, catedrática de Filología Románica del Departamento de Humanidades de la UPF y codirectora del programa de las jornadas, junto con Manuel Guerrero, ensayista, crítico y comisario artístico, “se trata de una instalación perfectamente adecuada en la Sala de Reflexión que se inserta dentro de la tradición artística catalana, ya que Perejaume se sirve de un fragmento de la cruz de doce metros de altura que el arquitecto Lluís Domènech i Montaner levantó en la cima de Pedracastell de Canet de Mar en 1901."

Varias circunstancias hicieron que la cruz fuera derribada tres veces y se volviera a levantar, por lo que se trata efectivamente de una “cruz giratoria”, lo que el artista plasma en su instalación. Asimismo, hará corresponder la campana del díptico de Tàpies de la Sala de Reflexión con su cruz giratoria.

Una cruz tumbada y erigida varias veces en la colina de Pedracastell de Canet de Mar

Perejaume ha escrito un texto explicativo de la instalación, publicado recientemente en la revista Engramma, de la Università Iuav di Venezia de Italia, en un número especial dedicado a Antoni Tàpies (que será presentado el 22 de mayo, en la Fundación Antoni Tàpies), y en el que el artista argumenta la obra "Fer voltejar una creu".

Una parte del texto que completa la instalación, concediéndole un sentido preciso, afirma: “Siempre que me han obsesionado las montañas con una cruz en lo alto que es una manera de decir que la tierra muere en cada cima. Sobre la colina de Canet, el sube y baja de cruces parece representar una cruz que voltea como voltean las campanas: el campaneo de una cruz. 'Nadie ha subido nunca al cielo fuera de aquel que ha bajado'" (Jn 3,13)."

Perejaume aguanta una hoja con la imagen de la cruz original

Se trata de un fragmento de un brazo de una cruz (concretamente, de la segunda) que se levantó y tumbó varias veces en Pedracastell de Canet de Mar, y que se conserva en el museo Domènech i Montaner de esta localidad. El fragmento está situado en el espacio de la Sala de Reflexión de la UPF en la misma posición que ocuparía si existiera la cruz original, y la pieza corresponde a uno de los lóbulos medios del brazo de la cruz. “El fragmento se expone sostenido por cuatro puntales estampidos en las paredes, en el techo y en la viga que atraviesa la capilla y ante la gran campana de la pintura de Antoni Tàpies”, explica Perejaume.

En 1901 se erigió sobre el Turó de Pedracastell una cruz de 12 metros de altura (9 de la cruz y 3 del basamento) hecha con piedra de Montjuïc y diseñada por el arquitecto Lluís Domènech i Muntaner. El 26 de diciembre de 1926 un temporal de nieve y viento la derribó. Un año después, se erigió una segunda cruz idéntica pero más reforzada. El 24 de julio de 1936, la segunda cruz fue dinamitada por los milicianos revolucionarios. En los años 40, se plantó una tercera cruz de madera, que fue sustituida en 1953 por la cruz de hormigón actual, mucho más alta y dura, obra del arquitecto Puig Boada.

"Todo es un juego sobre esta cruz que tumba y que gira, en lo alto de la montaña, que no para de caer, y levantarse, caer y levantarse, y parece que haga este gesto de campaneo, como si tuviera que sonar esta cruz, como si girara como una campana en lo alto de una colina, y ahí está este juego que plantea la instalación", ha afirmado Perejaume. 

Para el artista, la obra plantea el simbolismo de “la cruz como un árbol baldío, que es una concepción cristiana de la naturaleza, y por contraste, estas cruces, que en el caso de la de Domènech y Montaner, copia una cruz gótica. Entonces vuelve a reproducir toda la botánica de aquellas cruces góticas, con la parte ornamental y floral que tienen, con hojas, esponjas, flores... Vuelve a ser una piedra con figuración botánica, y la cruz cristiana es un elemento botánico, hecha de leña, con figuración baldía."

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