Atrás ENTREVISTA a los miembros del HackLab: "Sólo hace falta tener iniciativa, muchas ganas y ningún miedo a equivocarse"

ENTREVISTA a los miembros del HackLab: "Sólo hace falta tener iniciativa, muchas ganas y ningún miedo a equivocarse"

Aunque nacieron como espacios reivindicativos, actualmente los HackLabs son lugares donde las personas interesadas en la ciencia y la tecnología intercambian sus conocimientos. Es con este propósito, que la UPF inauguró hace unas semanas su propio HackLab en el CRAI del campus del Poblenou.
20.11.2014

 

De izquierda a derecha: Marcel Farrés, Pedro Vílchez y Diego Iruela, en la porta del HackLabAunque nacieron como espacios reivindicativos, actualmente los HackLabs son lugares donde las personas interesadas en la ciencia y la tecnología intercambian sus conocimientos. Es con este propósito, que la UPF inauguró hace unas semanas su propio HackLab en el CRAI del campus del Poblenou.

Uno de los encargados de impulsarlo es Marcel Farrés, graduado en Ingeniería de Sistema Audiovisuales por la UPF y actual estudiante del máster en Cerebro y Cognición, también en la UPF. Reconoce que al principio dudaba sobre si el proyecto funcionaría o no, pero el hecho es que cada vez tiene más trabajo para gestionar las necesidades de aquellos que se han animado a participar de este espacio colaborativo.

"Me hubiera gustado que esto hubiera empezado antes, y no ahora que ya estoy en cuarto curso. Siempre había querido colaborar con gente de Comunicación Audiovisual, pero hasta ahora no había sitio donde hacer", asegura Pedro Vílchez, un estudiante del grado en Ingeniería en Sistemas Audiovisuales que, como Diego Iruela, estudiante del grado en Comunicación Audiovisual, es uno de los primeros miembros de este nuevo colectivo.

¿Qué es exactamente un HackLab?

Pedro Vílchez (P.V.): Es un espacio de reunión dedicado a la tecnología donde compartimos proyectos. Nuestro objetivo es convertir este HackLab en un espacio donde gente de todos los grados trabaje en un mismo proyecto: unos programando, otros aportando la parte audiovisual y unos otros traduciendo, por ejemplo. Esto daría mucha riqueza al producto y sería una oportunidad para encontrar sinergias entre carreras, que es lo que le falta a la Universidad.

¿Cómo surgió la idea de crear un HackLab en la UPF?

Marcel Farrés (M.F.): Hace cosa de un año, los compañeros y yo empezamos a participar en Hackathones [eventos donde muchos programadores informáticos se reúnen para desarrollar uno o más proyectos en un tiempo limitado]. La Universidad decidió darnos apoyo en forma de espacio, material y formación, que es lo que nos falta a los estudiantes, y me propusieron que reuniera a la gente interesada a iniciar el proyecto.

¿En qué consisten vuestros proyectos?

Diego Iruela (D.I.): El mío consistía en una cámara web que detectara el movimiento del ojo y que, a cada parpadeo, hiciera aparecer una imagen nueva en un ordenador. Los estudiantes de ingeniería del HackLab me dijeron que la cámara no acabaría de funcionar, así que me proporcionaron un eye-tracking, un sistema para seguir el movimiento de los ojos que yo no hubiera podido conseguir por mi cuenta.

P.V.: Con mi grupo, estamos intentando crear una infraestructura de red libre y abierta que funcione únicamente en el HackLab. Esto implicaría poderla gestionar nosotros mismos para hacer las pruebas que se nos ocurran. Es algo que no podemos hacer con la red de la Universidad, ya que - por sus buenos motivos - no nos la dejan tocar.

¿Qué infraestructuras necesitáis?

P.V.: El grupo que trabaja con robots, por ejemplo, necesitaría unas taquillas para no tener que llevarse cada día a los materiales a casa. Tendría que haber un lugar donde dejar las cosas y saber que las encontrarás al día siguiente.

M.F.: Se tiene que remodelar el espacio. La Universidad ya está trabajando en instalar las taquillas, un proyector o una pantalla. También se tendrían que sustituir estas mesas tan grandes por otras plegables que podamos retirar para hacer conferencias. Debemos hacer que sea un espacio el máximo de polivalente posible.

Pedro Vílches (Izq.) y Marcel Farrés (Der.), trabajando en el HackLab ¿Cuántas personas forman parte del colectivo del HackLab de la UPF?

M.F.: Ahora mismo tenemos una lista de 50 personas, a las que se va poniendo al día por correo electrónico. Pero no todo el mundo viene. Lo que tenemos que hacer es explicar bien qué hacemos aquí, porque hay mucha gente que lo desconoce.

D.I.: Lo que también ocurre es que hay muchos que creen que se debe tener un nivel muy alto de ingeniería para poder venir a trabajar aquí, cosa que no es verdad. Sólo hace falta tener iniciativa, muchas ganas y ningún miedo a equivocarse.

¿Cuál creéis que es la manera más eficaz de dar mejor a conocer este lugar?

D.I.: Se tendría que dejar claro qué es este espacio y para qué debe utilizarse. Muchas veces, la gente ve el aula vacía y entra a hacer trabajos en grupo, por lo que el espacio pierde su significado. Por el momento, aún estamos en una transición y no tenemos los materiales necesarios, así que tampoco nos molesta que se aproveche el espacio para otras cosas, pero más adelante sí que se tendrá que hacer algo al respecto.

¿Creéis que necesitáis fortaleceros más como comunidad para impulsar todos los proyectos?

P.V.: Sí. El éxito del HackLab sería que tú entraras por la puerta y, al ver a alguien trabajando, pudieras ponerte a ayudarle. Pero, antes de llegar a este punto, se tiene que generar un espacio vivo con talleres y reuniones. Es una vez que tienes las infraestructuras cuando se genera comunidad. Nosotros solo acabamos de plantar la semilla.

¿Qué actividades se han programado para que se hagan en el HackLab?

M.F.: De momento no se ha hecho mucha cosa. Estoy averiguando los intereses de la gente para organizar esto o aquello. No tiene mucho sentido empezar a impartir conferencias si resulta que no interesan a nadie. Las actividades las debemos escoger entre todos y, contra más hagamos, más fácil será que nos pongamos en contacto los unos con los otros.

¿Creéis que todas las universidades deberían tener un espacio como éste?

P.V.: La idea es buena, por no deja de ser un experimento y aún es pronto para valorar si funciona o no. La Universidad lanzó la idea y nosotros la hemos recogido. De aquí a un año, cuando hayamos visto cómo responde la gente, sabremos si esto tiene continuidad o no.

M.F.: La utilidad de estos espacios en las universidades depende mucho de los proyectos personales de los estudiantes. La mayoría hace lo que se les pide en clase y ya está, cuando sería importantísimo dedicar tiempo a pensar qué más se puede hacer para obtener una formación extra. Cuando consigamos potenciar esto, será cuando la gente empezará a venir a sitios como este. 

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