Las plataformas digitales para comprar e intercambiar productos ya han penetrado en múltiples sectores económicos y sociales en todo el mundo, como por ejemplo el reparto de productos domicilio, el transporte, el alquiler turístico... La gran influencia que han adquirido sobre las relaciones socioeconómicas y laborales ha dado lugar a la expresión “capitalismo de plataformas”. Uno de los aspectos más controvertidos de este modelo ha sido la disminución global de la protección laboral de los trabajadores y trabajadoras de última milla.

En este contexto, expertos de todo el mundo en plataformas digitales analizarán las causas y el alcance de este fenómeno entre el jueves 15 y el viernes 16 de febrero en el campus del Poblenou de la UPF. En la “Working in/for platforms International Conference”, se abordarán las políticas, algoritmos e interfaces de las plataformas; o las formas de resistencia al control algorítmico articuladas por algunos colectivos. También se analizará el perfil de los trabajadores y trabajadoras de última milla, teniendo en cuenta la perspectiva de género. Para hacerlo, se contará con expertos en plataformas digitales procedentes de los Países Bajos, Italia, Alemania, Francia, el Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Perú y China, además de España.

Durante este congreso, se presentarán además los resultados del proyecto de investigación sobre las plataformas digitales PLATCOM (Plataformas de comunicación, fuerza de trabajo y aprendizaje informal), que se inició en 2020 y finaliza este mes de febrero. El proyecto, coordinado por la UPF con la participación de 7 universidades más del Estado español, ha profundizado en el análisis de los procesos de cibermediación de las plataformas (entre clientes, empresas, trabajadores/oras....); su impacto sobre las condiciones laborales y las estrategias de aprendizaje de los trabajadores; y los valores ideológicos asociados a las plataformas. Para la investigación, se han realizado entrevistas a 48 trabajadores de plataformas de cinco sectores diferentes: transporte, alquiler turístico, atención de niños y niñas, cuidado de animales, reparto de comidas o distribución de compras de alimentos a domicilio. Las personas entrevistadas son de España, Francia, Italia, Venezuela, Chile, México, Argentina, Perú, Cuba, Honduras, Egipto, Senegal y Pakistán.

El proyecto ha contado con la financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y de la Agencia Estatal de Investigación. Además de la UPF, han participado en él investigadores de la UCLM (Universidad Castilla La Mancha), la UVa (Universidad de Valladolid), la UVic, la UB y la ENTI (Escuela de Nuevas Tecnologías Interactivas, adscrita a la UB), la UAB, el CSEU La Salle y el CITM (Centro de la Imagen y la Tecnología Multimedia), adscrito a la UPC. Así mismo, se ha contado con la colaboración del sindicato CCOO. Además de los centros del Estado español, también ha participado una investigadora de la Monash University (Australia).

El proyecto PLATCOM ha investigado durante 4 años la dimensión sociolaboral y algorítmica de las plataformas

El investigador principal de PLATCOM, Carlos A. Scolari (UPF), asegura: “La plataformización de la economía es un proceso innegable. No solo el sector audiovisual se ha plataformizado, sino también el del transporte, la distribución de alimentos o el cuidado de ancianos, que se organizan a través de sofisticados sistemas algorítmicos y aplicaciones móviles. El equipo de PLATCOM ha indagado en diferentes aspectos de estas prácticas laborales. A diferencia de otras investigaciones que solo se han focalizado en la dimensión algorítmica, en PLATCOM estudiamos los procesos de enseñanza-aprendizaje dentro de esta fuerza laboral o los conflictos que emergen en la interfaz-plataforma. También prestamos particular atención a los discursos de estos trabajadores, es decir, cómo hablan y se refieren a las plataformas y a los procesos laborales”.

El equipo de investigación destaca que, más allá de generar, procesar y comercializar datos sobre consumo, las interfaces de las plataformas han creado una “red extremadamente densa” y compleja de agentes económicos y sociales. En este entorno, se manifiestan conflictos laborales, además de tensiones políticas o debidas a la disparidad de los valores ideológicos que atribuyen a las plataformas los diferentes agentes económicos y sociales que se interrelacionan. Los trabajadores de última milla son el nodo más débil de esta red, al ser dominados por el resto de actores y la interfaz y algoritmos de la plataforma.

Frente a su precariedad laboral, los trabajadores promueven relaciones de cooperación (como la creación de grupos en línea) ya sea para compartir conocimientos útiles para las tareas diarias o “trucos para ganar al algoritmo”. Estos espacios de apoyo mutuo han facilitado la articulación de diferentes formas de resistencia colectiva, a través de agrupaciones informales o sindicatos. Estas muestras de resistencia han contribuido a la aparición de las primeras regulaciones de las condiciones laborales de los trabajadores de última milla, como la denominada “Ley Rider” (2021) en España.

Las competencias para trabajar en las plataformas no se limitan a las habilidades tecnológicas, sino que también incluyen el dominio de las relaciones o el conocimiento del contexto institucional y laboral. Ante la falta de formaciones organizadas por las empresas, los trabajadores y trabajadoras adquieren estas competencias a partir de estrategias de aprendizaje informal, especialmente a partir de la ayuda de sus iguales.

Una concepción negativa del trabajo, que se describe con expresiones como “esclavitud”, compensada por aspectos positivos como “la libertad” o “la flexibilidad”

Para referirse a su experiencia laboral con las plataformas, los trabajadores y trabajadores usan expresiones dispares. Muchos de ellas son negativas y usan metáforas relacionadas con “la esclavitud”, ya que enfatizan la deshumanización que implica aceptar las condiciones laborales de las plataformas, que, en palabras de muchos trabajadores, se basan en el “juego sucio”. Muchas personas también describen como “no-trabajo” aquello que hacen a través de las plataformas, porque lo conciben como una fuente de ingresos complementaria o provisional hasta que no encuentren un “trabajo real”. Aun así, se usan algunas expresiones positivas (“ser tu propio jefe”, “controlar las horas”), que aluden a la flexibilidad y libertad para gestionar el propio tiempo.