I sat awhile in perfect silence, rallying my stunned faculties. Immediately it occurred to me that my ears had deceived me, or Bartleby had entirely misunderstood my meaning. I repeated my request in the clearest tone I could assume; but in quite as clear a one came the previous reply, “I would prefer not to.” (p. 36)

Llega Bartleby a la oficina y también llega el fin del mundo. Con la frase única, enigmática y mítica "Preferiría no hacerlo", Bartleby el escribiente no asiente ni niega, y así ejerce una potencia absoluta mediante la palabra. Su fórmula sembrar el pánico, impide que se construya una relación entre la voluntad y el poder.

Desconcertado, perdido en la perplejidad y la desesperanza, el narrador utiliza todo tipo de medidas para salir del callejón sin salida en el que le ha puesto la fórmula de Bartleby. Y así hasta una situación límite. Su imaginación parece incapaz de remontar la crisis.

 

Bankleby era un empleado bancario ejemplar. Había llegado a la oficina hacía años y siempre había sido un trabajador eficiente y profesional. Esto le había granjeado la antipatía de su anterior jefe y de algunos de sus compañeros. Por eso nunca ascendió. Pero a Bankleby le daba igual. Siempre fue un espíritu independiente y con compromisos propios que no solía compartir. Hablaba poco, y esto tampoco le ayudaba en un ambiente de constante exaltación y celebraciones por la consecución de los logros comerciales. El nuevo director era un graduado de la mejor universidad de la ciudad. Llevaba poco tiempo en el sector pero tenía buenas credenciales. Los días transcurrían entre la cotidianidad de la alegría contenida y las comprobaciones del Excel. ¿Cuán cerca estamos de cumplir el objetivo? Esta era la pregunta estelar hora tras hora. Día tras día. En fin, todo normal. Hipoteca, hipoteca, hipoteca, hipoteca.

Bankleby”, prólogo, p. 17.
José García Montalvo
Catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra

 

Bartleby ni afirma ni nega, no diu ni sí ni diu no. Senzillament prefereix no haver ni d’acceptar ni de rebutjar. És cert que sempre prefereix no fer, i mai ofereix una alternativa positiva. Però sempre evita la negació. Es situa en una suspensió tenaçment inactiva entre el sí i el no, entre l’acceptació i el rebuig. Fa esclatar (…) totes les regles gramaticals del tracte humà. Suspèn educadament però obstinadament la disposició “proactiva”, com diriem avui, i possiblement l’empatia (…). En aquest sentit Bartleby és monstruosament inhumà.

Després de llegar el Bartleby”, epílogo, p. 80.
Jordi Ibáñez Fanés
Profesor Titular de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra

 
Ésta fue la primera obra que inauguró las publicaciones de la colección literaria, y fue el hilo conductor de una serie de actividades que giraron en torno a su temática:
 
 

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