Atrás Rafael Maldonado, nadar entre tiburones y barcos de la 2a Guerra Mundial

Rafael Maldonado, nadar entre tiburones y barcos de la 2a Guerra Mundial

Rafael Maldonado es jefe del grupo de investigación NeuroPhar y catedrático de Farmacología de la UPF. Fuera de la Universidad bucea con toda clase de animales submarinos y fotografía naufragios de la Segunda Guerra Mundial

05.04.2022

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En la recepción del edificio del Parque de Investigación Biomédica (PRBB) te piden el DNI y la razón de tu visita. “Vengo a ver a Rafael Maldonado, del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida”, explico. La chica al otro lado del cristal asiente, me devuelve el DNI y me pasa una tarjeta blanca en la que se lee la palabra ‘Visitante’. Después de subir tres pisos y dar vueltas por todo un laberinto de pasillos, finalmente encuentro el despacho de Rafael, jefe del grupo de investigación NeuroPhar y catedrático de Farmacología de la UPF.

Rafael ocupa gran parte de su labor universitaria a la investigación. Coordina un equipo de 32 personas y estudian el sustrato neurobiológico de los comportamientos de adicción a las drogas, los trastornos emocionales y los trastornos cognitivos. Es decir, se preguntan qué es lo que cambia en nuestro cerebro en el momento en que consumimos una droga, cuando un individuo sufre un trastorno afectivo o en el momento que surge una degeneración cognitiva. Todo esto lo hacen para encontrar las posibles causas y los porqués, que permitirán desarrollar medicamentos y combatir los efectos negativos.

Rafael coordina un equipo de 32 personas y estudian el sustrato neurobiológico de los comportamientos de adicción a las drogas, los trastornos emocionales y los trastornos cognitivos.

Reconoce con una sonrisa que, toda esa tarea sumada a la función docente, es bastante laboriosa: "Esto debe gustarte porque si no sería imposible dedicar todo el tiempo necesario y hacerlo bien" dice. Pero, ¿cómo se llega hasta la dirección del laboratorio de investigación de Neurofarmacología de la UPF?

"Soy médico y, como la inmensa mayoría, en un principio quería dedicarme a la clínica", explica Rafael, "pero a medida que pasaba el tiempo me di cuenta de que las asignaturas de farmacología y los ámbitos de las neurociencias me apasionaban. Esta combinación de intereses sustituyó a mis ganas de hacer clínica por la investigación biomédica". Pero, además, el camino que ha hecho Rafael hasta llegar a la Universidad Pompeu Fabra también ha sido distinto al habitual.

Según explica, estudió la carrera y el doctorado en Cádiz, pero después fue a la Universidad de París V René Descartes, donde realizó un segundo doctorado. De allí fue a parar a Estados Unidos para hacer el posdoctorado, hasta que regresó a Francia para ocupar una plaza como investigador. Una vez allí, le ofrecieron incorporarse al nuevo proyecto docente de Biología Humana de la UPF hacia el año 98, donde, finalmente, se ha quedado hasta la fecha. Todo un viaje. Pero además de investigar y viajar de una universidad a otra, Rafael, sobre todo durante las vacaciones, le encanta hacer submarinismo y fotografiar la fauna marina y los naufragios.

Entre la vida acuática y la terrestre

Desde el año 2006, Rafael bucea y fotografía el medio marino. Ha estado en las zonas del noroeste de Australia para encontrarse con tiburones ballena, ballenas jorobadas y orcas, así como en la isla de Sulawesi (Indonesia) para ver a las criaturas acuáticas más pequeñas. Entre otros muchos destinos, ha ido a las aguas de Marruecos para nadar en el arrecife de coral de 25 kilómetros, único en todo el Mediterráneo.

Rafael Maldonado

Rafael hace submarinismo con tanques de oxígeno que le permiten estar bajo el agua un máximo de 60 minutos. Durante este rato, el medio cambia por completo. La forma de comunicarse pasa a ser con signos y la movilidad está condicionada por factores como las corrientes de agua. Si bien algunas personas tienen vértigo solamente con pensar en sumergirse a 50 metros bajo el nivel del mar, Rafael lo describe como una sensación muy positiva y gratificante, donde te adentras en un mundo absolutamente diferente. También le encanta nadar con tiburones, un animal "precioso, curioso y muy agradecido", explica.

Pero además de investigar y viajar de una universidad a otra, Rafael le encanta hacer submarinismo y fotografiar la fauna marina y los naufragios.

Foto de Rafael Maldonado - Tiburón tigre

Se ríe y hace que no con la cabeza cuando surge la pregunta de si nadar con tiburones es un hobby peligroso. "Hay muchas actividades cotidianas con más riesgo que el buceo con estas criaturas", afirma. "De hecho, mis hijas dicen que son como un perrito. Naturalmente, tienes que tener cuidado de no ponerle la mano entre los dientes, pero en lo demás, un tiburón de punta blanca, por ejemplo, mueve la cola, se te acerca, te curiosea y marcha cuando quiere".

Entre las otras variantes del submarinismo, a Rafael también le gusta explorar y fotografiar naufragios. Los que más le apasionan son aquellos que están relacionados con la Segunda Guerra Mundial, que se pueden encontrar en zonas del Pacífico. Uno de los que más impresión le causó fue un carguero japonés conocido como el San Francisco Maru. Se encuentra a 1300 kilómetros del sudeste de Japón, en el archipiélago de Truk, y tiene un gran atractivo turístico por encontrarse en condiciones excepcionales. Para poder acceder a la estructura principal, es necesario bajar 42 metros bajo el agua y se pueden descubrir tanques, torpedos, minas, munición y camiones. "De pequeño leí bastante sobre la Segunda Guerra Mundial y poder ver bajo el agua tanques y barcos de esa época me fascina. De alguna manera, es como adentrarse en un museo sumergido".

Foto de Rafael Maldonado - tanque de la Segunda Guerra Mundial

"Mis hijas dicen que son como un perrito. Naturalmente, tienes que tener cuidado de ponerle la mano entre los dientes, pero, en lo demás, un tiburón de punta blanca, por ejemplo, mueve la cola, se te acerca, te curiosea y marcha cuando quiere".

Pero, tal y como se ha mencionado, Rafael tiene una gran pasión por la fotografía desde siempre y, de hecho, esta pasión le llevó a querer captar ese mundo acuático. En su móvil tiene cientos de fotografías de tiburones tigre, mantas rayas, tiburones ballena y delfines que, de vez en cuando, solo muestra a familiares y amigos. "Es puramente por disfrute personal, no necesito que nadie más las vea", asegura. Una de sus fotografías favoritas es la de un delfín con un ojo cerrado. Según explica, la cámara llamó la atención al animal y este se acercó, pero, cuando Rafael se fijó, vio cómo tenía un ojo cerrado y otro abierto, lo que significaba que nadaba mientras dormía.

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