La salud de los trabajadores y la Covid-19.
Editorial de Fernando G. Benavides, investigador senior de CiSAL publicado en la edición de abril de la revista Archivos de Prevención de Riesgos Laborales.
Hay muchas lecturas y muchos niveles de análisis de esta crisis, uno de ellos es el cuestionamiento del mercado (y su famosa mano invisible) frente al papel del Estado, como último salvavidas del conjunto de la sociedad. Entre ambos, Estado y Mercado, se sitúa modestamente la salud laboral, la misión es la protección de la salud de las personas que trabajan. Un objetivo que hay que implementar en las empresas, de acuerdo al menos con una regulación legal muy detallada y controlada por organismos capaces de detectar las infracciones y sancionarlas.
Esto nos sitúa en el ojo del huracán. Desbordados y desconcertados asistimos a una situación extraordinaria, para la que no estábamos preparados. Hemos tenido que sacar de la mochila del colegio las virtudes "teologales" de la templanza y la fortaleza para imaginar y consensuar soluciones ad hoc, que a continuación se quedaban cortas o sencillamente eran erróneas. Hemos comprobado una vez más que el ensayo / error es la mejor manera de avanzar en medio de la oscuridad. Y ha sido, hay que mencionarlo, una oportunidad para que la salud laboral asuma un liderazgo obvio que le corresponde a las empresas y las instituciones públicas. Lo que se traduce en muchas empresas en la participación de los Servicios en los comités de crisis, junto con el director o la directora general.
Los sistemas de vigilancia epidemiológica en salud laboral están resultando instrumentos decisivos, tanto para la gestión de casos y contactos, como para la predicción de escenarios que permita gobernar la pandemia en sus diferentes niveles.
Muchas son las lecciones que hemos ido aprendiendo a medida que la pandemia avanzaba, pero son muchas más las que aún nos quedan por aprender.
En este sentido, y cuando la curva de la pandemia parece allanarse, ahora tenemos que pensar en el día de después, y prepararnos para la tonada a la normalidad que, como ya sabemos, será gradual.
La velocidad de propagación del virus es en parte consecuencia de la globalización, por el intercambio de personas y mercancías, pero también ha sido la globalización, empezando por China, la que ha permitido dar una respuesta rápida y eficaz contra la pandemia.
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