El recorrido por el patrimonio artístico y cultural del campus de la Ciutadella, UPF Art Track, se ha enriquecido recientemente con una obra singular y diferente. Durante dos semanas, el artista Frank Trepax (seudónimo de Francesc Punsola), ha pintado el "Punktocràtor" -tal como él lo define-, con la técnica del grafiti, en la fachada del edificio del Depósito de las Aguas que da a la zona ajardinada. Según el autor, "es una obra que utiliza la estética de la calle para trasladarla a un espacio solemne, como es una universidad". Asegura que no quiere dejar a nadie indiferente y que "es moderna, con colores bien relacionados con el entorno, elegante".

La obra se integra literalmente en el recorrido de la UPF Art Track al utilizar como lienzo un ventanal del característico Depósito de las Aguas, también visitable a través del circuito artístico.

El proceso de creación, que tuvo lugar durante el mes de marzo, lo planteó de manera abierta, con el objetivo de que la comunidad de la Universidad se acercara e interaccionara con el artista mientras se creaba la obra. Esta apertura fue aprovechada para crear un documental, obra de la cineasta Alba Cros, sobre el proceso creativo del grafiti.

Vídeo resumen del acto de inauguración del Punktocràtor

Reflexiones de Frank Trepax sobre qué ha querido transmitir con la obra

Curiosamente esta obra ya tenía nombre antes de que su forma hubiera surgido ni siquiera en mi mente.

Fue un extraño e interesante juego de ideas. Unas cuantas personas visitábamos el espacio para considerar si podía o no ser el adecuado de entre varias opciones. Javier Aparicio se refería a la forma del arco y sus proporciones, que se corresponden, entre otros, con determinados retablos del Renacimiento.

Cuando llegué al Depósito, la forma del espacio ya me hablaba por sí sola. La fina curva del ventanal ya me hizo venir a la cabeza imágenes del Renacimiento, del Románico y el Gótico, y enseguida todo se cohesionó. Fue un proceso rápido, sin hacer especulaciones mentales.

De alguna manera, a mí me vinieron a la mente los frescos de iglesias románicas dedicados al Pantocrátor, y en un intercambio de palabras basado en una obra mía anterior que representaba gráficamente el paso del tiempo del Barroco a la actualidad, el Pantocrátor pasó a ser el Punktocràtor. En ese preciso instante todos supimos que esta obra, que aún no había nacido, representaría la figura de un Punktocràtor. Todavía hoy me hace sonreír el contraste entre la solemnidad del edificio y el nombre de la obra.

Lo cierto es que el Punktocràtor, los meses siguientes, se fue perfilando en mi mente como una figura revestida de la majestuosidad solemne del entorno y del templo del conocimiento que es el edificio en el que se ubica.

He utilizado colores elegantes y de gama suave, ya que quería transmitir la sensación de relajación, de contemplación introspectiva, de paz y de serenidad. Puedo decir que el resultado gráfico ha sido sorprendente.

Todas las líneas del mural buscan el rostro de la efigie, que es el auténtico centro neurálgico de la obra y que presenta, en contraste con el resto de la figura y su vestidura, múltiples facetas, como si fueran las diversas caras de una piedra o un cristal tallado para simbolizar así la diversidad del conocimiento, del pensamiento humano y su capacidad de transformar al individuo.

Y el azar, una vez más, fue determinante y me llevó a la frase del filósofo Lucrecio que he reproducido en la obra pictórica. Estas palabras inspiradoras me ayudaron a encontrar la mirada y expresión del Punktocràtor hecha de la autoridad que confiere la dedicación al conocimiento y la profundidad del saber.

La cita que acompaña el Punktocràtor, de la obra del filósofo y poeta romano Lucrecio (Titus Lucretius Carus 99 a. C. 55 a. C.), De rerum natura, (De la naturaleza de las cosas), es la siguiente:

Sed nihil dulcius est, bene quam munita tenere

Edita doctrina sapientum templa serena,

Despicere unde queas alios passimque videre

Errare atque viam palantis quaerere vitae,

Su traducción sería más o menos,

Pero no hay nada más grato

que poseer los templos excelsos,

guarnecidos por el saber tranquilo de los sabios

desde donde puedas distinguir a otros

Y ver cómo confusos se extravían

Y buscan, errantes, el camino de la vida

La obra y el artista, vistos des de otra óptica

Con el trasfondo de la voluntad del autor, que planteó el proceso creativo de manera abierta, se gesta una segunda pieza artística, en este caso en formato de documental, que dialoga con el grafiti y con su autor. Alba Cros, directora de cine -Las Amigas de Ágata (2015)- y alumni del grado en Comunicación Audiovisual de la UPF, se acercó a Frank Trepax y a la concepción del "Punktocràtor" durante dos semanas de manera observacional, emulando la mirada del espectador. La directora explica que "la pieza documental que saldrá será bastante como un Víctor Erice con" El sol del membrillo ", el referente que cogí para hacer el seguimiento. También Alan Cavallier, que iba a ver los oficios de la gente". Y añade que "será como ver cómo se construye toda esta pared con sus detalles y con los micropensamientos y silencios del artista ante la pared".

El objetivo del documental ha sido retratar el crecimiento del grafiti sin saber el resultado final, pero jugando a imaginar cómo puede acabar siendo. Manel Jiménez, vicerrector de Transformación Educativa, Cultura y Comunicación, remarca que "nuestra idea cuando decidimos acompañar el 'Punktocràtor' de otra obra, era precisamente dimensionar la obra que estaba generando, pero dimensionarla desde otra disciplina, desde una perspectiva que no fuera inmediata, sino que aportara discurso a aquella que se estaba elaborando".

Esta segunda propuesta creativa se integra perfectamente dentro del Programa de Cultura de la UPF, un proyecto hecho desde, por y para la comunidad universitaria; pero también proyectado al mundo. De este modo, la Universidad quiere contribuir al cambio social también a través de la cultura, entendiendo su actividad natural como centro de conocimiento de donde emanan numerosas iniciativas que rebasan el entorno académico y que proponen mecanismos de mejora del entorno.

El artista: Frank Trepax, pionero del grafiti y del arte urbano

Frank Trepax, seudónimo de Francesco Punsola, es uno de los artistas pioneros del mundo del grafiti en España, y especialmente de Barcelona. Sus inicios se remontan a mediados de la década de los 80 cuando, junto con el colectivo Trepax, comenzó a plasmar sus obras efímeras en las paredes de la capital catalana.

En 1986 entró como estudiante en la escuela Massana de Barcelona. Aquel primer año, tocando diferentes ramas artísticas, conoció en un ejercicio de clase la técnica de la plantilla y el spray. Frank, con otros compañeros de curso decidieron llevar este ejercicio de clase a la práctica.

Pese que al principio tenía que pintar a escondidas de la policía, que perseguía a los grafiteros por considerarlos vándalos, la progresiva integración del estilo en el imaginario urbano facilitó que las administraciones tomaran conciencia del valor de sus creaciones. Así, participó en la creación del primer mural autorizado por el Ayuntamiento de Barcelona, ​​en 1988, en una pared de la calle Jaén de Gracia, llamado SafariSprai, y que actualmente ya no se conserva.

Sus inicios se remontan a mediados de la década de los 80 cuando, junto con el colectivo Trepax, comenzó a plasmar sus obras efímeras en las paredes de la capital catalana.

Frank Trepax también se caracteriza por ser un artista total. Aparte de las obras en formato grafiti, también se ha dedicado con mucho éxito a la ilustración para todo tipo de formatos: campañas publicitarias, portadas de libros y discos, pictogramas para espacios públicos... Últimamente, se ha centrado en la relación entre arte y naturaleza, creando formas efímeras de gran formato en playas del Baix Maresme, y esculpiendo grabados en piedras de diferentes bosques de Cataluña.