4. Calidoscopio

Trial and error

Marko Daniel, director de la Fundació Joan Miró

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En 1987, el filósofo británico Richard Wollheim publicó Painting as an art [La pintura como arte], un análisis de la estética sin precedentes desde la síntesis entre la filosofía, la psicología y el arte. Especialista en el vínculo entre la mente y las emociones, concretamente en las artes visuales y en la pintura, Wollheim reflexionaba sobre el acto de pintar, la actividad de pintor en su estudio, contemplando una escena, un fragmento del mundo, para trasladarla a la tela.

Mirada, ojo, cerebro, análisis, memoria, reflexión, brazo, mano, pincel, pintura, lienzo. Un movimiento continuo entre este fragmento del mundo que observa y estudia el artista, la materia prima, la pintura que tiene en su paleta y que mueve, mezcla, transfiere a la tela con gestos inquietos, dubitativos, precisos, deliberados, que recrean el mundo que contempla. Sus ojos saltan continuamente entre las dos realidades que tiene ante sí: la escena y la pintura; la pintura y el mundo. Ambas realidades son materiales, físicas, con textura y color, aunque una pueda ser fácilmente vista como mera imagen. En este circuito entre el que mira y lo que pinta, entre mundo y lienzo, gira el acto de la pintura. Es, en definitiva, un proceso de investigación y de producción de conocimiento.

Lo más magnífico del arte es que este proceso da forma física y visible a una interrogación del mundo que no sólo nos permite verlo con los ojos de otra persona; sino que crea un mundo nuevo

Marko Daniel

Lo más magnífico del arte es que este proceso da forma física y visible a una interrogación del mundo que no sólo nos permite verlo con los ojos de otra persona; sino que crea un mundo nuevo que incorpora el trabajo transformativo de su propia creación y lo pone a disposición de las personas que entran en diálogo con la obra, sea de manera individual, solitaria, o social y colectiva. La obra es y crea discurso. A su vez, se ofrece para ser analizada, estudiada, criticada, ampliada. La pintura es una reflexión sobre el mundo y forma parte de él.

Una dimensión importante es que el conocimiento que el arte produce no es teórico, sino que es el resultado de esta interacción entre observación e intervención: no existe de manera pura a la mirada o la reflexión; sino que requiere la mano, la manipulación y la materia. No es producto de la biblioteca sin el laboratorio. Veo la misma relación entre teoría y praxis repetida en diversas esferas, de manera similar a los procesos de conocimiento e investigación de la universidad.

Estos días, en la Fundació Joan Miró, hemos trabajado una propuesta para cambiar algunas obras expuestas en las primeras dos salas que presentan la colección que el artista regaló a Barcelona y a sus ciudadanos. Conocemos tanto las que habían estado allí como las que habían salido de las reservas para una nueva perspectiva. Sin embargo, no había manera de evitar un proceso de trial and error.

Es necesario ver los cuadros en la posición propuesta, mirarlos colocados contra la pared, para ver qué funciona y qué no. Lo que sobre el papel puede parecer una solución elegante, presentado en salas, no siempre lo es. De la realidad de la experiencia, de la observación y los comentarios entre los presentes surgió la necesidad de repensar. Intercambiamos las posiciones de cuatro lienzos y aparecieron conexiones vivas entre obras en diferentes paredes, abriendo nuevos diálogos entre las pinturas y el espacio, y formas sutilmente diferentes de contemplarlas y de entenderlas.

Experiencia, razonamiento, emoción. Sentir, pensar y hacer. No hay que ir más lejos para ver la relación entre pintura, arte, cultura y universidad.