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Star Wars: Capítulos I-III

19.02.2019

 

 

Título original: Star Wars; Dirección: George Lucas; Año: 1999; País: EUA; Duración: 121 min.

Sinopsis: La República Galáctica está sumida en el caos. Los impuestos de las rutas comerciales a los sistemas estelares exteriores están en disputa. Esperando resolver el asunto con un bloqueo de poderosas naves de guerra, la codiciosa Federación de Comercio ha detenido todos los envíos al pequeño planeta de Naboo. Mientras el Congreso de la República debate interminablemente esta alarmante cadena de acontecimientos, el Canciller Supremo ha enviado en secreto a dos Caballeros Jedi, guardianes de la paz y la justicia en la galaxia, para resolver el conflicto. Este es el inicio del primer capítulo de la saga Star Wars, marcado por el conflicto entre los guerreres Jedi, vinculados a la promoción de la paz y los Sith, cercanos al lado oscuro de la Fuerza. 

Unión Europea, integración europea, parlamento europeo, relaciones internacionales, política europea, federalismo, republicanismo, organización territorial

 

¿Dónde están los lores sith europeístas?

Isidro Ruiz de Osma Díaz

Máster en Periodismo Político Internacional

Universitat Pompeu Fabra

 

Los fans de la saga de películas Star Wars nos contamos por millones. Amamos el universo que nos ha abierto y los buenos ratos que nos ha hecho pasar, pero son decenas las veces que nos hizo preguntarnos por qué las élites que las dirigen piensan antes en la rentabilidad del proyecto que en su calidad cinematográfica. Esta es la primera de las similitudes entre aquella galaxia tan lejana y la no menos alejada Unión Europea. Muchos millenials sentimos los episodios I, II y III -aquellos lanzados en los primeros años del siglo- como los nuestros. Estos cuentan, entre otras cosas, la historia de cómo un viejo sistema político democrático, que nota los achaques de contradicciones que llevaban largo tiempo sin resolverse, derivan en la implantación de un imperio autoritario. Las similitudes entre República Galáctica y la Unión Europea pueden servir de señal. Los problemas que no se arreglan, terminan por arreglar a uno.

 

La República Galáctica...

El sistema político que vemos en la trilogía de las precuelas es una alianza de tipo federal de miles de sistemas solares cuyo mayor mérito es haber mantenido la paz durante mil años. Algo así como la unión política de todos los actores presentes dentro de ese universo (excepto unos outsiders en el borde exterior). Dentro de esta, cada sistema de planetas (como un sistema solar) envía delegados y congresistas, similar al sistema norteamericano, nombrando un canciller supremo que llevaría el poder ejecutivo en la república. Al mismo tiempo cuenta con un cuerpo de burócratas que agilizan o bloquean la toma de decisiones y nuestra querida Orden Jedi. Los Jedi son una fuerza militar-religiosa que asegura la permanencia de la República, además de participar de forma activa en las decisiones dentro de esta, a pesar de no pasar por ningún escrutinio. Jugando en su contra está la Federación de Comercio (aquellos tipos grises de ojos grandes), que engloba básicamente a sistemas ricos que desean menos impuestos, con un ejército capaz de plantar cara a los Jedi. Y tanto dentro como fuera están los sith, que han urdido un plan para que el caos conspire a su favor y la república se arroje en sus manos en busca de un líder más fuerte que sus amenazas.

 

... Y sus problemas

El deseo de los sistemas ricos de mejorar su situación (y su capacidad real de lograrlo) hace insostenible la continuidad de la República. La burocracia eterniza las vías para detenerlos y frustra la confianza de todos los sistemas planetarios en el sistema político. Además, el Consejo Jedi es incapaz de percibir amenazas que tiene enfrente de sí todo el tiempo, debido a su excesiva confianza en su buen hacer. Cuando la Federación de comercio, evolucionada en la Confederación separatista, ha forzado la creación de un poder ejecutivo republicano sumamente poderoso, con ejército propio, el salto imperial es sencillo.

 

La Unión Europea...

Según se mire, la UE es un quasi Estado confederal o una organización supranacional que trata de ser lo primero. Su mayor logro es haber mantenido la paz dentro de sí ya más de medio siglo. Dentro de esta la componen el Parlamento y la Comisión Europea, que ha de contar con la aprobación total del Consejo Europeo, un organismo donde los Estados miembro vetan o deciden la alta política europea. Cuenta también con la burocracia bruselense - no equiparar con la burocracia galáctica - que es la que elabora y defiende los consensos y directrices que la Unión ordena a sus Estados.

 

...Y sus problemas

Los países ricos, con Reino Unido a la cabeza, desean renegociar sus condiciones con la UE en pos de más autonomía y menos impuestos, llegando por ejemplo los británicos al secesionismo. La Unión no aclara si quedará como simple organización entre Estados, o un nuevo Estado sobre todos ellos, y su inoperancia ante cada reto que debe hacer frente se hace más evidente. El respeto a la soberanía nacional dificulta la toma de decisiones, pero el poder asumido por la UE le obligaría a hacerlo. La comparación sin duda más divertida a la vez que siniestra vendría de la burocracia bruselense y la Orden Jedi. Ambos comparten ese aura aséptica, esa filosofía budista que los hace creer por encima de creencias políticas pasajeras. Ambos son expertos, tan probable es que se equivoquen como que dos y dos no sumen cuatro, pues les conduce una fuerza que se justifica por sí sola.

 

No es difícil ver donde la comparativa está incompleta. La República Galáctica no está situada en un contexto en el que haya actores de un tamaño comparable o superior al suyo, como le ocurre a la UE con China o EEUU. Además, para los europeos la dimensión militar no tiene el peso que vemos en los films. Pero el elemento cuya falta más puede acusarse es la falta de lores sith en la Unión Europea ¿Dónde están los conspiradores que sitúan a Marine Le Pen, a Theresa May o a Matteo Salvini donde están? ¿Dónde están los líderes fuertes, autoritarios y antidemocráticos del bando europeísta? Si están, conspiran aún muy profundamente. Si no aparece nadie que resuelva estas contradicciones, no hay que descartar que estas se encarguen a la larga de resolver a la Unión Europea. La conclusión no debería ser que estamos en necesidad de un dictador continental (aunque ya nos vendría bien un lord sith democrático), pero sí que se está generando un caldo de cultivo apto para el ascenso de alguno a menos que problemas como la inmigración, la integración, el bienestar y el reparto de poder sean resueltos.

 

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