De Los límites del mundo a Lógica del límite

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Escena funcional, relieve romano, Museo Arqueológico de Aquilea

"Los romanos llamaban limitanei a los habitantes del limes. Constituían el sector fronterizo del ejército que acampaba en el limes del territorio imperial, afincado en dicho espacio y dedicándose a la vez a defenderlo con las armas y a cultivarlo... En cierto modo el cercado imperial tenía un carácter insular en relación con esa tiniebla y oscuridad de lo asilvestrado y bárbaro... La metáfora del limes sirve entonces de hilo conductor de una investigación filosófica, como la que aquí se emprende".

(Lógica del límite, p. 15)

 

El descubrimiento del límite: un hallazgo inesperado

En este período tiene lugar el nacimiento, descubrimiento, fundación y colonización de la propuesta filosófica de Trías: el ser del límite. Después de la profunda investigación en torno al problema de los 'universales', a la relación entre singularidad y arquetipo, entre arte y filosofía en Filosofía del Futuro, Trías llega a formular su propio suelo ontológico en su obra Los límites del mundo, en constante diálogo con Heidegger, Kant y Wittgenstein. Estos dos últimos habían explorado el límite en su carácter restrictivo, puramente negativo, como muro (Schranke) que separa lo que se puede pensar y decir de lo impensable e indecible. No obstante,  Trías fija la atención a ese límite y a su doble vertiente:  lo que está "más allá del límite" -el futuro cerco hermético, al que se puede acceder por vía simbólica, mediante pequeñas incisiones, puertas o fracturas practicadas en el muro- y lo que está más acá del límite: el cerco del aparecer. Sin duda, fue el fecundo diálogo con Heidegger el que le permitió hacer realidad esa vieja aspiración de juventud, presente ya en La filosofía y su sombra y en Metodología del pensamiento mágico: abrir el pensamiento a su suelo ontológico. El discurso del ser actualizado por Heidegger permitirá a Trías articular un discurso que ya no tendrá por objeto el ser, sin más, sino el ser del límite. Este ser marcado y sellado por el límite constituye, pues, un suelo metafísico que debe ser explorado y habitado.
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Moneda acuñada en Caesaraugusta, 38dc,
retrato de Agripa y rito de fundación de la ciudad

 

Los tres cercos y la voz ética

Trías descubre y da carta de ciudadanía a una dimensión positiva del límite, el carácter habitable de la frontera: el limes. El límite deja de ser muro para ser espacio habitable, lugar de frontera, hábitat del fronterizo. Será en La aventura filosófica donde intentará, mediante diversas singladuras marítimas, asegurar el acceso metodológico, metódico, a ese ser del límite. Si la Modernidad se caracteriza por haber establecido el método, el camino, como esencia del pensamiento cierto y verdadero, claro y evidente, Trías quiere asumir este mismo carácter permitiendo diseñar una travesía que permita al lector que prosiga las diversas singladuras llegar a la tierra firme e ignota del 'ser del límite'. En dicho acceso metódico la ética se configurará como un elemento de la máxima relevancia. El fronterizo, como en Kant, se encuentra sometido a una voz imperativa que le interpela, le manda, le confronta consigo mismo desde más allá del cerco del aparecer. En el fenómeno ético el sujeto que habita en los límites del mundo accede a una voz transfenoménica, que viene de más allá del mundo visible, aunque el sujeto le de máscara visible a través del símbolo en forma de daimon, ángel, voz del Padre muerto. La ética supone la posición extática del viviente que se ve sustraído del cerco del aparecer, del mundo físico y elevado a una condición fronteriza que le suspende entre ambos cercos. Aquí los grandes poetas acompañan la travesía triasiana: el Rilke de las Elegías del Duino, el Hölderlin comentado por Heidegger, las lecturas de juventud de Eliot en Tierra Baldía y Cuatro cuartetos.

 

 

Who is the third who walks always beside you

When I count, there are only you and I together

But when I look ahead up the white road

There is always another one walking beside you

Gliding wrapt in a brown mantle, hooded

I do not know whether a man or a woman                         

--But who is that on the other side of you?

 

V. WHAT THE THUNDER SAID. 

THE WASTE LAND 1922. T. S. ELIOT

¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado?      

Si cuento,  sólo estamos tú y yo juntos

pero si miro hacia delante por el camino blanco

siempre hay otro caminando junto a ti

un encapuchado que se desliza envuelto en oscuro manto,

no sé si hombre o mujer: pero                                                

--¿quién es aquél al otro lado de ti?

 

V. LO QUE DIJO EL TRUENO.

LA TIERRA BALDIA   1922. T. S. ELIOT (Edición bilingüe de Viorica Patea)

 

 

 

Viaje al corazón del límite: el espacio-luz.

 

Al final de estas veredas Trías se introduce por primera vez en el verdadero corazón de las tinieblas: en el interior del límite como limes. De esa travesía surgirá su honda especulación en torno a una potencia conjuntiva y disyuntiva del límite, al carácter reflexivo de un límite que limita consigo mismo, en una extraña forma de apareamiento imposible, dando lugar a un movimiento viviente, alternativo y acelerado, de dispersión y unión. En este corazón del límite se anuda el principio de vida  y el principio de muerte. Trías se servirá aquí una vez más del arte para dar forma icónica, imagen a su intuición filosófica. Aparecerá su primer comentario al Gran Vidrio de Duchamp, especie de imagen imposible de un cuadro invisible y transparente, en el que se dibuja de forma extraña un anverso y un reverso de un espacio luz que irrumpe como diafanidad dispersa y concentrada.

 

Habitando la frontera: el sistema de las artes.

 

Ese mundo del limes será rotulado y colonizado mediante un nuevo sistema de las artes en su libro Lógica del límite. Trías relee las artes a partir del descubrimiento de la condición del ser humano como ser fronterizo. La arquitectura y la música aparecen ahora como las verdaderas artes fronterizas, las primeras en el sistema de las artes, porque son las artes simbólicas que permiten al fronterizo ordenar su espacio y su tiempo, para orientarse en él, y que Trías comparte la consigna de Rilke de que el ser humano vive en un "mundo interpretado". El fronterizo aparece aquí en su doble tarea de Eupalinos y Orfeo, de arquitecto ordenador del espacio y músico domador del tiempo, a través de las mociones y voces del cerco hermético que le permiten dar forma artística, poética, al cerco del aparecer. Estas artes fronterizas posibilitarán la irrupción de la danza, litúrgica y sagrada, en la que se hermanan en el ritmo y la cadencia, el espacio y el tiempo. Será de esa vivencia del ritmo de dónde surgirá posteriormente la escritura y las diferentes artes del signo. Todas ellas serán las precedentes del logos fronterizo, una forma de razón que tiene en el simbolismo su base y fundamento. Al igual que en Kant la razón, con su órganon, viene a conceptualizar, enjuiciar y ordenar, siguiendo los dictámenes de las ideas, el material intuitivo que se ha ordenado en las formas espacio-temporales de la sensibilidad, en la razón fronteriza el símbolo opera de ordenador de las formas espacio-temporales de la sensibilidad antes que la razón pueda conceptualizar e idear.
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Marcel Duchamp, Museo de Arte de Filadelfia.
Gran Vidrio, La mariée mise à nu par ses celibataires, méme, 1915-1926-1396.

 

 

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Permanencia de las trazas divisorias
agrícolas de la centuriatio romana,
afueras de Faenza, región de Emilia Romagna.

 

En la segunda parte de esta obra, Trías revisita a Platón y reinterpreta, de la mano de Rilke y John Houston, las relaciones entre vivos y muertos. La condición fronteriza muestra aquí todo su potencial existencial y su fuerza encarnativa al poner en contacto el ámbito del cerco del aparecer y el cerco hermético. Los muertos, los que yacen en el cerco de los destinos cumplidos, son visitados por los vivos, gracias a esas potencias mediadoras que ya describiera Platón: Eros, Mnemosine, Logos y Poiesis. Los vivos invocan con su quehacer poético, hermenéutico, amoroso y revitalizador la obra de los muertos, así como su presencia en la memoria. De nuevo, el ser humano aparece como el habitante de la frontera entre vivos y muertos, en su papel de verdadero hermeneuta y poeta que da vida a lo que parecía muerto, estableciéndose un puente efectivo entre el cerco del aparecer y el cerco hermético. En esta tarea de recreación poética de lo sido se incoa ya el segundo gran principio de la filosofía de Trías: el principio de variación.