La comunicación es un factor esencial en la enfermedad de Alzheimer. La calidad de la interacción comunicativa entre cuidadores y pacientes se ha mostrado decisiva para mejorar su comportamiento. Uno de los elementos comunicativos que más influye es cómo se les habla utilizando diferentes variaciones prosódicas. Por tanto, el objetivo principal de este proyecto ha sido, por un lado, conocer la importancia que los cuidadores conceden a la comunicación con los pacientes y cuál es la manera que consideran más efectiva para comunicarse con ellos y, por otro, estudiar cuáles son las variaciones prosódicas que mejoran la atención y comprensión de los mensajes de las personas con Alzheimer. Con este propósito, se ha realizado una encuesta en la que han participado 252 cuidadores de pacientes de Alzheimer (profesionales y familiares) y un experimento en el que han participado 60 personas (30 con Alzheimer -grupo experimental- y 30 sin esta demencia -grupo de control-).

En la primera parte del estudio, los resultados indicaron que los cuidadores creen que la comunicación es un factor esencial en el tratamiento del paciente y que su forma de hablar condiciona en gran medida su comportamiento. La mayoría afirman que se les debe hablar con autoridad, pero afectuosamente y de manera positiva. Las estrategias prosódicas valoradas como más efectivas fueron la velocidad de habla lenta, enfatizar palabras importantes, una entonación marcada y un tono grave.

En la segunda parte del estudio, los resultados indicaron que las personas con Alzheimer consideraron más agradable, prestaron más atención y comprendieron mejor las estrategias prosódicas marcadas bien sea una entonación dinámica y variada, una acentuación fuerte de las palabras, la hiperarticulación de las palabras importantes, hablar de manera cariñosa, con una velocidad e intensidad medias y con un tono medio-grave. La entonación, la acentuación y la emoción que se transmite fueron las estrategias más efectivas. En el extremo contrario, las estrategias menos efectivas fueron un habla paternalista, la entonación monótona, no marcar las palabras, no articular correctamente, la voz tensa, la intensidad alta, la velocidad rápida y el tono agudo. Hubo diferencias significativas entre el grupo de control y el experimental. Como es lógico, las personas con Alzheimer comprendieron peor los mensajes y su tiempo de reacción fue mayor que los participantes sin esta demencia. Sin embargo, los resultados fueron similares en cuanto a la efectividad de las estrategias, aunque con tendencia más marcada en el caso de las personas con Alzheimer.

En definitiva, este estudio destaca el valor de la comunicación en la interacción con los pacientes con Alzheimer y la necesidad de prestar atención a la eficacia comunicativa de las estrategias prosódicas para mejorar la respuesta cognitiva y emocional de estos pacientes.