Atrás La pobreza en las mujeres: el precario equilibrio del trabajo y la conciliación. M. José González

La pobreza en las mujeres: el precario equilibrio del trabajo y la conciliación. M. José González

Maria José González, profesora del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF
07.03.2022

Imatge inicial

A pesar del aumento de la participación de las mujeres en el mercado, especialmente de las mujeres con hijos, las desigualdades de género se muestran muy tercas. Las mujeres tienen un acceso más limitado que los hombres a los recursos económicos y la sociedad todavía deposita unas expectativas mucho mayores hacia las mujeres como principales responsables de los cuidados y el trabajo doméstico de los hogares. Esta realidad se traduce en una serie de indicadores muy preocupantes de pobreza y exclusión social de las mujeres.

Si miramos a los indicadores monetarios en Cataluña vemos, por ejemplo, que las mujeres ganan de media un 13,3% menos por hora que los hombres (2018). Si vemos indicadores sobre mercado de trabajo, encontramos que el 43% de las mujeres (16 y más años) está en situación de inactividad (3er trimestre de 2021), de las cuales un 28% alude a la necesidad de atender el trabajo doméstico y los cuidados en los hogares como principal motivación.[i] La inactividad en sus coetáneos masculinos es más reducida, del 34% (9 puntos inferior), y de estos hombres sólo un 5,1% al alude a las tareas del hogar como principal motivación.
 
Otros indicadores de desigualdad de género en el mercado de trabajo son, por ejemplo, que las mujeres estén sobrerrepresentadas entre los trabajadores a tiempo parcial (un 19% de las mujeres y un 6,5 de los hombres de 16 y más años trabajan a tiempo parcial según datos del tercer trimestre del año 2021)[ii], que las mujeres hagan menos horas extras, tengan jornadas laborales más cortas (la media de horas semanales dedicadas al trabajo remunerado es inferior a la de los hombres), tengan más interrupciones laborales, tomen más excedencias a tiempo completo por el cuidado de niños que los hombres y estén sobrerrepresentadas entre los trabajadores con reducción de jornada laboral por motivos de cuidado (Fernández Kranz 2018).
 
La realidad es que las mujeres siguen haciendo gran parte de las adaptaciones laborales para conciliar el trabajo remunerado y las tareas domésticas y de cuidados, mientras los hombres se concentran en el trabajo remunerado y se aplican a fondo en su carrera laboral. Esta inercia, que tiene su raíz en la pervivencia de valores tradicionales de género, también ha quedado patente durante la crisis sociosanitaria de la covid-19. La sacudida social y económica de la pandemia, sin precedentes en la historia reciente, podría haber sido una oportunidad única para que los hombres se implicaran más en determinadas tareas domésticas y de cuidado. Los estudios indican que, efectivamente, se han implicado más pero siempre por debajo del nivel de implicación de las mujeres. Ellas, a pesar de mantener el trabajo remunerado, han asumido una mayor carga de responsabilidades y han sufrido plenamente el estrés y angustia de la triple carga (laboral, doméstica y mental).
 
La realidad es que las mujeres siguen haciendo gran parte de las adaptaciones laborales para conciliar el trabajo remunerado y las tareas domésticas y de cuidados, mientras los hombres se concentran en el trabajo remunerado y se aplican a fondo en su carrera laboral
 
En definitiva, las mujeres viven en un constante "precario equilibrio" para conciliar las responsabilidades familiares y la participación laboral, en gran parte porque los hombres se implican poco o nada y las instituciones tampoco ayudan mucho. Ésta es la idea principal que se esgrime en el informe elaborado por la autora, publicado recientemente por la Mesa de entidades del Tercer Sector Social de Cataluña, que se puede consultar online a través de este enlace: informe.
 
En el último apartado del informe, la autora hace alusión a la necesidad de aplicar políticas urgentes articuladas en torno a cinco grandes ejes: la racionalización de los horarios laborales y las jornadas de trabajo; la eliminación de las políticas de familia sin compensación salarial; la creación de más licencias remuneradas para atender a las necesidades de cuidado de las familias; el incremento en la inversión pública para combatir la pobreza infantil (escolarización pública de calidad por los menores de 3 años y la gratuidad de comedores y material escolar); y la creación de incentivos por la contratación y regularización de cuidadores/ras a domicilio y trabajadores/ras domésticas.

[i] Datos del INE: https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=4261.

[ii] Datos del INE: https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=4235).

Fernández Kranz, D. (2018). La brecha de género en España y el contrato de reducción de jornada por cuidado de menores. Cuadernos de Información Económica, 46.

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