Artículo publicado en La Vanguardia el 8 de marzo de 2022

Las noticias e imágenes que llegan de Ucrania muestran una terrible catástrofe humanitaria que nos interpela. No podemos vivir al margen del sufrimiento de inocentes. Como decía Dwight D. Eisenhower "Odio la guerra como sólo puede un soldado que la ha vivido, sólo como alguien que ha visto su brutalidad, su inutilidad y su estupidez". La magnitud de la tragedia nos genera un rechazo sin paliativos que obliga a actuar. Sin embargo, hay que dejar claro que se trata de un rechazo a las decisiones del gobierno ruso y no contra la población rusa. Precisamente, desde que ha comenzado la invasión nos impresiona tanto la valiente defensa de los ucranianos como el coraje de muchos rusos que denuncian la invasión. Todos están arriesgando la libertad y la vida.

Las universidades debemos responder, debemos ser agentes activos en esta situación de crisis. Y lo estamos haciendo de varias formas. Ayudamos y expresamos solidaridad a las personas que sufren directamente la invasión y las instituciones hermanas de Ucrania que están viendo cómo sus campus son destruidos. Hemos hecho comunicados de solidaridad y denuncia y nos hemos solidarizado y ofrecido nuestra ayuda a los rectores de las principales universidades ucranianas.

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