“Lo que mejor me define desde el punto de vista profesional es mi faceta como profesor de ingeniería”, explica Rafael Pous con una afable sonrisa. Después de 17 años trabajando en la UPC, Pous continuó su trayectoria como docente en la UPF en 2008. Además de ser profesor, se ha especializado en la investigación de los sistemas ubicuos basados en la radiofrecuencia, lo cual le llevó a fundar el grupo de investigación Ubiquitous Computing Applications Lab. Fuera de su vida laboral, Pous le dedica gran parte de su tiempo libre a estudiar y ensayar música, ya que su lado ‘Hyde’ es ser bajo en la conocida Coral Sant Jordi.

Fuera de su vida laboral, Pous le dedica gran parte de su tiempo libre a estudiar y ensayar música, ya que su lado ‘Hyde’ es ser bajo en la conocida Coral Sant Jordi.

Años más tarde de empezar a dar clases, la pasión como docente se unió a otra faceta, la de emprendedor, que le ha llevado a cofundar tres empresas de tecnología: The Information Highway Group, AIDA Centre, y Keonn Technologies, que investigan aplicaciones prácticas de los sistemas ubicuos. Según explica para quien no tenga conocimientos de ingeniería, este campo de investigación se basa en “la idea de que los ordenadores no están ubicados en un único lugar, sino que la computación está distribuida en los espacios y las cosas, pero muchas veces no se ven”.

Como ejemplo, Rafael Pous menciona uno de los productos en los que está trabajando, los probadores inteligentes, que pueden identificar los artículos e interactuar con el cliente mediante una pantalla. “Los sensores están funcionando, pero tú no intuyes nada de eso”, explica. Otra de sus aplicaciones es el campo de las tecnologías asistidas, cuyo objetivo es ayudar a personas con discapacidades, por ejemplo, a comprar de manera independiente.

Los orígenes

“Siempre he tenido vocación de docente e ingeniero”, revela. Al preguntarle sobre el comienzo de esta pasión, nos cuenta una historia que, como él dice, “parece inventada”. Nos remontamos a la llegada del Apolo XII a la luna. “Mis padres me tuvieron despierto esa noche para presenciar un momento tan histórico”. Sin embargo, que el hombre llegase a la luna no era lo que le impresionaba más. “A mí lo que realmente me parecía fascinante es que yo lo pudiese estar viendo en vivo por la televisión”, cuenta ilusionado Pous. Esa fascinación por el funcionamiento de la transmisión en directo fue el origen de su pasión por las telecomunicaciones, que desde entonces siempre tuvo muy claro.

Su carrera profesional le ha permitido viajar y conocer a multitud de gente y destaca el haber podido estudiar cinco años en Estados Unidos. Pero si tuviese que quedarse con una única cosa, dice que, sin ninguna duda, lo que más le enriquece y más aprecia es el contacto con los alumnos. Año tras año, la docencia le permite estar continuamente en contacto con gente joven, que llega con una gran ilusión a las aulas de la universidad: “a veces pienso que he aprendido más de ellos, que ellos de mí”.

Año tras año, la docencia le permite estar continuamente en contacto con gente joven, que llega con una gran ilusión a las aulas de la universidad: “a veces pienso que he aprendido más de ellos, que ellos de mí”

Recientemente Rafael Pous recibió el Premio Manel Xifra i Boada a la Transmisión del Conocimiento Técnico y Tecnológico, un galardón que premia lo que más valora de su labor como profesor, y que en ediciones anteriores han ganado Eudald Carbonell, Andreu Mas-Collello, Jorge Wagensberg o Eduard Punset, por poner algunos ejemplos. Según explica, no solo es un premio a la docencia, si no la transmisión del conocimiento científico y tecnológico, que “es exactamente como defino lo que hago”. Por esto mismo, y lo simbólico del premio en sí mismo, relata que “se trató de un honor inmenso”.

Del Aula de Voz a la Coral Sant Jordi

Sorprendentemente, el comienzo de su carrera como cantante de coral también ocurrió entre las aulas de la universidad, a pesar de que previamente había tenido una afición a la música que le inculcó su madre. Pous cuenta que tras su cambio a la Pompeu Fabra, las clases que le tocaba impartir eran en el primer curso. “Los alumnos de primero son mucho más movidos. Al cabo de pocas semanas salía sin voz de las clases”, relata. Como caído del cielo, tras acabar una clase casi afónico se topó con un cartel: ‘Aula de voz: aprende a controlar tu voz’ y decidió apuntarse. En este curso se topó con que se hacían ejercicios de canto, pero que también le servían para aprender a no estropear su voz. “Sin haber cantado en mi vida, acabé a mis 45 años participando en el concierto de final de curso, interpretando un aria como solista delante del rector”, explica Pous entre risas.

“Sin haber cantado en mi vida, acabé a mis 45 años participando en el concierto de final de curso, interpretando un aria como solista delante del rector”

Después de cuatro años en el aula de voz, vió como su voz iba mejorando, pero le faltaba darle un sentido a todo lo que estaba haciendo. En ese momento, una compañera le propuso que hiciese las pruebas para acceder a la Coral Sant Jordi, una institución musical con más de 70 años de historia y que ha sido reconocida con el Premi Ciutat de Barcelona i con la Creu de Sant Jordi por sus aportaciones a la renovación de la música coral.

El profesor explica que a pesar del alto nivel del coro, “lo peor que me podían decir era que no”. Finalmente realizó la prueba y fue aceptado, pero explica que es muy poco común que alguien que no tiene un largo recorrido dentro de los coros entre. Por otro lado, esto le supuso un gran esfuerzo respecto a los demás cantantes: “ellos tenían ya una serie de automatismos, sabían diversas piezas que yo no conocía…”.

El canto ha sido algo muy especial para Rafael por otro motivo muy personal, ya que su hermana, que falleció en 2006, había sido soprano en el Orfeo Català. Entre otras conexiones, explica con gran cariño la anécdota de su primer concierto con el coro. A un mes de entrar, el coro preparaba una pieza de Dvorak, que representarían en el Palau de la Música junto con una orquesta sinfónica. Se trataba del escenario en el que siempre había actuado su hermana, pero dudaba de poder actuar dado que era su primer mes. El director acordó someterlo a una prueba unos días antes, y Pous recuerda ese mes riendo: “no ha habido un cantante más motivado en la historia de las corales”. Finalmente, pudo actuar y cuenta cómo durante los primeros 5 minutos del concierto, cuando empezó la música y el público quedó en silencio, “apenas me aguantaba las piernas”. 

Se trataba del escenario en el que siempre había actuado su hermana, pero dudaba de poder actuar dado que era su primer mes. El director acordó someterlo a una prueba unos días antes, y Pous recuerda ese mes riendo: “no ha habido un cantante más motivado en la historia de las corales”

En este tipo de coros, los cantantes son amateurs, pero son coros profesionales que en muchas ocasiones cobran un caché por entrada. Por eso, Pous hace hincapié en el nivel de exigencia que esto implica. “Calculo que estamos sobre 15 horas a la semana de dedicación directa.”. Aquí es donde establece la conexión entre su faceta como cantante y profesor, en el aprendizaje constante. “El coro me hace entender mejor a mis alumnos”, revela Pous. “En la coral soy como un alumno respecto al director, que tiene un gran control de la música, pero si me equivoco tiene paciencia”, explica. “Esto te hace mantener la humildad y me recuerda que en mis clases, mis alumnos están igual que yo, intentando dar lo mejor de sí.”