La vida está llena de historias, de todo tipo, de todos los géneros; pero las novelas de intriga son sus preferidas y todos los escritores que las escriban, le gustan, especialmente el americano Stephen King. Sin embargo, en la vida de Mireia Vancells, hay un género que predomina por encima de los demás: el de aventura.

No hace ni un año, se aventuró a dejar la empresa donde trabajaba a tiempo parcial para empezar en la UPF. "Lo que más me caracteriza es que me hacen mucha ilusión los cambios. Me gusta mucho aprender cosas nuevas y todo lo que he aprendido en el pasado me ha ayudado a tener una actitud muy positiva ", explica. Desde diciembre de 2019 trabaja como administrativa en la Secretaría General de la UPF, situada en el edificio Mercè, dando apoyo a los órganos de gobierno. Cuando se reúnen, se encarga de preparar y gestionar todos los papeles. También, coordina los representantes de la UPF en terceros organismos, coordina y colabora en la redacción de la memoria del curso y se encarga de una parte de los procesos electorales.

"Lo que más me caracteriza es que me hacen mucha ilusión los cambios. Me gusta mucho aprender cosas nuevas y todo lo que he aprendido en el pasado me ha ayudado a tener una actitud muy positiva "

Sin embargo, su tarea anterior era muy diferente. "Era la secretaria de departamentos internacionales y allí daba apoyo al responsable de exportación en empresas internacionales y prestaba el servicio de atención al cliente", dice. Como habla seis idiomas: catalán, castellano, inglés, francés, alemán e italiano, este trabajo le venía como anillo al dedo. El amor por la lengua le viene de lejos y, en la década de los ochenta, aventurarse a estudiar Filología Anglogermánica en la UAB. "Entonces, nuestro país todavía estaba muy cerrado en lo que se refiere al contacto con el extranjero y estos estudios me abrieron una ventana para poder viajar y establecer contactos, lo que encontraba estimulante", recuerda con una sonrisa. Durante aquellos años, hizo estancias de idiomas en varios países, concretamente, en Inglaterra, Alemania y Francia. "Las recuerdo con mucho cariño. Hice muchos amigos y aprendí muchas cosas, aparte de idiomas. Fue una aventura", explica.

El amor por la lengua le viene de lejos y, en la década de los ochenta, aventurarse a estudiar Filología Anglogermánica en la UAB

Y aunque su tarea actual no tiene nada que ver con los idiomas, y la echa de menos, le permite poner en práctica otro rasgo que la caracteriza: la vocación de servicio. En su página web, explica que es un trabajo que la satisface y que le gusta. ¿Por qué?, le pregunto. "Me complace sentirme útil, que mi trabajo tiene un sentido y que estoy colaborando en algo importante. Me llena mucho", dice.

Atreverse a hacer los sueños realidad

Sin duda, una de las grandes aventuras que ha vivido, y que aún continúa viviendo, es la aventura de escribir. Desde de que era pequeña, y también de adolescente, era una actividad que le gustaba mucho hacer. En 2008, por motivos médicos, tuvo que coger la baja y, mientras estaba en casa, alguien le dio una idea para un libro. "Nunca había escrito ninguno y decidí probarlo", recuerda. Así, nació Negra memòria, su primera novela, que hablaba de uno de sus motivos preferidos: el mar. "Una vez terminada, pensé que me había gustado mucho esta experiencia y me cogió el gusanillo de seguir escribiendo. Lo encontré una experiencia muy bonita y no tan difícil como pensaba", explica. Tan bien se sintió, que a día de hoy ya ha escrito cuatro novelas y una pequeña obra de teatro en forma de monólogo.

"Una vez terminada, pensé que me había gustado mucho esta experiencia y me cogió el gusanillo de seguir escribiendo. Lo encontré una experiencia muy bonita y no tan difícil como pensaba"

"A mí, lo que más me gusta de escribir es que me lean. Ser escritor es un trabajo muy solitario y, una vez he terminado de escribir un libro, tengo ganas de que mucha gente me lea. La parte solitaria ya está hecha, y ahora quiero estar acompañada", dice. El objetivo de Mireia no es ganar dinero con lo que escribe, sino llegar al máximo de gente posible. Por este motivo, tiene algunos de sus libros en Internet para que la gente se los descargue gratis. "Me pirateo a mí misma. Hay muchos autores que consideran que esto es malo; pero para mí es una manera de autopromocionarse, porque si a una persona le ha gustado el libro, hay más posibilidades de que lo compre en papel y lo regale", explica orgullosa.

"Me pirateo a mí misma. Hay muchos autores que consideran que esto es malo; pero para mí es una manera de autopromocionarse, porque si a una persona le ha gustado el libro, hay más posibilidades de que lo compre en papel y lo regale"

Primero fue El secret de la germandat (2009), inspirada en un suceso que había pasado a una pareja de Inglaterra y que la impactó mucho. "La autopubliqué, lo que se llama edición de autor", recuerda. Sin embargo, lo que menos le gusta de ser escritora es tener que pensar cómo dar a conocer las novelas. A menudo, las editoriales tardan mucho en responder, si lo hacen.

Por ello, Mireia buscó su propia estrategia para hacer llegar al público sus obras: presentarlas a concursos. Y parece ser que le funcionó muy bien, porque las tres últimas novelas se han publicado después de haber sido galardonadas. En el año 2013 publicó, finalmente, Negra memòria, la obra con la que comenzó su pasión, después de ganar el premio de Narrativa Marítima Vila de Cambrils Josep Lluís Savall. En 2016, L’home de Déu recibió el galardón Narrativa Ribera d’Ebre. Un año después, ganó el premio Narrativa Marítima Vila de Cambrils Josep Lluís Savall; esta vez por Aritmètica del crim, una obra que también reconocieron con el premio Cubelles Noir 2019 a la mejor novela negra escrita por una mujer, publicada en 2018 . Finalmente, en 2018 se atrevió con el teatro porque "nunca lo había hecho y un día pensé que debería hacerlo. Escribí una obra de teatro breve, de quince minutos, una sola escena y en formato monólogo", y ganó el premio de Teatre Breu Violeta con Quarto de reixa.

El secret de la germandat y Negra memòria están incluidas, además, en las rutas literarias de Tiana y el Masnou, respectivamente, y cuando hacen rutas turísticas, los mencionan. "Es algo muy positivo, porque es una manera muy bonita de dar a conocer mis obras", reconoce. Además, personalmente forma parte, entre otros, de la Guía de mujeres escritoras del Maresme, una iniciativa del Consell Comarcal del Maresme.

También, ha aparecido en muchos medios de comunicación. "Esto no sé demasiado cómo ha sido posible, porque siempre han sido ellos quienes han contactado conmigo", dice riendo. La han entrevistado en programas de radio, en blogs... E, incluso, en el Canal 33. "Como tenía libros colgados en la red, me entrevistaron para explicar un poco esta forma mía de publicar, este híbrido entre libros publicados por editorial, autopublicados y en descarga gratuita", explica.

La han entrevistado en programas de radio, en blogs... E, incluso, en el Canal 33. "Como tenía libros colgados en la red, me entrevistaron para explicar un poco esta forma mía de publicar, este híbrido entre libros publicados por editorial, autopublicados y en descarga gratuita"

Aventurarse en el futuro

Cuando Mireia escribe, su mundo se detiene. "Si tengo alguna pena, se me pasa; si tengo dolor de estómago, también. Me encanta y me siento como si fuera Dios creando el mundo: ahora tú vas hacia aquí, ahora tú para allá, ahora dices esto...", dice.

Le pregunto si alguna vez ha tenido el síndrome del papel en blanco, muy común entre los escritores, y reconoce que no, que nunca. Siempre la acompaña una libreta donde apunta las cosas que se le están ocurriendo. "Actualmente, tengo una idea que ya va cogiendo forma y que seguramente será una novela de espionaje. Estoy mirando muchas series de espías y leyendo sobre espionaje, como un libro sobre la CIA en España que cogí en la biblioteca", dice. Cuando haya absorbido toda la información que necesita, se sentará ante el ordenador y sus manos se moverán sobre el teclado escribiendo la que será su próxima novela.

Quizás con ella consigue hacer realidad su proyecto soñado: que un productor de cine o series lleve una de sus novelas a la pantalla. "Yo sería muy feliz si me pasara esto. Yo no sé cómo a los escritores a quienes les ha pasado pueden quejarse. Para mí es lo máximo, y no hablo de ganancias económicas, sino que me haría mucha ilusión”, reconoce imaginéndolo.