Atrás Josep Lluís Perpinya Corominas, un técnico de sonido con visión fotográfica

Josep Lluís Perpinya Corominas, un técnico de sonido con visión fotográfica

Josep Lluís Perpiñán es uno de los sempiternos técnicos que siempre quedan medio envueltos por la penumbra del estudio de radio, una vez los alumnos empiezan a grabar sus piezas radiofónicas. Detrás el vidrio insonorizado, pero, hay unas gafas y dos ojos que a pesar de estar habituados a la oscuridad de una mesa de mezclas, al salir a la calle buscan retratar los destellos de luz y color que encuentra, puesto que la pasión por la fotografía es la cara oculta de este técnico del campus del Poblenou.

25.05.2023

 

Jekyll Hyde

Josep Lluís hace 28 años que trabaja en la Pompeu, dedicados al mundo del sonido y las ondas. Pero cuando se va del trabajo, deja de analizar con el oído para hacerlo con los ojos. Cuando puede, y siempre armado con una cámara, se aventura por los barrios de Barcelona para conseguir captar la belleza del instante e ilustrar la creatividad escondida de la ciudad.

Su relación con la UPF empezó en 1994, y hasta hoy se ha dedicado a dar soporte técnico a alumnos y docentes de los estudios de la Facultad de Comunicación. Controla la grabación de las piezas de radio y forma a los estudiantes en el uso del programa DALET, además de participar en otras tareas audiovisuales de apoyo, como video y rodajes. Pero su amor por la fotografía es una relación incluso más firme que empezó a andar mucho antes, más concretamente en su juventud durante los años ochenta, un momento en que ya sabía que el arte formaría parte de su vida. Con diecinueve años estaba decidido a hacer la carrera de Bellas Artes, y demostraba sus aptitudes artísticas pintando cuadros, que todavía hoy en día están en casa de su madre en forma de gran exposición monográfica. A pesar de todo, al final su interés para estudiar Bellas Artes cambió por el de estudiar Telecomunicaciones, que finalmente acabó siendo formación profesional en Imagen y Sonido, siguiendo así los pasos de su padre, quien había sido técnico de sonido por EMI Odeon.

"Si hubiera descubierto la fotografía antes, quizás hubiera tenido una evolución diferente y no sería como soy ahora"

Josep Lluis Perpinya fent fotos a la Nau Bostik
Josep Lluis Perpinya haciendo fotos en la Nau Bostik

Sin embargo, a pesar de introducirse precozmente en la fotografía analógica, su plena fascinación con la cámara fue algo errática y no llegó hasta más tarde. Primero lo dejó en el año 86 para después reanudarlo en el año 2000, ya en plena hegemonía de las nuevas técnicas digitales. Esa interrupción, pero se la toma con filosofía: "Si hubiera descubierto la fotografía antes, quizás hubiera tenido una evolución diferente y no sería como soy ahora", reflexiona.

Con todo, la pulsión fotográfica ha estado presente en su familia, incluso antes de su nacimiento. Su bisabuelo tenía un estudio de fotografía en Santander, donde se dedicaba a retratar clientes. "En casa tengo algunas fotos suyas de hace más de 100 años", comenta Josep; "Mi bisabuelo tenía que hacer que sus clientes estuvieran quietos durante cuatro minutos, porque los métodos todavía eran muy rudimentarios", añade mientras ríe. Al morir su bisabuelo, tristemente la tienda acabó en manos de otra rama de la familia, y finalmente acabó cerrando en los años 50. "Tenían que evolucionar o cerrar y acabaron cerrando" concluye.

Ahora, como salvaguardia de la tradición fotográfica de la familia, para hacer su trabajo y darlo a conocer se sirve de unos métodos bastante más modernos que los del bisabuelo: cámara digital, flash, a veces rebotadores de luz y programas de edición como Lightroom y Photoshop. Además, para exponer su trabajo usa plataformas virtuales como Wix, Behance, Flickr o Instagram, aunque ocasionalmente recurre a medios más clásicos como libros y concursos de fotografía. Pero para él la fotografía está lejos de las concepciones que emanan de las redes sociales, una cultura audiovisual consumista, masiva, y frenética a todas horas: "El consumo es muy rápido e instantáneo, y yo no hago fotografía así"; "Ahora, si tú no publicas con cierta regularidad, no tienes a nadie mirando, ergo no existes" indica. Defiende que la creación de sus fotografías la tiene que hacer desde la meditación y la reflexión, pudiendo pasar un puñado de días o meses hasta que decide qué hacer con sus fotos. De todos modos, él tampoco siente tanto esta presión, al definirse como un fotógrafo aficionado que se dedica más por amor al arte que por el dinero.

En cuanto a su faceta fotográfica, la define como más documental que artística, con lo cual se centra en ilustrar extensamente sus temas preferidos. El objetivo de su cámara busca, en sus propias palabras, "cosas de la calle": arquitecturas, trenes y ferrocarriles, personas o fiestas populares como los correfocs o el Temps de flors de Girona. Aun así, por encima de cualquier otra cosa, lo que más atrae su mirada son los grafitis, por los cuales siente mucho interés. De estos le fascina su dibujo, el diseño, el color, la caligrafía y su aparente simplicidad: "Las técnicas del grafiti son mil"; "A veces sorprendo a los artistas al principio de la obra, y así puedes ver desde el esbozo inicial hasta la obra acabada. Cuando los ves trabajar es brutal" comenta. Normalmente, cuando sale a la caza de arte urbano, incluso tiene un recorrido-mapa por toda Barcelona que va repitiendo en busca de nuevos grafitis, y gracias al cual no tiene que esperar mucho de tiempo para que haya una novedad a fotografiar. "Es un arte muy volátil. Haces la foto hoy, y al día siguiente ya tienes otra cosa" declara. De hecho, para explicar su faceta fotográfica escogió un entorno ideal por este tipo de arte de calle, la Nau Bostik a tocar de la Sagrera. En este lugar, hay una galería au plein air de grafitis coloristas de gran formato, que cubren puertas y paredes, embelleciendo el espacio y cautivando la mirada de los transeúntes.

"El fotógrafo se vuelca completamente en sus fotos aunque al espectador le parezca algo fácil e instantáneo"

Daby Touré en blau, 2010, 3r Premi del concurs fotogràfic Fotomercè
Daby Touré en blau, 2010, 3er Premio del concurso fotográfico Fotomercè
Il·lusió al desenfoc, 2014, 3r Premi de la 59ena edició del Temps de Flors
Il·lusió al desenfoc, 2014, 3er Premio de la 59ª edición del Temps de Flors

De todos los proyectos fotográficos que ha hecho, todavía no hay uno que quizás escogería como su testamento artístico, pero el que lo hace sentir más orgulloso son las series con artistas en residencia. Esta propuesta presenta en forma de reportaje el mundo visual de cuatro artistas especializados en pintura que trabajan en Barcelona, pero son de diversa procedencia. "Me centro en un punto concreto del trabajo de la persona y lo repito con diversos. En el momento que conozco el artista solo lo conozco en un punto concreto de lo que está haciendo". De este modo hace un seguimiento del proceso de creación de los pintores; "Al final todo tiene que girar en torno a la creatividad", concluye Josep.

"Al principio no observaba, sólo miraba, porque el ojo no lo tenía educado"

Artista en residència: Cintia Garcia. 10 mil millones de líneas.
Artista en residència: Cintia Garcia. 10 mil millones de líneas.

Y es que precisamente la fotografía para él es un compromiso absoluto con la creatividad, puesto que según precisa, una fotografía tiene un vínculo irreductible con aquel quien la hace: "El fotógrafo se aboca completamente en sus fotos, aunque al espectador le parezca una cosa fácil e instantánea". Su concepción de la fotografía es que esta es una síntesis propia y personal de la realidad, de la cual no hay posibilidad de copia. En este sentido, las citas de algunos personajes famosos le marcaron en la formulación en su concepción personal de este arte. De todas ellas, él quiere destacar dos: "La perspectiva solo depende del punto de vista" del filósofo chino Lao Tse, y "a veces voces, pero no observas" de Sir Arthur Conan Doyle. Estas sintetizan todo un camino de aprendizaje que lo han acabado convirtiendo en el fotógrafo que es hoy: "Al principio no observaba, solo miraba, porque el ojo no lo tenía educado". Ahora comenta que se da cuenta de muchas cosas que antes no había visto; y esto es un consuelo por todos aquellos que todavía no hayan educado la mirada, porque gracias a las fotografías de Josep Lluís, ahora podemos prestar atención a muchas cosas que solo un ojo instruido como el suyo, puede percibir en su día a día.

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