Atrás Esther Celma, coleccionando historia por el patrimonio funerario mundial

Esther Celma, coleccionando historia por el patrimonio funerario mundial

Responsable de la Oficina Técnica de Calidad de la UPF y experta en patrimonio funerario
18.11.2020

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La Milka, la perrita de Esther Celma, ladra e interrumpe nuestra conversación. Esther la tranquiliza y, una vez vuelve el silencio, retoma lo que estaba explicando exactamente ahí donde el ladrido la ha interrumpido. Se nota que habla de lo que más la apasiona, porque nunca pierde el hilo de la conversación. "Me encanta y cuando empiezo a hablar no paro, porque tengo tanta información, tantas cosas bonitas que me han pasado", dice con una sonrisa.

Hace muchos años que se lanzó a descubrir unos espacios que para mucha gente pueden parecer impactantes: los cementerios. Lo hace, sin embargo, desde una perspectiva patrimonial, lejos de toda visión tétrica u oscura. "Me gusta buscar la historia y el porqué, los personajes, la simbología, la arquitectura...", explica orgullosa de su investigación, que comenzó en el año 2007. Desde entonces, no ha parado de recorrer el patrimonio funerario nacional e internacional.

“Me gusta buscar la historia y el porqué, los personajes, la simbología, la arquitectura..”

Cuando comenzó, hacía ya algunos años que trabajaba en la UPF como jefa de secretaría de la Facultad de Humanidades. Después de diecisiete años en ese cargo, pasó a la Oficina Técnica de Calidad, de donde ya hace tres años que procede la responsable. Desde el edificio Mercè, llevan "todo el tema de seguimiento y acreditaciones de las titulaciones de grado, máster y doctorado y hacemos informes en el ámbito de la Universidad. Buscamos la calidad, pasar procesos de evaluación externos; hacemos informes sobre el sistema interno de garantía de calidad, tanto de las Unidades de Coordinación Académica (UCA), como de los centros y la Universidad", resume su trabajo.

Le pregunto cómo lo hace para analizar la calidad y me explica que, en general, los responsables de las titulaciones hacen un informe, que ellos previamente han preparado, y los dotan de una serie de datos e indicadores. En función de cómo estén estos indicadores, es necesario emprender acciones de mejora. "Cuando una titulación tiene asignaturas que reciben una baja calificación por parte de los estudiantes, se detecta a través de estos informes y buscamos soluciones para que estas asignaturas mejoren", dice, a modo de ejemplo.

“Cuando una titulación tiene asignaturas que reciben una baja calificación por parte de los estudiantes, se detecta a través de estos informes, y buscamos soluciones para que estas asignaturas mejoren”

Cuando terminó la licenciatura en Filosofía y Letras, con especialización en Filología Clásica, tenía muy claro que no quería dedicarse a la docencia. "Decidí que quería estudiar clásicas gracias a un profesor que tuve cuando hacía BUP. Me gustaban el latín, el griego, la historia antigua... ", recuerda. Y aunque estuvo dando clases en un instituto, pronto pasó a trabajar en una escuela de negocios, organizando y coordinando los cursos. Se dio cuenta de que era un mundo que le gustaba y donde continuaba vinculada a la enseñanza, pero desde el otro lado. Trabajar con las titulaciones y con los estudiantes le permite vivir muy de cerca la Universidad. Y, aunque la obliga a estar siempre al día porque es un mundo muy vivo con nuevas titulaciones y cambios constantes, es lo que más le gusta de su trabajo.

Mirar la muerte desde otra perspectiva

Aunque Esther decidiera no dedicarse a la enseñanza, gracias a todo lo que sabe sobre el patrimonio funerario, se ha convertido en una de las referencias en este ámbito y ha ayudado a mucha gente a descubrirlo. "Colaboro con cualquier persona e institución que me escriba. He colaborado con productoras de cine que me han pedido localizaciones, con un importante director de teatro de Dinamarca que quería saber dónde estaba enterrada Margarida Xirgu y si tenía una fotografía de la tumba...", explica.

Tomba Vezzoli, Cimitero Monumentale de Milano

"Colaboro con cualquier persona e institución que me escriba. He colaborado con productoras de cine que me han pedido localizaciones..."

Todo comenzó con la fotografía. Después de haber hecho varios cursos, se dio cuenta de que las tumbas y, particularmente, las esculturas, eran un motivo fotográfico que le gustaba mucho por sus sombras y texturas. "Siempre hacía la broma de que las esculturas no se mueven y las fotografías no me salían borrosas", dice riendo. Con el tiempo, sin embargo, se dio cuenta de que, aparte de las fotografías, también le gustaba el silencio y el paisaje del cementerio, y comenzó a visitarlos y a documentarlos. Sus primeros pasos en este mundo están recogidos en las primeras entradas del blog Imágenes de piedra y silencio. "La cosa evolucionó y las entradas se complicaron. Empecé a buscar mucha información sobre los cementerios y tumbas y también a ir a archivos donde documentarme y donde encontraba, por ejemplo, planos o expedientes de construcción", explica.

Tumba de Baudelaire. Cementerio de Montparnasse

Actualmente, ha visitado cerca de 2.200 cementerios de toda Europa. Ha estado en Francia, Eslovenia, Italia, Bélgica, Austria, Portugal, Luxemburgo y la República Checa. Y también ha visitado muchos de toda España y Cataluña. "Me he hecho un mapa en Google Maps donde voy señalando lugares que me interesaría ver. Entonces, cuando decido ir a una zona, miro si allí hay algún espacio que haya marcado, me pongo el GPS, y voy ", explica. Viaja según el patrimonio, y entre los próximos destinos está el norte de Italia, concretamente Ferrara y Florencia; Polonia, particularmente Varsovia; Alemania y Grecia.

Ha visitado cerca de 2.200 cementerios de toda Europa. Ha sido en Francia, Eslovenia, Italia, Bélgica, Austria, Portugal, Luxemburgo y la República Checa. Y también ha visitado de toda España y de Cataluña.

"El cementerio que más me ha impactado es el de Cadillac, en Francia. Está lleno de cruces oxidadas de hierro sin nombres. Al lado, hay un centro mental en el cual se ingresaron soldados de la Primera Guerra Munaidl que habían enloquecido del miedo o porque las bombas les habían destrozado la cara. La sociedad los olvidó y los enterraron allí cuando murieron", recuerda. Los cementerios militares de las guerras mundiales, de hecho, son un tema que le gusta mucho y se ha especializado en los cementerios de finales del siglo XVIII y del XIX.

Cementerio de Cadillac

Preservando el patrimonio funerario catalàn

Aunque siente una gran debilidad por los monumentales de Génova y de Milán, también considera que es bonito un cementerio junto a la iglesia del Valle de Aran. Explica que no hay que ir lejos y que aquí, en Cataluña, tenemos espacios muy bonitos. De hecho, uno de los proyectos en los que también trabaja consiste en inventariar todos los cementerios de Cataluña, tanto los que están en uso, como los que no (es decir, a los que ya no se entierra a nadie pero los familiares siguen yendo) y los abandonados. "No existe ninguna base de datos del patrimonio, solo a nivel municipal. Tenemos un 50%, pero aún no están colgados todos", explica. Se llama Últimos Paisajes y está coordinado por el Observatorio del Paisaje de Cataluña, con la colaboración de la Asociación Coemeterium, de la que ella forma parte. "Nuestro objetivo es que quede constancia documental y fotográfica. La mayoría de monumentos se acabarán perdiendo por el propio tiempo. La mayoría de familias no pueden mantener los panteones y nosotros los arreglamos un poco, los limpiamos, siempre dentro de nuestras posibilidades, y los documentamos porque al menos quede una imagen", explica. Entre el gran abanico de datos que recogen, los hay de bonitos como el hecho de que si en el cementerio hay silencio o no. Además, desde la Asociación también organizan actividades y visitas guiadas.

Cementerio de Bunyol, Valencia

Paralelamente, también se encarga de la web patrimonifunerari.cat, donde se pueden encontrar fichas de varios temas, tales como las obras funerarias, arquitectos, escultores…

Paralelamente, también se encarga de la web patrimonifunerari.cat, donde se pueden encontrar fichas de varios temas, tales como las obras funerarias, arquitectos, escultores... Cuando visita cementerios, Esther se siente bien. Es un viaje en tranquilidad y silencio y las horas pasan volando. En uno de sus viajes a Génova, llegó a pasar ocho horas seguidas en un cementerio sin casi darse cuenta. Al día siguiente, estuvo cinco más, sin salir ni comer. "Cada tumba tiene su curiosidad y es un no parar de fotografiar, de mirar, siempre con el máximo respeto", explica. Dentro del gran baúl de curiosidades que ha ido coleccionando visita tras visita, recuerda el cementerio de Buñol, en Valencia, donde en cada lápida hay representaciones de la afición u oficio de la persona que allí descansa. "Hay desde una persona a la que le gustaba recoger caracoles y tiene la lápida llena de estos animales hasta otro que era del PSOE y tiene la mano con la rosa del logo del partido. Piensas: ¿esta es la representación que quiere él o la familia? En los cementerios he reído mucho", dice.

 

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