Fina Lorente es directora del Campus Mar. Los delegados del campus seguramente ya la deben conocer muy bien. “Siempre he procurado que todas las personas del Campus se sientan parte del proyecto de la Universidad: personal administrativo, de investigación, de docencia, estudiantes... Algo que también hacemos, y con lo que me lo paso muy bien, es vernos con los delegados. Vamos a sentarnos y hablamos sin agenda”, explica orgullosa. "Hablamos de cómo es la vida de los estudiantes en el campus, recogemos sus quejas, sugerencias, iniciativas... Me gusta poner un termómetro directo a lo que hacemos, a través de lo que piensan los estudiantes", añade.

Y todo es compartido, en su departamento: "yo creo que el trabajo tiene sentido si esto es un proyecto compartido", dice. “Para mí la jerarquía está reñida con la innovación y creo que las organizaciones más innovadoras son las menos jerárquicas. Cuando las personas se sienten parte importante de lo que ocurre, estamos construyendo crecimiento”, explica. “Desde 1999, cuando empecé a ser directora del campus, hasta ahora han pasado muchas cosas. Pero todas ellas me han ayudado a crecer. Esto es como una pequeña familia, es como mi casa, y de todos nosotros”.

Los mundos de Fina Lorente son infinitos. "A veces pienso que en vez de ir al cine, puedo crear yo una historia", dice riendo. En sus horas libres, Fina se dedica a escribir. "No me considero escritora, pero me gusta escribir, me he formado para hacerlo y quisiera hacerlo aún más, pero sólo tengo publicados dos relatos", explica.

 "A veces pienso que en vez de ir al cine, puedo crear yo una historia"

Uno de estos dos relatos, El anticipo, fue finalista en el Certamen Literario Francesc Candel. El certamen, que toma el nombre del reconocido escritor, pretende mantener vivo el espíritu de la obra de Candel, que tuvo en su eje la narración de experiencias humanas reales, en un contexto histórico marcado por la inmigración y el surgimiento de una nueva Barcelona a partir del arraigo de los recién llegados. Se divide en tres categorías: relato corto (juvenil y adulto), poesía y reportaje periodístico. El anticipo quedó finalista en la categoría de relato corto adulto, en 2021.

El relato transcurre en Ariño, Teruel, donde nació Fina. El título se refiere a un anticipo (anticipo, en castellano) económico, que se pedía como anticipo del salario cuando no se llegaba a fin de mes. “Lo que ahora sería ir a crédito con la Visa”, matiza riendo. La historia transcurre a través de la mirada de una niña, a la que sus padres le piden que vaya a recoger el anticipo. “Pero este camino, en realidad, es un recurso literario que utilicé para ir desde el más pequeño al mayor, con el fin de hablar de ese mundo, el de mi niñez”, explica. El final culmina con la maduración de la propia niña, de su despertar.

“Pero este camino, en realidad, es un recurso literario que utilicé para ir desde el más pequeño al mayor, con el fin de hablar de ese mundo, el de mi niñez”

"Este relato es, en buena parte, autobiográfico, y ha gustado a amigos míos, pero sobre todo ha gustado a gente de mi pueblo". “Gracias por escribir sobre nuestras familias”, le dijo a Fina una persona de su pueblo. “Esa frase me satisfizo muchísimo”, dice con una sonrisa.

"Yo creo que la mayoría de escritores -si no todos- hablan de su biografía o de sí mismos", sentencia Fina. “Quizás no lo hacen conscientemente, pero la escritura ya sabemos que tiene vida propia. Esto no quiere decir que sea todo autobiográfico, pero cuando escribes proyectos tus sentimientos y tus vivencias: los sueños no realizados o incluso la oportunidad de ver en la piel de una vida que no has tenido o que nunca tendrás ”, añade.

Lo que escribe Fina es, costumbrista. “Ni sé escribir ciencia ficción, ni terror ni erotismo. Y me gustaría hacerlo, porque encontrar la barrera entre erotismo y sensualidad, generar terror... es muy complicado”, y añade, “Y hacer reír, yo soy incapaz de hacer reír con lo que escribo. Porque alguna escena que he hecho, que he pensado que era graciosa, finalmente no ha hecho reír”. Pero lo que más mueve a Fina es la sensación: “la intensidad, cuando veo que está, que he sabido trasladarla, esto es lo más gratificante”.

El mundo de la Universidad

“Yo estudié Filología Hispánica y un Máster en Gestión Pública. Necesitaba trabajar, y el mundo me llevó a muchos sitios”, comienza. "Opté a un sitio, el cual no sabía ni cuál era", sigue, "porque vi un anuncio en La Vanguardia de una nueva entidad pública que buscaba personas para hacer de administrativos". “Me cogieron, y en 1991 entré en el gabinete de comunicación de lo que sería la cuarta universidad pública de Catalunya. Empezar en el gabinete de comunicación fue una suerte porque pude captar qué pretendía ser esta universidad, qué rol quería tener en la sociedad y cuáles eran sus rasgos diferenciales”, explica, “yo le debo mucho a este primer aterrizaje”.

En 1999 Lorente pasó a ser directora del Campus Mar. "Te podría contar mil anécdotas". Y explica, riendo, “yo había sido jefe de sección en dos campus, del ámbito de las ciencias sociales, pero lo de la biomedicina es otro mundo. La primera vez que me contaron que debía montarse una sala radioactiva me quedé parada. Es algo muy controlado, pero yo no sabía de lo que me estaban hablando”. "El cambio en este campus está servido, y cada grupo de investigación que llega es diferente al anterior". "Pero desde el inicio, todos los cargos académicos nos han incorporado al personal de gestión como parte de su proyecto", explica con ilusión.

La creación de otros mundos

“Mi primer interés por empezar a escribir fue escribir, sin más”, dice Fina Me matriculé en una escuela de escritura y una vez visto que lo que escribía gustaba a mis compañeros, y después de que mi primer profesor eligiera un relato mío para publicación, me animé”. En 2016 se publicó este relato, La baldosa.

Después de esto, se apuntó a la escuela de escritura del Ateneu Barcelonès durante varios cursos. “Como allí debías definirte por relato o proyecto de novela en narrativa, tomé la decisión de escribir una novela”, explica. "Esta novela está iniciada, pero bastante parada, porque requiere mucho trabajo continuado". Mientras tanto, para seguir escribiendo y explicar aspectos autobiográficos, decidió escribir relatos y presentarse a premios. "Si el relato es más corto, es más factible que lo acabe, y si lo presento a concursos, es más fácil que me conozcan", explica. "Mi novela está parada porque el Ateneo me ha permitido ver todo lo que está mal cuando se escribe, y cuando eres consciente de ello, te autocensuras". Ante esta dificultad, Fina cree que debe tomar una decisión: "aquí tengo una tensión, entre la perfección o encontrar mi estilo, porque sino no avanzaré con mi novela".

“A veces pienso que me está emocionando lo que está pasando, y lo más gracioso es que es algo que estoy decidiendo yo que pase”

“Yo padezco por mis personajes”, dice riendo. “Me pongo en su piel. A veces pienso que me está emocionando lo que está pasando, y lo más gracioso es que es algo que estoy decidiendo yo que pase!”, exclama con una carcajada sonora.

La tensión entre dos mundos

"Como me dijo un profesor, normalmente nos ponemos a escribir en las horas más horrorosas", explica Fina con tono irónico. “Si quiero terminar la novela que estoy escribiendo tengo que sacrificar, al menos, un día del fin de semana, y a veces no tengo ese día”. Pero para Fina es esencial establecer una separación entre lo que es su trabajo y su hobbie. "La separación entre lo que es mi trabajo y mi hobbie me gusta, y me ayuda que sea así". "Está bien salir de tu propio mundo, y ver otros". Y esto es lo que mueve los mundos de Fina Lorente.