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Anna Saumell, el arte de crear historias interactivas

PAS en la Unidad de Servicios de Información y creadora de videojuegos
15.07.2020

 

Jekyll Hyde

“La música, para mí, es el detonante de la creación. Me pongo música y empiezo a crear”, afirma Anna Saumell con una sonrisa. Transmite energía y mucha vitalidad. Las bandas sonoras de reconocidos compositores como el alemán Hans Zimmer, el americano Jerry Goldsmith o el japonés Joe Hisaishi la han acompañado mientras dejaba volar su imaginación e ideaba cada uno de sus proyectos. Si hay una palabra que la defina perfectamente es creatividad.

Hace dos años, el verano después de graduarse, entrar en el mundo laboral comenzaba a perfilarse como su próximo objetivo y Anna tenía claro cuál sería su trabajo soñado “una que pueda compaginar con mis proyectos personales”. Después de pasar el verano haciendo prácticas en un hotel del Pallars Sobirà, donde hacía de community manager y se encargaba del diseño gráfico y del material publicitario, llegó la hora de la verdad. “Envié muchos currículums y uno de ellos lo envié a la UPF porque encontré una oferta de trabajo en el Campus Treball. Y funcionó”, explica orgullosa.

De eso, ya hace un año. Anna volvió a la Universidad que había pisado por primera vez seis años antes como una ilusionada estudiante del grado en Comunicación Audiovisual. Esta vez, sin embargo, como trabajadora en la Unidad de Servicios de Información. “Mi faena principal es estar en el Servicio de Atención Telefónica atendiendo llamadas pero, ocasionalmente, también refuerzo a mis compañeras del Punto de Información al Estudiante del campus de la Ciutadella dos o tres días a la semana”, explica. Esta ayuda acostumbra a consistir en atender al teléfono de atención al PIE y a los usuarios que se acercan al mostrador y necesitan ayuda en alguna cuestión. Un rato cada día, también se ocupa del mostrador de préstamo de documentos y portátiles de la Biblioteca/CRAI.

Lo que más le gusta, explica, es “el buen rollo con los compañeros, la diversión y ayudar a la gente, que es muy gratificante”

Lo que más le gusta, explica, es “el buen rollo con los compañeros, la diversión y ayudar a la gente, que es muy gratificante”. Y una ventaja añadida: un horario que le permite tener las tardes libres para dedicarse a todos sus proyectos personales. Entre ellos hay una novela que algún día espera publicar y un videojuego que actualmente está desarrollando junto a su mejor amiga, Clàudia Raventós. Juntas han creado el estudio de videojuegos Ancla Studio y allí toma forma el videojuego Black Map, que fue su Trabajo de Fin de Grado. Aunque para entonces sólo hicieron la demo, actualmente el proyecto está en una fase muy interesante. “El guión ya está hecho y ahora estamos trabajando en el capítulo dos y en algunas configuraciones de programación que nos permitirán avanzar más rápido que hasta ahora”, explica.

La aventura de explicar historias

“A mi lo que más me gusta de los videojuegos es la narrativa, las historias. Black Map es una aventura gráfica, es decir, no es el típico videojuego de correr y saltar”, afirma Anna convencida de que estoy entendiendo perfectamente lo que me está diciendo. Cuando se da cuenta de que quizás no, me explica que Black Map es un juego narrativo, una historia en la cual te vas encontrando diferentes personajes y hablas con ellos a partir de una barra de diálogo desde donde puedes escoger qué decirles entre diversas opciones. Dependiendo de tu decisión, la historia avanza por un lado o por otro. Al final, tienes que conseguir recopilar siete piezas perdidas para poder completar un mapa y llegar a una isla denominada la Isla del Perro.

Anna trabajando en el videojuego

Ya que se trata de una historia, pido a Anna que me explique su argumento. Ella rie y lo considera, pensando la manera más fácil de transmitirme su idea, que nació en el año 2014 cuando aún era estudiante de segundo. “Black Map es una historia de piratas”, empieza, “pasa alrededor del año 1711 en una isla ficticia ambientada en las Bahamas. Hay una leyenda que explica que existe la Isla del Perro, donde una fuente mágica revive a los perros muertos. Hace muchos años, un pirata se volvió loco y decidió que él y toda su tripulación se amputarían partes del cuerpo y se las volverían a integrar como partes de perro e irían a bañarse periódicamente a esa fuente para ser inmortales”, acaba y me mira para saber si la estoy siguiendo.

“Black Map es una historia de piratas”, empieza, “pasa alrededor del año 1711 en una isla ficticia ambientada en las Bahamas

“La historia comienza años después”, continúa, “ y tú eres un personaje que tiene un perro y llega a la isla donde, durante muchos años, la gente tenía miedo de tener un perro por si los piratas se lo quitaban y los mataban. Por accidente, dos personajes caen encima de tu perro y lo matan. Entonces, el protagonista les pide que lo acompañen a la Isla del Perro a resucitarlo pero, para llegar, antes tienen que encontrar las piezas del mapa que conduce a la isla y que se escondieron para que la gente no la encontrara nunca”, explica.

El desarrollo del videojuego avanza lentamente y admite que es difícil compaginarlo con la faena y el máster en Investigación en Comunicación Social que actualmente también está cursando en la UPF

El desarrollo del videojuego avanza lentamente y admite que es difícil compaginarlo con la faena y el máster en Investigación en Comunicación Social que actualmente también está cursando en la UPF. Sin embargo, no tienen prisa. “No nos ponemos timings porque el objetivo no es acabarlo rápido y que tenga éxito y ganar dinero, sino el proceso creativo”, reflexiona. Son un equipo pequeño pero muy bien compaginado: mientras Clàudia se encarga de dibujar personajes, ella construye los escenarios y programa. Actualmente dedican entre diez y quince horas a la semana. Trabajan por lo que las mueve: las narrativas interactivas, en un estudio que unos días es casa de Anna y, otros, casa de Clàudia.

Equipo Ancla Studios

Una oportunidad de vivir grandes experiencias

Pregunto a Anna si alguna ve se ha planteado hacer de este hobbie su trabajo de futuro. “Si el videojuego tiene éxito, así poniéndonos un poco a hacer la carta de los reyes, ¿por qué no?, contesta riendo. Sin embargo, este proyecto personal ya le ha regalado experiencias inolvidables, como la oportunidad de participar el año 2018 en NiceOne Barcelona (antes Barcelona Games World), la feria de videojuegos más grande de la ciudad, gracias a un convenio con la Generalitat. “Fue increíble. Además, nos tocó un estand justo delante del famoso videojuego Kingdom Hearts, y todo el mundo que hacía cola allí nos veía. Nos concedieron muchas entrevistas”, explica recordando aquella cita, que les dio la oportunidad de impartir una masterclass a alumnos de ciclo formativo del Instituto Tecnológico de Barcelona.

El año 2018 en la NiceOne Barcelona (...) nos concedieron muchas entrevistas (...) y nos dio la oportunidad de impartir una masterclass a alumnos de ciclo formativo del Instituto Tecnológico de Barcelona.

masterclass impartida a los alumnos del Instituto Tecnológico de Barcelona

A parte de ese evento, también las invitaron a Retromaniacs, una feria de videojuegos de estética retro y consolas clásicas. Allí estrenaron su videojuego que consiste en un barco que va saltando y esquivando, pero con una gran peculiaridad: el botón que lo hace saltar es un plátano real. Anna percibe mi expresión cuando me lo explica y ríe, pero parece que no le sorprende que me extrañe. “Tiene un emulador que convierte cualquier cosa que sea transmisora de la electricidad en teclas del ordenador. Cuando aprietas el plátano, el barco salta. Para disparar bombas teníamos un estropajo y un pollo de goma. Eran los botones reales”, explica.

En su estantería, Anna guarda uno de los premios que han ganado. “El otro lo tiene Clàudia”, dice, “nos los hemos repartido”. En septiembre de 2019, obtuvieron el premio al Mejor Juego Insert Coin con su minijuego, y el premio al Mejor Juego Narrativo por Black Map en el Indie Dev Day, una feria que reúne desarrolladores de videojuegos independientes de Cataluña. Sin embargo, para Anna el mejor premio es poder continuar creando con su mejor amiga. “Si no es un trabajo de futuro, continuaría como un hobbie. Es una cosa que disfruto haciendo porque a mi lo que me gusta es el proceso creativo. Me apasiona el guionaje”, asegura.

 

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