Atrás ¿Hasta dónde llega nuestra huella digital? Desafíos y dilemas en la industria 4.0. Manuel Portela

¿Hasta dónde llega nuestra huella digital? Desafíos y dilemas en la industria 4.0. Manuel Portela

Manuel Portela, investigador del grupo de investigación Ciencia Web y Computación Social del DITC, reflexiona sobre los retos de la industria para aplicar la inteligencia artificial y mantener unos principios éticos.    

02.02.2023

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El miércoles 31 de enero se inauguró el IoT Solutions World Congress en Fira Barcelona, un evento que reúne la industria tecnológica y los objetos conectados. Una de las premisas de este año es la hibridación entre personas y máquinas, ya sea en la industria o en productos usados por los consumidores, como son los coches autónomos. En la industria no es novedad el uso de datos y algoritmos de optimización que se conectan con sensores y otros dispositivos asociados a la robótica para realizar trabajos autónomos, o bien asistir a las personas en tareas complejas. Sin embargo, en el mundo de los consumidores este campo es emergente, y en especial en el de las industrias creativas.  

Por ejemplo, durante estos últimos días se ha hablado mucho sobre el ChatGPT y Midjourney como la meca de la inteligencia artificial (IA). Si bien los avances tecnológicos son espectaculares, todavía queda mucho para lograr entender hasta dónde llega la utilidad de estos sistemas y donde es incompatible con nuestra capacidad autónoma y nuestra privacidad. 

Uno de los dilemas que se le plantea a la industria es cómo poder obtener provecho de los nuevos avances de la IA. Por un lado, nos encontramos con avances académicos que no se han transformado en productos; pero también hallamos productos que tienen un uso limitado. Si bien las herramientas generadas son cada vez más fáciles de implementar, vemos con pasos tímidos el avance de la industria en este sentido. Existen pocos casos en los que grandes empresas apuestan por tecnologías muy avanzadas y novedosas, como es la reciente inversión de Microsoft en OpenAI (creador de ChatGPT). Pero todavía hay dudas ante la utilidad que se le dará, y cuál será el beneficio que obtendrá de esta inversión. Y este es uno de los mayores obstáculos que frena la apuesta: transformar inversión en ganancias. 

Una posibilidad sería el camino que han elegido algunas marcas adoptando el sello de sostenibilidad para diferenciarse respecto a su competencia y ganar un espacio de mercado. En este sentido, algunas empresas prefieren invertir con tal de posicionarse como empresas innovadoras y verse asociadas a estas propuestas y avances, a pesar de que no sea rentable. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta la ventaja de poder explotar datos que hasta ahora eran infrautilizados. Gracias a la modernización de muchas industrias y el despliegue de sensores muchas empresas tienen datos que solo utilizan para realizar simples estadísticas y análisis comercial. Sin embargo, estos datos tienen mucho potencial. Y hasta ahora requerían un conocimiento muy experto y herramientas avanzadas para procesarlos. 

Si bien es una gran oportunidad, se pone de manifiesto un tema crucial, que es el uso de los datos de los consumidores para explotarlos comercialmente. Aquí la regulación legal puede ayudarnos, ya que, según el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) europea, se requiere solicitar consentimiento explícito sobre su uso en el momento de recopilarlos. Sin embargo, es muy difícil verificar que este principio se cumple en utilizar cualquier dispositivo, y existe además el carácter global de la industria, que lo convierte en un tema de difícil aplicación. 

Por lo tanto, la industria se enfrenta a diferentes desafíos que, por un lado, la empujan a innovar, pero, por otro, limitan la implementación de los cambios ante la dificultad de establecer los principios éticos para desarrollar negocios que respeten la privacidad de sus usuarios y que sean a la vez rendibles.

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