Artículo publicado en el Ara el 25 de mayo de 2023

Resulta frustrante que las fronteras municipales sean tan poco adecuadas para resolver los problemas de una metrópoli como Barcelona. En Madrid esto se resolvió después de la guerra con una radical ampliación del perímetro capitalino que malas lenguas, pero bien informadas, decían que se hacía sólo para que la principal ciudad de España fuera Madrid y no Barcelona. La manía del régimen de Franco sigue viva. Sin embargo, permitió que Madrid, con el paso de los años, pudiera pensar mejor la integración de sus redes de transporte y su política de vivienda a medida que crecía su población por los distintos aludes inmigratorios. Barcelona no ha cambiado de perímetro en el último siglo, desde 1921 con la absorción de Sarrià, pero sus fronteras municipales son imposibles de descubrir en una visión aérea dada la continuidad de su tejido urbano. Como consecuencia, muchos de los grandes temas de los que se habla en la campaña electoral no pueden tener ni un buen planteamiento ni una adecuada solución a nivel municipal. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB, con 3,3 millones de habitantes) se creó para resolver esta limitación, pero quedó rápidamente superada por la emergencia de lo que se llama "región metropolitana", que vendría a coincidir aproximadamente con la veguería del Ámbito Metropolitano (Barcelonès, Baix Llobregat, Vallès Occidental y Oriental y Maresme), de cinco millones de habitantes. Ni siquiera esta captura la centralidad diaria de Barcelona para toda Cataluña.

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