Atrás Los militares birmanos vuelven allí donde ya estaban. Manel Ollé

Los militares birmanos vuelven allí donde ya estaban. Manel Ollé

Manel Ollé, profesor de estudios chinos del Departamento de Humanidades de la UPF
08.02.2021

 

El equilibrio precario de una democracia constitucionalmente parcial y tutelada, donde los militares se reservaban el 25% de los diputados y los ministerios claves, se ha roto tras la humillante segunda derrota electoral de su partido.

El consejo de seguridad de la ONU ha pedido al ejército de Birmania (Myanmar) que libere inmediatamente la jefa del Consejo de Estado Aung San Suu Kyi y el resto de líderes civiles detenidos, pero en ningún momento ha mencionado en su declaración que haya habido un golpe de estado. Las posiciones de Rusia y China han forzado esta fórmula eufemística de compromiso, que no deja de ser paradójicamente exacta. No somos evidentemente ante una "remodelación ministerial" (como cínicamente lo describía la agencia china de noticias Xinhua), si acaso se trataría de un autogolpe, porque los militares alzados ya estaban del todo, en el poder. Y no sólo en el poder político: el grueso de la economía formal e informal birmana es en manos de los militares, que se la han ida apropiándose desde los primeros años de la dictadura, desde los años sesenta de la "vía birmana al socialismo ".

¿Qué necesidad tenían de sacar ahora las tropas a la calle y detener la líder carismática Aung San Suu Kyi y sus principales colaboradores? Se trata de una pregunta que es de mal responder. Seguro que entre otros ingredientes hay una mezcla del sentimiento de humillación, de la ambición personal de los generales, y de la sensación de que el invento del teatrillo democrático que habían montado hacía pocos años se les escapaba de las manos. En todo caso, los militares birmanos llevan décadas tomando decisiones absurdas, difícilmente explicables. Tenemos todo tipo de ejemplos, desde las tres desmonetaritzacions los años sesenta, pretendidamente orientadas a acabar con los acaparadores y financieros indios y chinos infiltrados, pero que sólo sirvieron para disparar la inflación y empobrecer aún más el país, al sustituir (y desproveer repentinamente de valor) los billetes en curso, y proponer una serie alternativa de billetes numerològicament auspiciosos, siempre múltiples de nuevo ...
 
La aceptación de las reglas de juego impuestas por la cogovernança con los militares ha dilapidado el aura y el prestigio internacional de la premio nobel de la Paz de 1991 Aung San Suu Kyi
 

La aceptación de las reglas de juego impuestas por la cogovernança con los militares ha dilapidado el aura y el prestigio internacional de la premio nobel de la Paz de 1991 Aung San Suu Kyi. Ha tenido que asumir y defender por el mundo las acciones militares de genocidio y limpieza étnica de la minoría musulmana de los Rohingya. Como contrapartida les ha hecho sentarse en las diferentes rondas de negociaciones de paz del proceso de Panglong Siglo XXI con los representantes políticos de una buena parte de las decenas de grupos guerrilleros armados que mantienen tensiones, y que controlan trozos relevantes del territorio birmano. Probablemente en el avance de este proceso de paz hay también una parte de los motivos de la reciente acción militar.

Birmania es uno de esos regalos postcoloniales endiabladamente envenenados que legó el imperio británico a sus antiguos súbditos. En esta subcolònia de la India se reunieron experiencias históricas antagónicas. La mayoría bamar (60%) de las llanuras del gran río Irrawadi están flanqueadas por una constelación de naciones y grupos étnicos montañosos, de matrices culturales, políticas y económicas muy alejadas de las de los herederos de los antiguos imperios bamares. Cuando en 1947, Aung San, el padre fundador de la patria birmana, del ejército, y también de la líder carismática Aung San Suu Kyi, logró independizar Birmania del imperio británico, forjó en el acuerdo de Panlong un proyecto compartido de Repúblcia Federal con los líderes de las naciones Chin, Shan y Kachin que les aseguraba el derecho de autodeterminación. Pero a los pocos meses, un grupo de militares asesinaron Aung San. Y a los pocos años aquel proyecto negociado de República Federal quedaba en nada. Los diferentes golpes de estado militares han convertido Birmania en un estado fallido. Uno de los más pobres del sudeste de Asia.
 
Birmania es uno de esos regalos postcoloniales endiabladamente envenenados que legó el imperio británico a sus antiguos súbditos
 

Un conflicto que tenía una base nacional ha adquirido en las últimas décadas componentes económicos muy sustanciosos. Las montañas controladas por las minorías acaparan enormes riquezas minerales (minas de jade y de piedras preciosas) y también los campos de opio del segundo productor de opio del mundo, justo detrás de Afganistán (y ahora ya uno de los primeros productores de heroína y de metanfetamina). Los intentos del ejército para controlar y sacar aún más provecho de estas minas y estos campos de opio tienen un papel fundamental en esta guerra interna. Se calcula que sólo el tráfico ilegal del jade que pasa a través de las fronteras chinas equivale al 30% del PIB birmano.

Las negociaciones de paz del proceso de Panglong siglo XXI que ha liderado Aung San Suu Ki desde 2016 han establecido un programa de pacificación y de reconstrucción nacional que pasa por una reforma constitucional que asegure la participación política de las minorías y la formalización de un régimen federal. Las resistencias militares en todo este proceso pactado de reformas constitucionales seguro que también explican la regresión democrática actual.
 
Las resistencias militares en todo este proceso pactado de reformas constitucionales seguro que también explican la regresión democrática actual
 
Las posibles sanciones internacionales y el regreso al aislamiento internacional puede reforzar la influencia de China en Myanmar. China ya ha declarado que tenía tan buenas relaciones con el gobierno de Aung San Suu kyi como con los militares. El rechazo social que despertaban las inversiones chinas puede ser apaciguado por los militares, que además pueden sacar enormes beneficios económicos directos. En los planes chinos de las Nuevas Rutas de la Seda, Birmania juega un papel geopolítico clave: debe permitir un acceso directo de los chinos al Índico que los ahorre tener que rodear los estrechos de Malaca. Ya están en marcha oleoductos y gasoductos, minas de cobre y de níquel, un puerto y complejos industriales ... También por este lado podemos encontrar una explicación de todo.

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