Nuestro enfoque inicial es conocer muy bien que hay en la UPF en cuanto a investigación e innovación en los tres campus principales. Para nosotros, es vital establecer una excelente relación con los grupos de investigación. Confiamos en que, de la mano de la Unidad de Innovación - UPF Business Shuttle, nos vean como una herramienta para ayudarles, ya que es lo que somos. Creo que somos un complemento ideal para toda la innovación y conocimiento que se genera en la Universidad y que sumamos esfuerzos para intentar que estos conocimientos lleguen a la sociedad y que tengan un impacto positivo.

El equipo de UPF Ventures tiene mucha experiencia en la creación de startups tecnológicas, ya que en vidas profesionales pasadas hemos ayudado a más de 150 en sus fases de creación y crecimiento. Esto nos ha permitido poner en marcha el programa Investment Readiness, que se enfoca hacia el acompañamiento a equipos emprendedores que quieran crear una spin off a través de sus tecnologías desarrolladas en la UPF.  Actualmente, ya estamos hablando con varios investigadores que tienen esta intención y esperamos que se nos acerquen muchos más. Queremos compartir toda nuestra experiencia con los grupos de investigación que quieran avanzar por esta vía. Trabajamos conjuntamente con ellos para definir e implementar un plan a uno o dos años, en que los ayudaremos a continuar valorizando sus tecnologías; financiar este desarrollo; crear su propia empresa, y convertir su proyecto en una startup atractiva para la industria.

"Investment Readiness y Industry Connect, iniciativas para crear nuevas empresas y fomentar la innovación empresarial e industrial de las ya establecidas"

Por otra parte, también hemos lanzado el programa Industry Connect, con el que queremos acercar empresas ya establecidas en los grupos de investigación de la Universidad y los profesores. Hay un montón de empresas con éxito que, a pesar de tener una buena posición en su mercado, saben que necesitan innovar para no perder esta posición preferente y ser superados por sus competidores. Y que reconocen en la universidad una oportunidad para conseguir esta innovación, para mejorar los productos que ya tienen en cartera o para generar nuevas líneas de negocio.

Por último, estamos organizando unas jornadas para promover el emprendimiento, a las que invitaremos emprendedores UPF y también investigadores que ya colaboren con empresas que compartan su experiencia con el resto y nos expliquen cómo lo hacen y qué significa para ellos el que han vivido.

La relación entre la universidad y la empresa se gestiona, en general, a través de las oficinas de transferencia. Hay varios tipos de conexiones entre los dos mundos, que van desde los proyectos en colaboración hasta la creación de spin off. Y este patrón se repite en todo el mundo, siguiendo varios modelos, tanto públicos como privados.

Independientemente del país o del modelo que se siga, creo que todo el mundo que trabaja en este ámbito está de acuerdo en decir que ambos lados tienen que aprender la una de la otra. Hay muchas sinergias para encontrar, y por eso estamos aquí.

También es cierto que, en nuestro entorno, aunque estamos alejados de lo que se hace en otras regiones de referencia. Los números están mejorando, pero todavía no es suficiente. Las universidades modernas, del siglo XXI, serán capaces de nutrir la industria de innovación, de generar puestos de trabajo de alto valor añadido a través de sus invenciones y spin off, de impulsar una sociedad moderna a través del conocimiento. En definitiva, que las universidades referentes de este siglo deben ser, aún más, un motor para la comunidad que las rodea. Esto lo conseguirán mirando hacia fuera, enseñando todo lo que tienen para ofrecer, que es mucho y, dándose cuenta de que, esta oferta, no es sólo de excelencia académica o en investigación, si no de capacidades, conocimiento y tecnologías que tienen un impacto social incomparable.

"Es vital aumentar las vías de conexión para conseguir un crecimiento sólido de la economía basado en el conocimiento y la innovación."

Es habitual que las tecnologías que se generan gracias a la investigación, que son altamente innovadoras, necesiten de algunas acciones específicas, muy enfocadas a satisfacer lo que quiere ver la industria. Es decir, que, en general, las empresas y los inversores necesitan que las tecnologías cumplan determinados requisitos antes de que se decidan a incorporarlas o invertir. Las empresas y los inversores necesitan ver lo que llamamos pruebas de concepto, es decir, un resultado experimental o una versión preliminar de producto que dé una buena indicación de que aquella tecnología puede funcionar o puede interesar a los usuarios finales. Las pruebas de concepto incluyen elementos como experimentos en modelos animales relevantes, prototipos experimentales o versiones beta, en función de la industria que las busque.

"Las empresas y los inversores necesitan ver lo que llamamos pruebas de concepto."

Por otra parte, hay que hacer un trabajo previo importante para proteger la propiedad intelectual que se genera. Nuestras innovaciones deben estar muy bien protegidas para que las empresas y los inversores tengan interés. Todas estas actividades ayudan a aumentar el valor de nuestro conocimiento y hacerlo más atractivo para la industria.

Resumiendo, podríamos identificar dos tipos de innovación que se generan en las universidades y que son muy valiosas para la empresa. Por un lado, tenemos las tecnologías, productos concretos que solucionan problemas reales de una manera innovadora. Estas tecnologías, a veces, están ya suficientemente desarrolladas para ser adquiridas por una empresa y, entonces, se licencian directamente. Pero hay otros casos en los que aún se necesitan pasos adicionales para continuar desarrollando la tecnología hasta que alcance un grado de madurez suficiente. Es en estos casos en que la vía elegida para continuar con este crecimiento es la creación de una startup, donde entre dinero público y privado de inversores y otras fuentes, que financien este desarrollo adicional.

Después tenemos el conocimiento mismo. A nosotros nos gusta saber que algunos de nuestros investigadores son auténticos expertos mundiales en un tema complejo concreto y así lo hacemos saber a las empresas porque este es un activo muy valioso para ellas. La industria que quiere innovar debe ver la universidad como una fuente de conocimiento que le pueda servir para poner en marcha proyectos de I + D en colaboración o, incluso, incorporar el asesoramiento estratégico de los profesores para solucionar problemas de sus empresas.

"La industria que quiere innovar debe ver la universidad como una fuente de conocimiento."

¡Por supuesto! Primero, hay que tener claro que en ningún caso esta visión más industrial o aplicada está en conflicto con una visión más académica. Ambas visiones se complementan y son partes del mismo todo. Incluso la investigación que está en sus fases más iniciales, a largo plazo, puede tener un impacto que no somos capaces de prever hoy en día. ¿Cómo podemos saber qué tecnologías ayudarán la sociedad en diez, quince o veinte años? Es imposible.

Además, también hay que eliminar de nuestro esquema mental que cuando hablamos de retorno sólo nos referimos al económico. Por ejemplo, las tecnologías que se generan en los grupos de investigación pueden ser directamente licenciadas a empresas innovadoras ya establecidas, y esto ayudará a mantener puestos de trabajo cualificados. Todavía un paso más allá. Cuando un investigador crea una spin off, está creando nuevos puestos de trabajo y está nutriendo el tejido industrial de innovación y talento. Más ejemplos: ¿qué valor económico tiene un fármaco que cura enfermedades infecciosas muy prevalentes en el tercer mundo? O ¿cuánto vale un software que ayuda a mejorar la resolución de las imágenes, o un dispositivo médico para evitar infecciones durante la cirugía? ¿O una tecnología de realidad virtual para mejorar la experiencia en museos o cambiar la forma en que nuestros niños juegan hoy en día? Todas estas iniciativas no están pasando en el MIT o en el Sillicon Valley. Están pasando ahora mismo en la UPF. Y está claro que el valor económico es relevante, pero no es lo más importante y no es, ni mucho menos, el motor que empuja estos investigadores a transferir su conocimiento. Lo que motiva a la gente que se dedica a la transferencia y la innovación, al igual que muchos investigadores, es ver cómo todas estas soluciones llegan a ayudar a personas reales.

"Cuando un investigador crea una spin off, está creando nuevos puestos de trabajo y está nutriendo el tejido industrial de innovación y talento."

Nosotros queremos ayudar a estos investigadores a encontrar la mejor manera para tener un impacto en la sociedad. De paso, también creemos que, si por el camino se genera un retorno económico para el investigador y su grupo, para la Universidad y para las empresas, mejor que mejor para asegurar que las experiencias se vuelvan a repetir y sean sostenibles en el tiempo. Pero no es ni mucho menos el indicador principal que estamos buscando.

Mejorar la transferencia de conocimiento pasa por apostar, de verdad, por la transferencia de conocimiento. Y apostar por la transferencia de conocimiento significa destinar recursos. Para sacar adelante iniciativas con impacto hay que invertir dinero y formar equipos de primera fila que lideren este cambio. Este es uno de los próximos cambios estratégicos que debe afrontar nuestro sistema académico. Ya nos hemos posicionado en los lugares más altos en rankings internacionales en el ámbito académico y de investigación. Pero estos mismos rankings nos sitúan en posiciones mucho más mediocres cuando miden parámetros relacionados con transferencia. Tenemos que cambiar esto y lo conseguiremos si hay apuestas decididas, con recursos económicos y de talento, destinadas a hacerlo.

"Hay una tarea de comunicación muy importante para explicar qué es la transferencia y para convencer que es beneficiosa."

También hay una tarea de comunicación muy importante para explicar qué es la transferencia y para convencer que es beneficiosa. Esta tarea debe realizarse en tres sentidos, principalmente: hacia el investigador, hacia la industria y hacia los gobiernos. Una comunicación adecuada ayudará a hacer entender que esto de la innovación es un paso natural de la investigación y, además, a reconocer el trabajo de la gente que se dedica a gestionar esta innovación, que es muy importante y necesaria.

Los equipos que trabajan en transferencia son de un perfil muy específico, difíciles de encontrar, ya que, en general, se requiere un perfil doble, es decir, con conocimiento técnico y con experiencia de negocio. Este tipo de gente es difícil de encontrar y difícil de atraer de la industria sin un proyecto estimulante para ofrecerle. Y el éxito de nuestro negocio depende, en gran medida, de la gente que se dedica a ello.

Para mí supone un regreso al entorno académico muy satisfactorio. Siento que, después de hacer mi doctorado y de trabajar en gestión de la innovación en la UB, dejé este mundo para dedicarme a la industria en posiciones muy diversas. Esto me ha permitido aprender cómo funcionan los mecanismos de la empresa. Ahora puedo volver y aplicar todo lo que he aprendido a un proyecto estimulante y que estoy seguro que tendrá un impacto importante en la comunidad UPF. Estoy muy orgulloso de formar parte de esta institución.