5. Calidoscopio

Los retos de la simbiosis humano-ordenador

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Sergi Valverde

Sergi Valverde, jefe del Laboratorio de Evolución de la Tecnología del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC), Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

La capacidad de explotar la tecnología para mejorar la adaptación al medio no es exclusiva de los humanos, pero somos la única especie capaz de desarrollar tecnologías complejas y, específicamente, ordenadores electrónicos. Las consecuencias de este nuevo tipo de coevolución entre humanos y tecnología son enormes y dejan una huella importante en los estilos de vida, las interacciones sociales y el medio ambiente. Aun así, no es fácil predecir si estas interacciones serán mayoritariamente beneficiosas o no. Nuestra especie evolucionó en un entorno muy diferente de los espacios altamente tecnológicos actuales, lo que define un nuevo conjunto de problemas y retos para la biología.

En 1960, el psicólogo J.C.R. Licklider sugirió que la relación simbiótica entre los dispositivos informáticos y los humanos era un hecho inevitable. Esta visión, entonces futurista, se convirtió en una realidad habitual sólo 50 años después. Estamos literalmente rodeados de ordenadores en casa, trabajando en la oficina o caminando por la calle. Un estudio reciente determinó que, de media, cada persona toca el teléfono móvil más de 2.600 veces al día (los usuarios extremos lo tocan más de 5.400 veces al día) y lo mira aproximadamente 262 veces al día, es decir, una vez cada 5,5 minutos. De hecho, no sería raro ver bien un aumento de la frecuencia de las interacciones entre humanos y ordenadores, a medida que nuevos dispositivos informáticos, como los ordenadores portables, invaden progresivamente más espacios de nuestra vida cotidiana.

El uso de ordenadores ha permitido una mayor eficiencia en la ejecución de tareas, nuevas formas de entretenimiento y colaboraciones a gran escala. Las tecnologías de la información han aportado beneficios evidentes a nuestra sociedad. Pero el uso generalizado también genera inquietudes. Los investigadores han constatado que el uso del móvil cinco o más horas al día implica un mayor riesgo de obesidad y otros hábitos asociados a enfermedades cardiovasculares. También implica problemas de salud mental. La tecnología de la información ha ayudado al desarrollo de sistemas de vigilancia a gran escala capaces de rastrear personas y de identificar emociones humanas, y muchos grupos de defensa de los derechos civiles y la privacidad han expresado su oposición contra esta vigilancia continua de los ciudadanos.

Licklider preveía un futuro en el que la cognición artificial superaría nuestras capacidades y se convertiría efectivamente independiente de nosotros. Se basaba en la suposición de que la simbiosis humano-ordenador sería en gran medida beneficiosa y, por tanto, fomentaría el uso de los ordenadores para "potenciar el intelecto humano liberándolo de las tareas triviales". Más recientemente, este enfoque se ha ampliado con la aplicación a gran escala del aprendizaje automático a casi todos los ámbitos del conocimiento, incluida la ciencia. Los críticos han advertido que deberíamos valorar estos primeros éxitos con escepticismo, ya que aportan soluciones que no comprendemos del todo. Quizá estamos dejando nuestro viejo sueño de entender la naturaleza a manos de los algoritmos, que paradójicamente han comenzado a reflejar la enorme complejidad del mundo que les rodea.