En el contexto de otros artículos sobre universidad y cultura, me gustaría referirme a ella desde el valor cultural de la arquitectura en sí misma (cuando merece este nombre): el de la recuperación y la rehabilitación de edificios de interés patrimonial y el de la integración de piezas de valor artístico en los proyectos de arquitectura en el caso de la UPF, desde el momento de su creación y hasta el año 2010, período durante el cual estuvimos estrechamente ligados conjuntamente primero con J. Llobet, y luego con R. Valls y F. Crespo Arquitectos.

El modelo urbano adoptado para la ubicación y la implantación ha potenciado sus posibilidades en cuanto a la incidencia cultural asociada a su proceso de creación.

Los diversos centros en los que se fue concretando la UPF consistieron en la recuperación de piezas arquitectónicas de interés artístico e histórico, que se completaban para adaptarlas de manera adecuada a los nuevos usos. Es el caso de la calle Balmes (Sagnier Arq. - Foro Vergés) y las Ramblas (histórico H. Falcon) o de los campus de la Ciutadella (edificio de las Aguas, de Fontserè, y los cuarteles) y del Poblenou (antigua fábrica de Ca l'Aranyó). También la recuperación del palacete de la plaza de la Mercè (Rectorado) y los espacios de la UPF en la estación de Francia (alas norte y sur y edificio de correos).

El valor cultural que representan los edificios del patrimonio histórico-artístico sólo puede preservarse eficazmente si estos se llenan de actividad, siempre que esto se haga recuperando y conservando su propio carácter

 

 

El valor cultural que representan los edificios del patrimonio histórico-artístico sólo puede preservarse eficazmente si estos se llenan de actividad, siempre que esto se haga recuperando y conservando su propio carácter y velando por que tanto las transformaciones que hay que introducir como la nueva arquitectura que se une se integren debidamente. También es necesario que los programas funcionales se modulen teniendo en cuenta las limitaciones y las leyes internas del mismo edificio.

Este conjunto de requisitos se ha dado en el caso de la UPF a lo largo de este ambicioso programa de construcciones, gracias a que la Universidad ha tenido claro que los valores arquitectónicos, históricos y sociales de su actividad eran una pieza más de su plan para alcanzar el nivel de calidad que le ha sido reconocido.

Es difícil encontrar un conjunto de operaciones tan importante, hecho en un plazo tan corto, concentrado en un territorio limitado e inspirado por una voluntad sostenida de valorar su dimensión cultural. Un ejemplo claro de todo esto es el antiguo depósito elevado construido por el arquitecto Fontserè para acumular el agua necesaria para regar el nuevo parque que sustituiría la antigua ciudadela, y darle presión.

Es difícil encontrar un conjunto de operaciones tan importante, hecho en un plazo tan corto, concentrado en un territorio limitado e inspirado por una voluntad sostenida de valorar su dimensión cultural.

La gran tradición constructiva del país, basada en la fábrica de ladrillo debía llevar a la solución adoptada, consistente en un conjunto de muros paralelos, cubiertos por bóvedas de cañón y contrafuertes. Los muros son atravesados ​​perpendicularmente por las naves transversales, generando un bosque de pilares gruesos de gran altura. Encima de este conjunto se sitúa el depósito de agua.

El espacio, casi abstracto, ya que su única función no es visible, se presenta por sus proporciones como una catedral de obra vista. Ningún otro podría haber potenciado más sus valores y servirse de él mejor de su potencia formal y carga histórica que el de la Biblioteca del campus.

El proyecto de los arquitectos Clotet y Paricio supo encontrar la manera de transformarlo sin modificarlo, creando una diversidad de ambientes de diferentes escalas en una total continuidad espacial, resolviendo las necesidades funcionales sin traicionar ninguno de los valores del edificio histórico. El conjunto se convierte por todo ello en una pieza de valor artístico que resuelve una necesidad, recupera y restaura una pieza del patrimonio y enriquece culturalmente la Universidad y la ciudad.