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Ton Mansilla: “La lucha por la libertad sexual es un camino muy largo, estamos al principio” -
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11. Nuestros alumni
Ton Mansilla: “La lucha por la libertad sexual es un camino muy largo, estamos al principio”
Nombre y apellidos: Ton Mansilla Jacas
Lugar y fecha de nacimiento: Vilanova i la Geltrú, 19 de julio de 1992
Formación: grado en Derecho (UPF), Máster en Abogacía (UPF-Barcelona School of Management), Máster en Derechos Humanos (National University of Ireland)
Intereses: derecho penal, derechos humanos, migraciones, asilo y litigio estratégico
Ton Mansilla es alumni del grado en Derecho de la UPF (2014) y está especializado en el ámbito de los derechos humanos, el asilo y los derechos del colectivo LGBTI. De su formación también destaca el Máster en Abogacía (2015) de la UPF-Barcelona School of Managment y un Máster en Derechos Humanos (2017) de la National University of Ireland. Con una larga lista de colaboraciones, prácticas y voluntariados, su carrera profesional lo sitúa actualmente como abogado en la ONG Accem y colaborador del servicio jurídico del Observatorio contra la Homofobia.
La trayectoria laboral de Mansilla ha estado siempre muy ligada a su faceta como activista, que dió lugar a su blog Triángulo Rosa, centrado en persecuciones y resistencias del colectivo LGTBI. Todo esto, sumado a su pasión por la escritura, le ha llevado a escribir su primer libro: Eternos (Círculo Rojo, 2020).
Para las personas que no te conocen, ¿cómo descrbirías quíen eres y lo que haces?
Me llamo Antoni Mansilla, soy abogado y activista por los derechos del colectivo LGTBI. Actualmente trabajo en dos ONGs, relacionadas con el ámbito de los derechos humanos. Una es Accem, desde donde damos asistencia a personas que están pidiendo asilo en el Estado Español y también a personas migrantes en general. También colaboro con el Observatorio contra la Homofobia, que es una entidad que proporciona asesoramiento jurídico y psicosocial a víctimas de actas de agresiones o discriminación por LGTBIfòbia, y que es una entidad que está en el centro LGTBI de Barcelona.
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¿Por qué decidiste estudiar derecho?
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Es una buena pregunta (ríe). Ha sido siempre un tema muy vocacional. Ya desde bastante jovencito me atraía mucho el mundo judicial: desde las típicas películas, hasta que después empecé a interesarme de manera más seria. También por mi vertiente más activista, siempre me ha motivado que mi trabajo pueda contribuir, aunque sea con un pequeño grano de arena, a mejorar las cosas, a luchar por los derechos y las libertades y para hacer el mundo algo más justo.
Siempre me ha motivado que mi trabajo pueda contribuir a hacer el mundo algo más justo
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¿Cuál dirías què ha sido el aprendizaje más importante què te ha proporcionado tu experiencia en la UPF?
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El principal aprendizaje fueron las personas que conocí. En primer lugar mis compañeros, que venían de ámbitos muy diferentes, tanto a nivel social como de origen, pero de ideología sobre todo. Los debates que teníamos, tanto dentro como fuera de la Universidad, me hicieron crecer mucho como persona y me hicieron ganar tolerancia.
También guardo un buen recuerdo de muchos profesores, sobre todo los que supieron dar a la carrera de derecho el sentido crítico, que para mí es lo más importante. Estos profesores me hicieron reflexionar sobre el derecho como tal y el derecho en la sociedad. Creo que esto es uno de los aprendizajes más importantes que me llevo.
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¿Cómo te iniciaste en el activismo y por qué crees què todavía es importante?
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Recuerdo que en 2013 hubo una oleada muy fuerte de persecución en Rusia contra el colectivo LGTBI. Esto me afectó mucho. No era consciente hasta qué punto en otros lugares del mundo el colectivo LGTBI estaba perseguido. Era consciente de que en el lugar donde vivía todavía había homofobia y esto afectaba a mi vida cotidiana. Pero fue a partir de este momento que empecé a tener conciencia de que que hay homofobia y discriminación y, que como joven homosexual, no tengo las cosas tan fáciles como las jóvenes heterosexuales. Y también de que en otros lugares del mundo la situación es todavía peor. En este momento me di cuenta de que no solo me quería visibilizar como persona homosexual, sino que también quería hacer algo para contribuir a que las cosas cambien.
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¿Cómo interaccionan estas dos facetas (profesional y activista) y dónde marcas la línea entre ellas?
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Encajan bastante bien porque para mí, mi trabajo como abogado es la herramienta más potente que tengo como activista. Creo que a través del derecho y del sistema judicial se pueden conseguir cambios muy importantes a nivel social.
Creo que no es necesario poner una línea tan delimitada, evidentemente habrá una parte de mi trabajo que tendrá una vertiente más activista y otra que simplemente no la tendrá, porque como abogado también puedo llevar todo tipo de casos. Pero, no creo que me lleve ninguna incompatibilidad. Todo el contrario, las dos cosas van juntas.
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Hiciste una colaboración como asesor jurídico en una ONG en Costa Rica, ¿qué te aportó esta experiencia?
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Me aportó muchísimo en el ámbito laboral, pero sobre todo lo hizo a nivel personal. En este punto ya llevaba un tiempo trabajando con refugiados y personas que pedían asilo. Muchas de ellas huían de sus países porque los perseguían para ser LGTBI y por tanto, ya conocía algunas historias. Pero siempre es diferente verlo desde otro contexto.
Costa Rica es un país donde la situación de las personas LGTBI está bastante bien, y por este motivo, muchos inmigrantes de Centroamérica o Latinoamérica van y piden asilo. Esto me permitió conocer muchas personas de la región, que incluso disponían de menos medios. El perfil que veía allí era muy diferente al de España, que eran las personas más afortunadas que conseguían llegar a Europa. Allí llegaban las personas de países que estaban al lado, en Nicaragua, Honduras o Ecuador, y que apenas habían podido llegar a Costa Rica. Era gente que acababa de llegar y pude conocer las historias de muchos de ellos. Fue una experiencia muy gratificante, y que me aportó mucho.
El perfil que veía allí era muy diferente al de España, que eran las personas más afortunadas que conseguían llegar a Europa
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¿Cuál es tu situación laboral, y cuáles son las actividades que realizas habitualmente?
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Trabajo como abogado en el servicio jurídico de Accem, una ONG que da asistencia a personas solicitantes de asilo y refugiadas, y también a inmigrantes en general. Mi principal ocupación es dar asistencia jurídica a personas que están encarando el procedimiento de solicitud de asilo: prepararlas para la entrevista que tienen que hacer con las autoridades de extranjería para explicar los motivos por los cuales piden protección internacional; preparar las pruebas correspondientes para trabajar su relato; asistirlas en la entrevista... Después, durante todo el proceso administrativo: desde aportar más pruebas para defender su caso hasta que tienen una resolución administrativa. Y si les deniegan el asilo, poner un recurso a la vía judicial.
Por otro lado, colaboro con el Observatorio contra la Homofobia, en la oficina de denuncias. Allí llevamos un registro de las incidencias que nos llegan de agresiones y discriminaciones por LGTBIfòbia. Además de esto, asesoramos a víctimas de estos hechos. Les ayudamos a denunciar si todavía no lo han hecho, les explicamos cómo puede ser el procedimiento judicial y en algún caso ponemos la denuncia como acusación particular.
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¿Cuáles son los principales retos què se plantean en los últimos años?
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Como abogado en Accem, el principal reto que tenemos las ONGs que nos dedicamos a los temas de asilo es que nos encontramos en un momento de cambios en el sistema de asilo, donde la tendencia mundial es de poner las cosas cada vez más difíciles para las personas que llegan y quieren pedir asilo. Las ONG tenemos que hacer un contrapeso a esto. Tenemos que denunciar las vulneraciones de los derechos humanos y continuar intentando garantizar que las personas que llegan para pedir asilo lo puedan hacer con las máximas garantías, y que se respeten sus derechos.
El principal reto que tenemos las ONGs que nos dedicamos a los temas de asilo es que nos encontramos en un momento de cambios en el sistema de asilo, donde la tendencia mundial es de poner las cosas cada vez más difíciles para las personas que llegan y quieren pedir asilo
Por otro lado, en cuanto a los retos del colectivo LGTBI, estamos en un momento de expansión de la conciencia del colectivo. Cada vez somos más conscientes de que hay que denunciar cuando hay una agresión o una discriminación. También es el momento de defender al colectivo trans, que está sufriendo mucha discriminación y ahora tiene una visibilidad que antes no tenía. Tenemos que ayudar y estar junto a las trans para ayudarlas en su reivindicación de derechos.
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¿En qué tipo de demandas de asilo os centrais en Accem?
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No tenemos un perfil especìfico. Accem se encuentra dentro del programa estatal de atención a personas que solicitan asilo, y por tanto, ayudamos a cualquier persona que esté en la posición de solicitante. No hay ninguna distinción o discriminación de por qué motivo. Entran desde personas que son perseguidas por ser LGTBI, por motivos políticos, por motivos religiosos, para ser personas que huyen de un conflicto bélico, de grupos armados cómo son las bandas en centroamérica… Hay muchos perfiles.
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¿Cómo funciona el proceso de asilo?
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El proceso de asilo es un procedimiento que de entrada es administrativo. Es decir, es una solicitud que se formula ante la Oficina de Extranjería. Entonces, todas las solicitudes de España son examinadas por la Oficina de Asilo y Refugio, que está en Madrid. La persona, o bien puede pedir asilo cuando ya está en el territorio español o en frontera; esto quiere decir aeropuertos, puertos marítimos o fronteras terrestres. La gran mayoría lo piden cuándo ya están en el territorio, pero también hay muchas solicitudes en frontera, sobre todo ahora por la vía marítima: de entrada a las costas de Canarias o a las costas de España, o por la vía terrestre en Ceuta y Melilla.
Entonces, cuando la persona solicita asilo tiene una entrevista con un funcionario -normalmente la policía o de la oficina de extranjería- y se le pregunta por qué motivo está pidiendo asilo y si tiene alguna prueba, que normalmente no tienen (no es obligatorio, pero es recomendable). A partir de aquì se crea un expediente que se envía a Madrid, a la Oficina de Asilo y Refugio. Allí estudian el caso y hacen una resolución administrativa que se puede recurrir en el ámbito judicial.
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¿Cómo valoras la categoría legal de refugiado en España?
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La definición de refugiado que tiene España es la misma que la del resto de países occidentales, porque se basa en la convención de Ginebra de 1951 y a las directivas europeas. Pero, últimamente pueden quedar un poco desfasadas por el tema de los refugiados climáticos, que antes nadie se imaginaba y está empezando a pasar. Desde una óptica de derechos humanos, también tendrían que poder pedir asilo aquellas personas que no pueden volver a su país porque por la condición climática ya no pueden seguir subsistiendo.
Además, también se tendría que revisar la definición de refugiado en cuanto a motivos de extrema pobreza. Es decir, los motivos económicos no entran en la convención de Ginebra ni en las directivas europeas, ni en la legislación española. Evidentemente, abrir el asilo a cualquier tipo de motivo económico sería complicado, pero pienso que se tendría que tener en cuenta situaciones de extrema pobreza para abrir algo más la definición de refugiado.
pot quedar una mica desfasada pel tema dels refugiats climàtics, (...) també s’hauria de revisar la definició de refugiat pel que fa a motius d’extrema pobresa.
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¿Cómo describirías la situación de los derechos del colectivo LGTBI en el mundo y en Cataluña?
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En el mundo, creo que hay una tendencia a polarizarse. Hay un grupo de países que cada vez avanzan más con los derechos LGTBI y otro bloque de países que cada vez retroceden más, o que se mantienen en la homofobia de estado o en la persecución al colectivo por otros agentes no estatales. Además, entra un factor sociocultural en países que quieren separarse del bloque occidental y consideran que garantizar los derechos del colectivo LGTBI es una imposición occidental. Hay muchos países que quizás han sufrido la colonización, y también es comprensible que quieran separarse de todo el que es occidental, pero esto es a expensas del colectivo LGTBI de aquel país. Creo que esto es un problema bastante importante que se tiene que afrontar y que es un reto global. Hay muchos países donde todavía se persigue el colectivo y el primer reto global sería dar asilo a aquellos que marchan de aquellos países porque su vida corre peligro y no pueden vivir.
Fue un paso muy importante, ahora ha quedado un poco desfasada por varios motivos, y es importante que se actualice.
En Cataluña, se han conseguido muchos hitos en los últimos años. Se ha conseguido que tengamos una ley LGTBI propia, hace poco se ha aprobado la ley de Igualdad, de Trato y de No Discriminación, que también es en parte de aplicación a las situaciones de LGTBIfòbia. Es muy importante avanzar también en los derechos de las personas trans, ya que hay muchas comunidades autónomas que tienen una ley propia, pero Cataluña todavía no la tiene. Además, la Ley LGTBI de 2014 que teníamos, que fue un paso muy importante, ahora ha quedado un poco desfasada por varios motivos, y es importante que se actualice. Así como una demanda que llevamos haciendo hace mucho tiempo desde las entidades es que se realice el reglamento que desarrolle esta ley, que lleva también desde 2014 y todavía no se ha hecho. El reglamento es el documento en el que se desarrollan las prácticas de la ley, por ejemplo, el reglamento sancionador. Llevamos desde 2014 reivindicándolo y son deberes todavía pendientes.
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Y sobre el debate que ha habido con la ley trans, ¿cómo lo valoras?
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Desde el Observatorio, siempre hemos manifestado nuestro apoyo absoluto a la ley trans, imprescindible para poner fin a una discriminación histórica. Hemos apoyado a la plataforma trans a nivel estatal a la huelga de hambre que inició hace un mes, y que ya ha acabado porque se inició la tramitación parlamentaria. Por lo tanto, damos todo el apoyo a la ley que se está tramitando en el Congreso y creemos que es un trámite necesario para defender este colectivo.
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A la hora de reivindicar los derechos humanos, ¿crees que nos olvidamos un poco de la libertad sexual?
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Cada vez menos, pero sí. Los derechos de las minorías sexuales y de género fueron ignorados a comienzos del movimiento de los derechos humanos, después de la Segunda Guerra Mundial. Nadie lo pensaba porque eran directamente invisibles o discriminados. Poco a poco se ha ido utilizando el lenguaje de las plataformas jurídicas de derechos humanos para hablar de los derechos de las personas que pertenecen a minorías sexuales o de género.
Hemos avanzado más cada vez más. En el ámbito internacional ya hay algunos documentos como los principios de Yogyakarta, que no son un tratado internacional, pero es un documento que dice como los tratados que ya existen se tienen que aplicar a estas minorías. A nivel europeo, cada vez hay más instrumentos de jurisprudencia. Por ejemplo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tiene más sentencias que desarrollan los derechos de estas minorías. Es un camino muy largo y estamos al principio, pero creo que la tendencia es muy positiva.
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Como activista, haces un gran uso de las redes sociales. ¿Crees que se trata de una herramienta què puede ayudar o dañar más al colectivo?
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A nivel de colectivo, las redes sociales -en general, haciendo un balance- son una herramienta positiva, siempre democratizadora, donde todo el mundo puede decir lo suyo y donde se pueden visibilizar muchas situaciones que los medios tradicionales no hacen. Por ejemplo, muchas de las situaciones que tratamos en el observatorio nos llegan por redes, porque han discriminado a alguien. Lo ha colgado en el Twitter o en Instagram, se ha hecho viral y la situación tiene repercusión. También es un buen recurso para reivindicar, hacer campañas… Individualmente, como activista, lo utilizo para visibilizar lo que creo que es importante. Tengo un blog sobre derechos LGTBI, Triángulo Rosa, y a través del Twitter intento difundir el que escribo.
A nivel de colectivo, las redes sociales -en general, haciendo un balance- son una herramienta positiva, siempre democratizadora, donde todo el mundo puede decir lo suyo y donde se pueden visibilizar muchas situaciones que los medios tradicionales no hacen.
Evidentemente es una herramienta de doble filo, porque en las redes también se cometen muchos delitos de odio. No podemos evitar que cualquiera pueda utilizar las redes para transmitir estos discursos, que es la parte negativa.
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¿De donde surge la idea del libro?
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Siempre he querido escribir porque es una cosa que a me gusta y disfruto mucho, y además, tenía ganas de escribir ficción, pero lo encontraba muy difícil, no sabía muy bien qué escribir...Hice algún curso, alguna formación… Entonces, se juntó paralelamente con otro tema que como activista seguí con mucha preocupación: lo que pasó en Chechenia en 2017. Se dió una persecución muy grave contra el colectivo homosexual, donde incluso se hablaba de campos de concentración. Estaban deteniendo a mucha gente, había asesinados y torturas también. Recuerdo que como activista, me removía mucho que se estuviera hablando tan poco de esto. Nadie sabía qué estaba pasando. Entonces, primero, escribí en mi blog y en otros lugares donde escribía sobre lo que estaba pasando en Chechenia con el colectivo LGTBI. Se juntaron las dos cosas y pensé que era una buena oportunidad para dar salida a mis ganas de escribir algo de ficción y aprovecharlo para dar visibilidad a una cosa que ha pasado.
El resultado ha sido el libro, Eternos. Es en formato novela, pero el que hace se explicar una historia que está ambientada en la persecución que hubo contra el colectivo LGTBI en Chechenia. La historia no se dice que pase en ningún lugar concreto, y por tanto se podría situar en cualquier lugar, pero está inspirada un poco en cómo sería la historia de dos personas que se enamoran en un contexto como este, donde el amor de este tipo es perseguido.
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