• Julia Solórzano, alumni de Biología Humana, profesora de bachillerato en la Higlands International School (San Salvador, El Salvador)

Julia Solórzano Rivas terminó la licenciatura en Biología Humana en la UPF en 2010. Residente en Cataluña desde los diecinueve años, provenía de El Salvador. Cuando terminó la carrera, necesitaba renovar su permiso de residencia mediante un trabajo: "Entonces me fue imposible, ya que España entró en una fuerte crisis. En enero de 2011 ya volvía a mi país", explica.

De la Universidad tiene presente sobre todo el mar, cerca del campus; cruzar el Hospital del Mar, para ir a comer con las amigas; semanas intensas de exámenes, con pocas horas para dormir... "Pero todo valió la pena. Estoy muy agradecida a mi tutora, Meritxell Girvent, que estuvo a mi lado a lo largo de toda la carrera, y que me ayudó en momentos en los que quería tirar la toalla".

De vuelta a San Salvador (El Salvador) Julia hizo un postgrado en Formación Pedagógica, y después, gracias a una beca, se desplazó a la Universidad de I-Shou (Kaohsiung, Taiwán), donde se graduó en Medicina. Actualmente, en la capital salvadoreña, es la maestra titular de chicas de segundo año de bachillerato de la Higlands International School, donde imparte Biología y Química. Es la encargada del aula, así como del laboratorio de ciencia.

"Me apasiona la enseñanza. Mi reto principal y vital son mis alumnos, todos. Cada uno de ellos es importante y es crucial la forma en que los trate y les transmita la información, no sólo para que aprendan, sino para que la utilicen de una manera u otra a la vida. Si el conocimiento y mi persona trascienden en ellos, entonces sabré que lo he hecho bien", sentencia.

Y de hecho, está teniendo éxito en su propósito, como lo demuestra el premio que a principios de septiembre de 2020 recibió del Ministerio de Educación de El Salvador por las buenas prácticas pedagógicas durante la emergencia de la covid-19. Julia se encuentra entre los diez ganadores de este concurso, que le reconoce el reto de enseñar química y biología, sumado al compromiso de conseguir motivación entre sus estudiantes, que la impulsó a la búsqueda de nuevas herramientas digitales.

"Enseñar es tocar vidas, vidas en proceso de desarrollo y en las que puedes impactar"

"En las primeras semanas de confinamiento vi que con las clases en línea, si las hacía de la misma manera que las clases presenciales, no estaba llegando a mis alumnos". Y añade: "Mi objetivo era que todos aprendieran y que estuvieran motivados para hacer las clases virtuales. Probé nuevos materiales y metodologías y reaccionaron positivamente", asegura.

Las perspectivas de futuro de la Julia se centran en el campo de la enseñanza, a diferentes niveles, incluso el universitario, y no descarta volver a Barcelona: "Nunca se sabe... Probablemente, de vacaciones sí; pero no sé si para vivir". Para ella, enseñar es tocar vidas, vidas que están en proceso de desarrollo y en las que puede impactar.

Galería fotográfica

Julia Solórzano dando clases con sus alumnos y mostrando el diploma que recibió del Ministerio de Educación de El Salvador. En la última foto, con la ministra de Educación Carla Hananía, el viceministro de Educación y el Coordinador Ad Honorem de Educación