7. A fondo

20 años del programa de Voluntariado Lingüístico: una comunidad internacional unida a través de la experiencia UPF

En el año 2000 se puso en marcha el Voluntariado Lingüístico, un programa cultural impulsado y gestionado por la propia UPF, para acoger los estudiantes internacionales y mostrarles la variedad y la riqueza de la cultura, la lengua, la nación, el territorio y la gastronomía de Cataluña. Desde entonces, más de 14.000 estudiantes de todo el mundo han formado parte y han forjado un vínculo con la UPF, Barcelona y Cataluña que perdura una vez vuelven a sus países.

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“Antes del Erasmus, había oído hablar de la existencia de Cataluña y que los catalanes hablan su propia lengua, pero eso era lo único que sabía. Seis meses después, podía explicar muchísimas cosas", dice Polina Nenasheva. En enero de 2019, vino de intercambio desde San Petersburgo (Rusia) a la Universidad Pompeu Fabra para estudiar Ciencias Empresariales-Management. "Fue el primer lugar que consideré y, por alguna razón, me robó inmediatamente el corazón y decidí que no solicitaría ningún otro. En ese momento, no lo sabía, pero el destino me llevó al lugar adecuado", explica.

Polina Nenasheva a la escultura de la leona de Girona, durante una salida con el Voluntariat Lingüístic

Una vez en Barcelona, asistió a la sesión de bienvenida que la Universidad hace para los estudiantes internacionales. Allí, le hablaron "con tanta estima del programa de Voluntariat Lingüístic, sobre estudiantes que son una gran familia, que me ganaron el corazón. Sentí que había gente amable que quería aprender cosas nuevas e interesantes juntos, compartir sus emociones e impresiones y disfrutar de su tiempo en Barcelona y Cataluña y me apunté sin dudarlo", recuerda.

Desde que la UPF nació, hace treinta años, el número de estudiantes internacionales que vienen de intercambio ha aumentado exponencialmente año tras año. Durante 2019-2020, cerca de 1.900 estudiantes de todo el mundo la escogieron para hacer su estancia. Aunque, actualmente, la ciudad y Cataluña son bastante conocidas en el ámbito mundial, a mediados de los noventa, cuando el fenómeno Erasmus se empezó a generalizar, la realidad era muy diferente. "Nos encontramos con un problema lingüístico: cada vez había más estudiantes internacionales que levantaban el dedo y pedían que se explicara la clase en castellano porque no entendían el catalán", explica Albert Servitje, coordinador de los Servicios Lingüísticos y responsable del programa de Voluntariat Lingüístic. "Probablemente, la mayoría no habían sido debidamente informados, nadie se ocupaba de ellos y estaban enfadados", continúa.

Entonces, se dieron cuenta que había que hacer algo y que no bastaba de captar muchos estudiantes internacionales sino que, una vez ya estaban aquí, había que acompañarlos y ayudarlos. Por este motivo, se decidió establecer un plan con tres ejes: informarles sobre la Universidad y que se podían encontrar, antes de que vengan; formarlos con cursos gratuitos, una vez están aquí; y dinamizar lo que estaban aprendiendo. Esta tercera rama, se convirtió en el Voluntariat Lingüístic, un programa cultural institucional que tiene el objetivo de mostrar a los estudiantes de fuera la variedad y la riqueza de la cultura, la lengua, la nación, el territorio y la gastronomía de Cataluña, mediante actividades y salidas culturales. A diferencia de otros programas, es la propia UPF quien impulsa, gestiona y ofrece a sus estudiantes esta oportunidad de formarse con actividades de extensión universitaria.

En los 20 años del programa de Voluntariat Lingüístic se han hecho más de 600 salidas, una media de treinta cada curso, y han participado alrededor de 14.000 estudiantes de todo el mundo.

El acuerdo de la junta de gobierno del 17 de mayo del 2000 dio el disparo de salida y se puso en marcha el curso 2001-2002. Desde entonces, se han hecho más de 600 salidas, una media de treinta cada curso, y alrededor de 14.000 estudiantes de todo el mundo han formado parte del programa. En el año 2010, experimentó un gran salto cualitativo y se ampliaron el número y el tipo de salidas y este año, el 2020, el Voluntariat Lingüístic celebra su vigésimo aniversario acogiendo estudiantes internacionales y ayudándoles a vincularse con Barcelona, Cataluña y la UPF.

Cinco experiencias en primera persona

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Aprender a vivir como un “local de corto plazo”

Visita del Voluntariat Lingüístic en Andorra la Vella

"Ya había estado en Barcelona varias veces, pero vivir es muy diferente a ir de vacaciones", explica Mizan Rambhoros, que llegó desde Sudáfrica en julio de 2015 para comenzar su doctorado en el Departamento de Humanidades de la UPF. "Estaba decidida a sumergirme en la vida cotidiana de Barcelona, conocer la cultura social y espacial y el Voluntariat Lingüístic fue la oportunidad perfecta para mí", dice. Desde el primer momento, el programa intenta que los estudiantes se sientan parte de la sociedad catalana. "Yo siempre les digo que son locales de corto plazo, y les gusta mucho que les llamemos así porque les estamos diciendo que ahora son de los nuestros. Un turista se irá y se quedará con un conocimiento superficial, pero ellos no", explica Servitje.

Él es la cara visible del programa, quien se encarga de acompañar a los estudiantes y de organizar las salidas, desde el desplazamiento, hasta las actividades que se harán. Hace tiempo, decidió crear un hilo cronológico que permite a los participantes seguir y entender la historia de Cataluña desde el inicio hasta el momento actual y visitar los lugares más emblemáticos. "Como locales, deben haber ido a Montserrat, saber hacer pan con tomate, beber en porrón, visitado Girona...", dice.

El disparo de salida es a Empúries, donde descubren qué había antes de que Cataluña existiera, qué pueblos vivían y la romanización, entre otros. "Me ayudó a comprender la posición y la historia de Cataluña en España. Me ofreció la oportunidad de ver los escombros físicos de lo que estaba estudiando en clase, y eso me ayudó a comprender mejor la historia y la cultura", explica Lillian Wangler, estudiante estadounidense que fue en la UPF de abril en junio de 2016, estudiando la historia de la región mediterránea occidental.

La siguiente salida es a Ripoll, llamada la cuna de Cataluña, donde conocen la leyenda de Guifré el Pilos y, esa misma tarde, visitan el volcán de Santa Margarita, en Olot. También, recorren Banyoles, Besalú, Girona y Tarragona, entre otros e, incluso, van un fin de semana a esquiar a Andorra. "Hasta que encontré el programa, lo único que hacía los fines de semana era sentarme y leer artículos del máster. Apuntarme a las salidas me permitía ver otra parte de Cataluña y me ayudó mucho a estudiar, a estar más motivada", explica el Ay Muto, que vino desde Japón a la UPF el curso 2018-2019 a estudiar el máster universitario en Lingüística Teórica y Aplicada.

Ai Muto, de excursión a Montserrat con el Voluntariat Lingüístic

Gracias al Voluntariat Lingüístic, muchos estudiantes salen de los límites de Barcelona y descubren lugares que de otro modo hubieran pasado desapercibidos. Son, sobre todo, los estudiantes de grado que, por su edad, se atreven menos a hacerlo por su cuenta. "Cuando llegué, sabía que quería conocer varios lugares, atracciones, gastronomía ... Sin embargo, yo sola no habría visitado tantos lugares escondidos, bonitos e interesantes de Cataluña. Probablemente habría escuchado hablar sobre fiestas importantes y eventos internacionales, pero no habría podido celebrar como lo hacen los locales", dice Polina Nenasheva. En el caso de Carlos Andrés Barbosa, que vino en 2014 a hacer el Doctorado en Humanidades desde Colombia, fue el canal principal para conocer todo sobre Cataluña y "me motivó a hacer algunas excursiones por mi cuenta".

Cada sábado durante los diez que dura un trimestre, se organiza una salida, y se alternan las visitas fuera con las visitas a la ciudad. Los estudiantes descubren espacios como el Ensanche Modernista, el Palau de la Música, Montjuïc o el Tibidabo. "Todas las actividades son diferentes y cada una tiene su ambiente especial. Algunos recorridos están llenos de historia y cultura de Cataluña; en otros, nos familiarizamos más con las tradiciones; y en algunas principalmente hablamos entre nosotros y compartimos nuestros rasgos culturales e historias interesantes", explica la Polina. A veces, también se organizan entre semana, para que los estudiantes conozcan instituciones como TV3 o la Biblioteca Nacional de Cataluña.

Aparte de descubrirlos la historia, el Voluntariat Lingüístic también les brinda la oportunidad de conocer las tradiciones y la gastronomía catalanas.

Pero, aparte de descubrirles la historia, el Voluntariat Lingüístic también les brinda la oportunidad de conocer las tradiciones y la gastronomía catalanas. En octubre, celebran la castañada, con panellets, castañas y moscatel. "Me dicen: vi un cartel en el barrio donde ponía que hacían la castañada y no sabía qué era", explica Servitje. Hacen una salida al Penedès donde visitan una bodega: pasean por los viñedos y aprenden a beber en porrón. En otra ocasión, hacen un taller de pan con tomate. Y la última salida del primer trimestre en Girona, donde prueban los chuchos. "Asocian mucho darles a probar algo con un sitio", dice Servitje. "Pude experimentar Cataluña con todos mis sentidos: escuchar el lenguaje, oler y probar comida y bebida auténticos, ver obras de arte, tocar los edificios tanto de gente local como de grandes maestros... Conocí el espíritu del lugar y de la gente", valora la Mizan Rambhoros.

En el marco global cultural que se les quiere transmitir, también juega un papel muy importante la música. "Años atrás un estudiante me preguntó si había música en catalán, ellos no lo saben, y una nación sin música no es nada", explica Servitje. Por este motivo, cada martes reciben un correo electrónico con información sobre la próxima salida que incluye varias canciones, tanto actuales como más clásicas, vinculadas muchas veces con los lugares que se visitarán. "Les damos información sobre el lugar, por qué vamos, por qué es importante, enlaces de interés ... Así, los que no pueden venir, también pueden aprender", dice Servitje.

La experiencia también repercute en sus familias. "Muchos me cuentan que cuando los vienen a ver los llevan a lugares que han conocido y les explican su historia. Esto les hace sentir que no sólo están aquí respirando y estudiante sino que, realmente, los que se implican están viviendo aquí, formando parte de la sociedad y se enorgullece de poder hacer el papel de guía a familiares y amigos", dice Servitje.

Un espacio para crear una red de amigos

El Voluntariat Lingüístic es una historia de éxito. La mayoría de estudiantes valoran mucho el programa y consideran que da un valor añadido a su estancia. "El feedback es muy positivo y el programa aporta un plus de estimación y vinculación con la Universidad. Hay mucha gente que lo quiere mucho", dice Servitje.

Lukas Jungwirth (a la izquierda), de excurisó el Puigmal (Ripollès) con el Voluntariat Lingüístic

Para Lukas Jungwirth, que vino de Munich (Alemania), a hacer el máster universitario en Democracias Actuales: Nacionalismo, Federalismo y Multiculturalismo, "el Voluntariat Lingüístic te da desde el principio la sensación de formar parte de algo realmente especial. Es como una familia sin la que no quieres quedarte y disfrutas cada segundo de los viajes. No puedes esperar el próximo sábado". Aparte de todo lo que aprenden sobre Cataluña, la mayoría considera que el Voluntariat Lingüístic es el espacio donde pueden socializar y conocer gente de todo el mundo. Para Carlos, el programa fue un punto de contacto social y un medio a través del cual se pudo sentir en casa. "Dejar tu país de origen es un reto al principio, no conoces a nadie, hay que adaptarse a la cultura de acogida... El Voluntariat Lingüístic significó una diferencia enorme para hacer amistades y conocer mejor el lugar del mundo donde llegaba", dice.

"Mucha gente, cuando termina las clases, está esperando al día siguiente para ver gente. Las salidas hacen una diferencia enorme porque les interesa la actividad y, a la vez, poder estar con gente. Los ayuda a crear una red de amigos, necesaria para sentirse bien y como en casa en un lugar", dice Servitje. "Para mí el Voluntariat Lingüístic es particularmente valioso por su diversidad, porque une personas tan diferentes de todo el mundo en una gran familia", considera Polina Nenasheva.

Excursión del Voluntariat Lingüístic en Sant Cugat del Vallès

Una de las particularidades del programa es que los estudiantes descubren nuevas experiencias con personas que también las están viviendo por primera vez. "Tengo amigos catalanes que me han enseñado Cataluña, pero la experiencia Voluntariat Lingüístic está por encima de cualquier explicación y es genial. Es toda la experiencia al mismo tiempo. Desde la UPF se ocupan de todo y podíamos tener toda la información y los participantes aprendíamos juntos", dice la estadounidense Lillian Wagner.

La experiencia motivó, incluso, la tesis doctoral de Mizan, porque las relaciones que ella tejió con los estudiantes y la experiencia del programa, configuraron su geografía interior y la vincularon a mucho más que un sitio.

La experiencia motivó, incluso, la tesis doctoral de Mizan, porque las relaciones que ella tejió con los estudiantes y la experiencia del programa, configuraron su geografía interior y la vincularon a mucho más que un sitio. "Curiosamente, las geografías interiores son especialmente relevantes para los miembros del Voluntariat Lingüístic. Barcelona es a la vez un punto de transferencia, de interconexión, de conexión y de centralidad que está entrelazado con nuestros viajes, y también con las percepciones, los efectos y los afectos que tenemos o que tenemos cuando vivimos en la ciudad y cuando pasamos por ella", explica.

Internacionalizar los estudiantes catalanes sin salir de Cataluña

La otra rama del Voluntariat Lingüístic son las parejas lingüísticas, donde se aprovecha la enorme riqueza que supone tener tantos estudiantes de todo el mundo en la UPF. Están formadas por un estudiante, PAS o PDI catalán, por un lado, y un estudiante internacional, por el otro, con lenguas maternas diferentes que se encuentran para hacer un intercambio lingüístico y cultural. Hasta ahora, se han formado cerca de 7.000 parejas. "Me atrajo mucho esta oportunidad de poder practicar idiomas con una persona nativa en mi propia ciudad", dice Anna Marmol, estudiante del grado en Lenguas Aplicadas. Su pareja era de Estados Unidos y estuvieron quedando durante un trimestre una vez por semana como mínimo. "No sólo aprendí nuevo vocabulario, sino que me hablaba de la vida en su país, dándome a conocer aspectos de su día a día. Pude culturizarme sin ir a su país", explica. "La llevaba a visitar diferentes espacios de la ciudad y en cafeterías y restaurantes que me gustaban".

"Me atrajo mucho esta oportunidad de poder practicar idiomas con una persona nativa en mi propia ciudad"

En el caso de Nuria Capdevila, estudiante del grado en Traducción e Interpretación, su objetivo principal era "conocer una persona con una cultura, costumbres y modos de pensar completamente diferentes de los míos". Y lo consiguió gracias a una pareja lingüística de China. "Valoro la experiencia muy positivamente y, personalmente, repetiré, sin duda" y añade que una vez terminado el intercambio aún mantiene el contacto.

Los datos del curso 2019-2020 del Voluntariat Lingüístic

  • 312

    parejas lingüísticas

  • 345

    solicitudes de estudiantes internacionales

  • 365

    solicitudes de estudiantes catalanes

 
Perfiles de los participantes (en %)
Género de los participantes (en %)
 

El curso pasado, se formaron más de 300 parejas lingüísticas con idiomas tan diversos como el noruego o el chino. Hasta ahora, se han intercambiado hasta 17 lenguas diferentes, tanto mayoritarias como minoritarias. Oriol Espinosa, estudiante del grado en Humanidades, estaba estudiando inglés, noruego y francés. "La Universidad me ofrecía hablar con nativos y me pareció muy buena idea porque, además, les podía ayudar a conocer más la cultura y el país", explica. También Irene Vílchez, del doble grado en Traducción e Interpretación y Lenguas Aplicadas reconoce que el programa le ayudó a aprender nuevas culturas. Hizo tándem con una chica de Bucarest, e intercambiaron el rumano y el castellano. "Recuerdo especialmente un día que estuvimos hablando de costumbres que hay en Rumanía, España y Cataluña en Navidad, y se quedó de pasta de boniato cuando le expliqué que era el tió", dice.

"La Universidad me ofrecía hablar con nativos y me pareció muy buena idea para que, además, les podía ayudar a conocer más la cultura y el país"

Entre un 10 y un 15% de los estudiantes internacionales que piden una pareja lingüística, quieren aprender catalán. Y desde el Voluntariat Lingüístic, los alientan a hacerlo. "Nuestro objetivo no es que lo aprendan completamente, pero saber algunas palabras enriquece su experiencia porque les permite entender mejor y relacionarse con los locales", reconoce Servitje. La mayoría, vuelve a su país sabiendo decir algo. "Todavía no hablo bien el catalán, pero estoy contenta de que al menos lo puedo entender algo, responder algunas frases estándar y gritar con alegría buenos días a todos", dice Polina. En el caso de Carlos, él ya lo hablaba antes pero la experiencia le ayudó a mejorarlo. "Ahora, en Bogotá, sigo en contacto con la cultura catalana a través de la Comunidad Catalana de Colombia", explica.

Un sentimiento de pertenencia que los vincula con la UPF y la cultura catalana

Hace seis años, el Voluntariat Lingüístic inauguró su cuenta de Facebook. Hasta el momento, tienen más de 2.000 seguidores, que a menudo interactúan con las publicaciones y con las fotografías. Con motivo del vigésimo aniversario del programa, una cincuentena de estudiantes internacionales de diversos cursos, desde 2014 a la actualidad, procedentes de 30 países diferentes, han creado un álbum de fotos en esta red social en el que felicitan el programa y le desean una larga vida. "Los veinte años son una fecha especial y ha hecho sentir mucha gente que el programa todavía está" valora Servitje.

#followvlbackpack

Este solo es un pequeño gesto que muestra que, después de haber marchado a sus países, muchos estudiantes que formaron parte del programa quieren seguir vinculados. Otro, es la mochila. "Les damos una mochila del Voluntariat Lingüístic y nos envían fotografías viajando por todo el mundo con ella. Da una sensación de comunidad internacional unida a través del Voluntariat Lingüístic esparcida por todo el mundo", dice Servitje.

Hay estudiantes que, en ocasiones, han vuelto a Barcelona y se han unido puntualmente en alguna salida. Es el caso de Polina, que el curso anterior los acompañó al viaje a Andorra. "Me di cuenta de que la gente del Voluntariat Lingüístic cambia siempre, pero lo que los une permanece inalterado y que es un hogar donde siempre se es bienvenido, sin importar el tiempo que haya pasado", explica.

"Me di cuenta de que la gente del Voluntariat Lingüístic cambia siempre, pero lo que los une permanece inalterado y que es un hogar donde siempre se es bienvenido, sin importar el tiempo que haya pasado"

El Voluntariat Lingüístic los vinculará siempre con la UPF y la cultura catalanas, porque, una vez se van, el espacio que habían habitado, los profesores y muchos de los compañeros que habían conocido, quedan atrás, la ciudad cambiará, pero lo que han vivido gracias al programa perdura para siempre. "Aunque ahora nos encontramos lejos, tenemos la suerte que la amistad rompe cualquier distancia. Continuamos en contacto desde nuestros países de origen, manteniéndonos al día, animándonos, motivándonos y recordando los buenos momentos que hemos compartido en Barcelona con el Voluntariat Lingüístic. Cataluña siempre será el lugar donde "volvemos a", independientemente del lugar donde estemos", explica Mizan.