4. Calidoscopio

COVID-19: crónica de una comunicación no anunciada

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Gema Revuelta

Gema Revuelta, profesora del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud y directora del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad (CCS-UPF)

Al principio de la COVID-19, en los meses de enero y febrero, en Europa estábamos en la media parte del cuento de Pedro y el Lobo. No solo no conocíamos una epidemia similar a la actual, sino que además varias veces en este mismo siglo XXI algunos modelos matemáticos nos habían advertido de que el lobo podía venir (vacas locas-2000, SARS-2003, gripe aviar-2005, gripe A/H1N1-2009), pero el lobo al final no se había presentado. Por tanto, a la incertidumbre científica del momento -reflejada en estimaciones de riesgo muy dispares- debía añadirse el efecto que producen las experiencias pasadas sobre la percepción de la amenaza. Sea como fuese, la información que circuló mayoritariamente durante los dos primeros meses del 2020 acabó resumiéndose en dos mensajes: 1. Atención, hay una epidemia nueva, pero lejana y 2. No parece mucho más grave que una gripe. Por esa época, la comunidad científica entrevistada en medios o en redes apoyaba en su mayoría esta visión.

A principios de marzo, el ejemplo de Italia y la multiplicación de casos en diversas autonomías, nos indicó que el escenario había cambiado para nosotros. Comienza así una etapa de clara controversia que se plasma sobre todo en la comunicación. Las redes sociales y la representación gráfica del big data posibilitan que sectores políticos y líderes de opinión, utilizando la información de científicos de múltiples disciplinas (virólogos, matemáticos, epidemiólogos, informáticos, etc.), nos abrumen con impactantes gráficos que alcanzan con rapidez masas enormes de población ávida de información. Comparar (países con países, autonomías con autonomías) se convierte en el centro de los debates. Se añade, además, el efecto de otro fenómeno propio de este tiempo comunicativo: el de los bulos y falsas informaciones. Ante las grandes controversias generadas por unos y otros, las dudas sobre qué creer y a quién creer se disparan.

El efecto de otro fenómeno propio de este tiempo comunicativo: el de los bulos y falsas informaciones. Ante las grandes controversias generadas por unos y otros, las dudas sobre qué creer y a quién creer se disparan

A partir de la declaración del Estado de Alarma, el discurso oficial cambia radicalmente. En ese momento el mensaje pasaría a resumirse en: 3. La situación es muy grave, 4. Hay un objetivo colectivo: aplanar la curva. En el terreno de la comunicación, a partir de ese momento entran en escena nuevas voces que hasta el momento habían participado poco: las de los sanitarios. Profesionales médicos y de enfermería explican sus experiencias de primera mano, asustados ante la situación que empiezan a vivir y la que intuyen que se les viene encima. El impacto en la opinión pública es presumiblemente muy elevado, dado que es un clásico en estudios de opinión que estos se sitúan en el primer puesto en el ranking de profesiones que inspiran credibilidad. Las dudas, lejos de reducirse, aumentan, y la atención se va desplazando de un tema a otro: la situación de las UCIs y las residencias, la falta de respiradores y tests, las mascarillas.

En las últimas semanas, la situación sanitaria ha mejorado (5. hemos doblegado la curva es el mensaje más repetido) y eso probablemente ha relajado la necesidad de consumir información. Ahora el foco de la comunicación se ha desplazado hacia las medidas del desconfinamiento y a la preocupación por cómo será el futuro a corto y largo plazo (6. La nueva normalidad).

A lo largo de estos meses, nos hemos acostumbrado a la controversia y a utilizar múltiples fuentes y canales para obtener información

A lo largo de estos meses, nos hemos acostumbrado a la controversia y a utilizar múltiples fuentes y canales para obtener información. Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia percepción de la situación, dependiendo mucho de cómo y con quién compartimos información. Curiosamente, hay un repunte en el uso de la televisión, que según analistas no solo se debe al hecho de que estamos más horas en casa, sino también a que, para muchos, un informativo en televisión infunde más confianza que un mensaje de Twitter.

En estos momentos hay decenas de investigadores en todo el mundo analizando la comunicación de la COVID-19, pero habrá que esperar aún un tiempo para saber si hemos aprendido algo por el camino.